La ejecución del empresario y abogado Fernando López Salinas en pleno corazón del país, el viernes pasado, puso en jaque al Gobierno del Distrito Federal y su política de seguridad.
Y es que el asesinato se dio al más viejo estilo de los sicarios colombianos —en motocicleta y disparos a quemarropa— con la víctima presuntamente vinculada al crimen organizado.
Indigo Staff