Después de Guerrero y Veracruz, Nuevo León es el estado donde se han encontrado en el último año el mayor número de personas enterradas en narcofosas.

La cifra trágica ronda por las 100 personas, de las cuales la mitad siguen sin haber sido identificadas.

La narcofosa más grande fue la encontrada el año pasado en el municipio de García, en el Cerro del Fraile, donde se recuperaron restos de casi 60 personas.

El problema en Nuevo León es que lo encontrado sólo es la punta del iceberg.

Nos estamos volviendo a acostumbrar a la violencia. A convivir con ella, como algo de la cotidianidad.

El secuestro y muerte de un adolescente es un caso que en otros años, en otra época, hubiera provocado una gran indignación entre los regiomontanos para exigir a las autoridades mayor seguridad.

No pasó y seguramente no pasará nada.

No habrá marchas, no habrá protestas, ningún organismo reclamará a los gobiernos que están incumpliendo con la promesa de garantizar la seguridad de los nuevoleoneses.

Hasta hace algunos días el exmandatario Natividad González Parás no existía en el radar del gobernador Jaime Rodríguez.

Nati se la pasaba exiliado en su departamento en el St. Regis de la Ciudad de México, pero tranquilo con su empresa de relaciones públicas.

Pero algo pasó recientemente con González Parás para que “El Bronco” lo incluyera en su discurso y lo señalara como un corrupto que merece estar en la cárcel.

El gobernador Jaime Rodríguez hoy pagará el hecho de ser independiente en un país gobernado por partidos políticos.

Hoy en San Lázaro desfilarán gobernadores por el tema de la Ley de Seguridad Interior, que se analiza en el Congreso federal.

La Junta de Coordinación Política convocó a tres mandatarios para conocer su opinión sobre esta ley que busca regular la actuación del Ejército realizando tareas de seguridad pública.

La historia se repite. Es cíclica.

Hace 10 años se desató la guerra por la plaza de Monterrey cuando el Cártel de Sinaloa y el Cártel del Golfo se disputaron la ruta para traficar droga hacia los Estados Unidos.

La disputa dejó muchas víctimas, entre ellas, Marcelo Garza, el entonces director de la Agencia Estatal de Investigaciones, ejecutado en Plaza Fátima, en el municipio de San Pedro. O el Juez Ernesto Palacios, ejecutado cuando iba a bordo de su vehículo en Monterrey.

Hoy, como hace 10 años, la ciudad es disputada por los principales cárteles de la droga.