Debo confesar que escribo desde la ignorancia. No tengo hijos y ciertamente la simple idea de llegar a serlo en estos momentos activa una serie de alarmas que, en conjunto, pueden abrumarme, como a muchos otros hombres.
La salida fácil es decir a los cuatro vientos que no estamos cerrados a la posibilidad de, pero eso solo reafirma la postergación del evento natural más trascendental en la vida del hombre (claro, esto también incluye el magnánimo y noble acto de la adopción).
Juan Antonio Zertuche