‘No quería… pero fue feliz’, madre en el regreso a clases
Luz Velázquez, madre de Nino, decidió llevar a su hijo a la escuela particular de la colonia Desarrollo Urbano Quetzalcóatl, en la alcaldía Iztapalapa, ante la incertidumbre de si habría clases en la escuela pública que asistía antes
David MartínezNino Martínez Velázquez, de cuatro años, se despertó temprano, desayunó y, por primera vez en más de un año y medio de pandemia de COVID-19, se comenzó a alistar durante la mañana para ir a la escuela por la tarde en este regreso a clases.
Él fue uno de los más de 24 millones de niños que regresaron a la escuela tras un ciclo escolar y medio de clases remotas por videoconferencia, según datos de Secretaría de Educación Pública (SEP) del Gobierno de México.
Su madre, Luz Velázquez, que vive en la colonia Desarrollo Urbano Quetzalcóatl, alcaldía Iztapalapa, en la Ciudad de México, cuenta que desde la semana pasada Nino se fue acostumbrando a la idea de ir a la escuela porque no quería regresar a las aulas.
El menor de edad ingresó a las 2:00 de la tarde a la escuela preescolar particular Andrea de Jesús, ubicada en la Desarrollo Urbano Quetzalcóatl, sin uniforme, porque se les dio la oportunidad de no comprarlo a los padres que así lo quisieran.
A la entrada del colegio le preguntaron a sus papás si el niño tenía algún síntoma, le tomaron la temperatura en la frente e ingresó a la aula de mano de su maestra.
Actualmente, la Ciudad de México se encuentra en semáforo epidemiológico naranja con menos de dos mil personas hospitalizadas por COVID y una tasa de incidencia menor al 50 por ciento.
La primera razón por la que tomaron la decisión del regreso a clases presenciales, es porque su hijo tiene problemas de lenguaje y tres especialistas han advertido que es por la falta de convivencia con otros niños: ya era necesario que retomara sus clases con otros alumnos.
“Todos a quienes les preguntamos nos dijeron que era por lo mismo, por falta de interacción social”, explica.
Y es que Nino ya perdió prácticamente dos ciclos escolares desde marzo de 2020: prefirieron no arriesgarlo y también a su madre se le dificultaba estudiar la universidad, y además conectarse de manera remota a las clases de Nino. Su padre trabaja en Puebla y solo viene los fines de semana, por lo que él no pudo ayudarlo a conectarse a sus clases.
El 30 de agosto fue un día especial porque Saúl lo pidió para acompañar a su pareja a llevar a su hijo a la escuela.
Durante el lapso de marzo de 2020 a este mes de agosto de 2021, cuenta Luz, ella trató de fijar horarios para enseñarle a Nino lo que no estaba aprendiendo en la escuela.
“Le compré libros didácticos y también le estaba enseñando sumas pero es difícil porque yo sé tratar con adolescentes, antes les daba cursos, pero es diferente porque también es tu hijo”, indica.
Lo llevaron a esta nueva escuela porque en la escuela pública Checoslovaquia, hasta el viernes 27 de agosto, no les decían a los padres si el consenso era que se tomarían clases en las aulas o vía remota.