La prisión no es para siempre, dice un dicho en la cárcel, y varios de los narcotraficantes más peligrosos de México, así lo están demostrando. 

La eventual salida de Héctor “El Güero” Palma -programada para el 11 de junio- de la prisión federal de Los Ángeles, encarcelado desde hace 16 años en EU evidencia que “no hay plazo que no se cumpla”.

En Oaxaca, a la par de las acciones que ha realizado la dirigencia nacional del PRD para “blindar” a sus candidatos de posibles infiltraciones del crimen organizado en sus campañas, también se giró la instrucción para que todos los abanderados del Sol Azteca blinden su seguridad personal.

La recomendación emitida por parte del dirigente nacional de ese partido, Agustín Basave, es en el sentido de que todos los aspirantes de su partido a cargos de elección popular “extremen sus condiciones de seguridad”. 

El miedo es el factor común del proceso electoral que ya corre en 12 estados del país. Ninguna de las entidades donde en breve se renovarán gubernaturas, alcaldías y/o congresos locales se escapa a las denuncias de algunos aspirantes que temen por su vida. 

Amenazas de muerte, actos de intimidación y “persecuciones extrañas” abundan en los actos de campaña de al menos una veintena de aspirantes a un cargo de elección popular, en donde la principal amenaza proviene de grupos delincuenciales que también juegan a la política, en aras de conservar sus áreas de dominio.

El ex gobernador Fausto Vallejo Figueroa está de regreso en la vida pública de Michoacán. Sin importar los señalamientos que se le han hecho desde el Congreso local por su presunta responsabilidad en el desvío de más de 3 mil millones de pesos, el fallido gobernador ha comenzado a participar en eventos políticos.

Su supuesta cercanía –sobre la que han insistido algunos jefes de las autodefensas- con grupos del crimen organizado, es lo que ha hecho polémico el retorno del exmandatario a la vida política de la entidad.

Previo a la reunión plenaria de los obispos de la Conferencia del Episcopado Mexicano, en el seno de la Iglesia Católica mexicana se bullen ánimos diversos: para algunos, el encuentro será una oportunidad de reconciliación y unidad dentro de la cúpula clerical, en tanto que para otros no deja de ser una ocasión en donde los obispos saldrán como llegaron: rencorosos y divididos.