Si Gustavo Madero creyó que su presencia en la Cámara de Diputados habría de apuntalar la debilitada posición de Luis Alberto Villarreal como coordinador de la bancada panista, ciertamente logró todo lo contrario.
Y es que en lugar de que el presidente de Acción Nacional dijera que se investigaría lo denunciado, no solo fortaleció las sospechas, sino que además del atropellado espaldarazo y desagravio, vino a darles la razón a los que señalan que el PAN está secuestrado por una camarilla de unos cuantos.
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