No se trata solo del cambio climático, la realidad es que el mundo se enfrenta a una crisis de alimentos, consecuencia también de cambios demográficos, econonómicos y sociales.
La sequía e inundaciones, los patrones alimenticios cambiantes, así como la creciente migración campo-ciudad han vulnerado la producción.
Naciones Unidas asegura que se tendría que aumentar la producción hasta en un 70 por ciento para 2050, para empatar el creciemiento
poblacional.
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