Los precios mundiales de los alimentos suben a ritmos no vistos desde hace una década

Alimentos caros, población pobre, crisis mundial

Los altos costos de los alimentos y la escasa asequibilidad de estos derivan en que millones de personas padezcan hambre en el mundo, situación que se agravó con la pandemia por COVID-19

Mientras los precios mundiales de los alimentos suben a ritmos no vistos desde hace una década, la pérdida de ingresos de millones de personas alrededor del mundo continúa profundizándose.

La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés) alertó que en mayo se registró el mayor incremento desde octubre de 2010 al situarse en un promedio de 127.1 puntos en su Índice de Precios de los Alimentos, que representa 4.8 puntos más que en abril y 39.7 puntos más que en mayo de 2020.

Este índice toma en cuenta el costo de cinco productos: carne, lácteos, cereales, aceites vegetales y azúcar. Todos registraron incrementos en mayo de este año pero los más pronunciados se identificaron en los cereales, aceites vegetales y el azúcar, lo que provocó que el índice se disparara.

La FAO señala que el incremento en los precios ocurre pese a que la producción mundial de cereales se perfila a alcanzar un nuevo récord, que se cifra en aproximadamente dos mil 821 millones de toneladas, es decir, un aumento de 1.9 por ciento respecto a 2020 en gran medida impulsado por el crecimiento anual de la producción de maíz

En el caso de los costos del maíz, la FAO señala que a finales de mayo comenzaron a retroceder fundamentalmente por la mejora de las perspectivas sobre producción de los Estados Unidos.

El incremento de precios de los alimentos no es un fenómeno propio del 2021, desde el año pasado el Banco Mundial registró una subida de 14 por ciento en los costos de los alimentos, y ante este panorama recomendaba tres elementos principales para contener esta “grave situación”: permitir el libre flujo de los alimentos, reforzar la protección social y prevenirse ante los diversos impactos que pueda afectar la producción de alimentos.

Al señalar la necesidad de un cruce de fronteras con mayor libertad, el Banco Mundial dice que mantener el flujo abierto de los alimentos durante la pandemia, además de generar información transparente sobre el estado de los inventarios mundiales de los productos, evitaron pánico entre comerciantes.

Respecto a la protección social, el organismo financiero internacional explica que establecer apoyos monetarios a gran escala no será suficientes si estos son de corta duración, montos bajos y alcance limitados, por lo que recomienda aumentar la inversión en los sistemas de protección social y apoyarse de medios digitales para que las transferencias monetarias sean más eficaces.

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La FAO señala que el incremento en los precios ocurre pese a que la producción mundial de cereales se perfila a alcanzar un nuevo récord, que se cifra en aproximadamente dos mil 821 millones de toneladas, es decir, un aumento de 1.9 por ciento respecto a 2020 en gran medida impulsado por el crecimiento anual de la producción de maíz

El tercer pilar de las recomendaciones del Banco Mundial es que los países se preparen para potenciales amenazas a los sistemas alimentarios como fenómenos climáticos y enfermedades zoonóticas. Entre las medidas listadas se encuentra recuperar paisajes y diversificar los cultivos para mejorar la nutrición, reducir la pérdida y el desperdicio de alimentos, fortalecer cadenas de valor agrícolas y poner en práctica técnicas eficaces de agricultura climática inteligente.

Personas con hambre por falta de alimentos

En 2019 la Organización Mundial de la Salud (OMS) ya estimaba que 690 millones de personas pasaban hambre debido a, en gran medida, los altos costos de los alimentos y la escasa asequibilidad de estos. Pero con la ocurrencia de la pandemia por COVID-19 se preveía que 130 millones de personas más se integrarán a las filas del “hambre crónica” en todo el mundo.

Asia alberga el número más elevado de personas subalimentadas, con 381 millones, seguido de África con 250 millones y América Latina y el Caribe con 48 millones, de acuerdo con los cálculos de la OMS, que también estimó que para el 2030 más de la mitad de las personas que padecerán hambre en el mundo se localicen en África.

Además, el COVID-19 agravó las deficiencias de los sistemas alimentarios mundiales, entendidos como todas las actividades y procesos que afectan a la producción, la distribución y el consumo de alimentos.

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por ciento fue el aumento en el costo de los alimentos calculado en 2020 por el Banco Mundial

Pero el hambre no fue el único efecto adverso de la pandemia que obligó al paro de actividades económicas y medidas de confinamiento en casi todos los rincones del planeta, sino también elevó las brechas de desigualdad en prácticamente todos los países del mundo, una situación que no se había registrado en el pasado, señala OXFAM en su informe El Virus de la Desigualdad.

Se estima incluso que la crisis sanitaria y económica revierta los avances en reducción de pobreza que se alcanzaron durante las últimas décadas y cálculos prematuros señalan que el número de personas en situación de pobreza pudo haber aumentado entre 200 y 500 millones.

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