No hay nada más aterrador y estresante que sentir que una presencia extraña está siguiendo nuestros pasos.
Si a eso le agregamos como locación un tenebroso bosque, una linterna con una agonizante pila y el sonido de la noche, las pisadas sobre las hojas y una respiración agitada, el cuadro de terror se completa.
Debo admitir que hace mucho que no me considero un gamer habitual. Pero sí brinqué del susto muchas madrugadas jugando videojuegos como “Resident Evil”.
Juan Antonio Zertuche