Víctor y Víctor: Por fin puede besar al novio
A Víctor Fernando Urías y Víctor Manuel Aguirre les negaron su derecho a casarse en cuatro ocasiones. Su caso llegó hasta la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN).
Hoy, ya casados legalmente, estos dos hombres residentes en Mexicali, Baja California, sueñan con agrandar la familia que ya fundaron, con ayudar a los demás desde una asociación civil que buscan conformar y con educar poco a poco a su ciudad para transformarla en una más incluyente, más diversa.
Imelda Garcíahttps://www.youtube.com/watch?v=HECXGeXd5ZQ
A Víctor Fernando Urías y Víctor Manuel Aguirre les negaron su derecho a casarse en cuatro ocasiones. Su caso llegó hasta la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN).
Hoy, ya casados legalmente, estos dos hombres residentes en Mexicali, Baja California, sueñan con agrandar la familia que ya fundaron, con ayudar a los demás desde una asociación civil que buscan conformar y con educar poco a poco a su ciudad para transformarla en una más incluyente, más diversa.
Una acusación penal por padecer locura, otra por supuesta falsificación de documentos, el cierre del edificio del Ayuntamiento de Mexicali y una amenaza de bomba en ese inmueble, fueron algunos de los obstáculos que ambos tuvieron que sortear para poder estar juntos legalmente.
“Nos ha costado tanto trabajo, que casi se tiene que decir deletreado: e-s-t-a-m-o-s c-a-s-a-d-o-s”, dice Víctor, en entrevista con Reporte Índigo.
Durante un año y siete meses, tuvieron que utilizar todos los recursos legales de los que pudieron echar mano para poder casarse, ya que el Registro Civil de Mexicali se negó a realizar el trámite aun cuando la SCJN emitió una resolución obligando a las autoridades municipales a casarlos.
Ahora, con toda la experiencia que ganaron en su peregrinar hacia el altar, ambos hombres buscan apoyar a más miembros de la comunidad lésbico gay que quieran casarse, pero también a otros grupos de minoría social de su localidad, como las personas transexuales o transgénero, las sexoservidoras o los jóvenes que buscan definir su identidad.
Además, ambos tienen la firme convicción de que pueden poner un granito de arena en la transformación de Mexicali si se quedan a vivir ahí; quieren volverla una ciudad menos conservadora y más incluyente, más abierta.
“Se hace un parteaguas como pareja porque también, fíjate lo importante ahora de dirigirnos a la gente como ‘mi esposo’”, asegura Víctor Fernando.
“Ya nos hemos enfrentado a situaciones donde vamos caminando en la calle y él me presenta a gente que no me conoce y me presenta como su esposo. La gente sí se impresiona; pero es un trabajo que se tiene que hacer, la gente se tiene que educar, se tiene que acostumbrar”, opina.
Ellos buscan hacerlo sin estridencias y con su actuación del día a día.
“Es cuestión de que poco a poco lo vayamos haciendo, de una manera respetuosa y natural; porque entre más natural se lo hagamos saber a la gente, obviamente ellos lo van a sentir muy natural”, agrega Víctor Manuel.
La travesía de estos dos hombres ya provocó la transformación en el pensamiento de muchas personas en Mexicali y, con las parejas que van detrás de ellos, podrían lograr que se declare inconstitucional la definición de matrimonio como una unión exclusiva entre un hombre y una mujer, que actualmente rige en la ley estatal.
Ya otras 13 parejas del mismo sexo han solicitado al Registro Civil que les casen y, al no ser aprobado el trámite, han presentado amparos que esperan sean resueltos por juzgados federales en los próximos días.
Se requieren cinco amparos concedidos para que la Constitución se declare inconstitucional y se revierta la norma que impide estos matrimonios. Ya solo faltan cuatro para llegar a ese número.
La travesía de dos hombres valientes hacia el altar
Después de ocho años de relación, Víctor Fernando y Víctor Manuel decidieron, a mediados del 2013, que era momento de legalizar su unión y quisieron casarse.
En un principio, ambos pensaron en viajar al Distrito Federal para hacer el trámite. Sin embargo, un amigo los persuadió a que buscaran hacerlo en Baja California, la entidad donde ellos viven.
“Nos dijo que con un abogado lo podíamos hacer; así que empezamos a buscar quien nos ayudara”, recuerda Víctor Fernando.
Contactaron a Alex Alí Méndez, el abogado que ha sido pionero en el matrimonio igualitario en varios estados del país, y él les pidió que por el largo trayecto entre Mexicali y la Ciudad de México, buscaran a alguien que pudiera apoyarlos en su localidad y él los ayudaría a distancia.
Las estrellas se alinearon. Por los mismos días, José Luis Márquez, un abogado de Mexicali, había decidido que buscaría a una pareja homosexual para ayudarlos en el trámite. Todo se acomodó.
Comenzó entonces el vía crucis legal de Víctor Fernando y Víctor Manuel.
Era junio del 2013 cuando presentaron su solicitud para casarse. Acudieron a las pláticas prematrimoniales y prepararon todo; sus familiares viajaron a Mexicali y tenían lista la recepción y el festejo.
Se quedaron con todo preparado. Los acusaron de haber mentido al Registro Civil por, supuestamente, haber hecho la solicitud a nombre de un hombre y una mujer. Ellos demostraron que no fue así y que, desde un principio, los dos contrayentes dieron sus datos correctos.
El pretexto para negarles el derecho a casarse fue el artículo 7 de la Constitución de Baja California, donde se establece que el matrimonio es la unión, solamente, entre un hombre y una mujer y que está orientado a garantizar y salvaguardar la perpetuación de la especie.
Los abogados de la pareja buscaron entonces la protección de la justicia federal; su caso dio varios saltos en diferentes juzgados hasta que fue atraído por la primera sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
En junio del 2014, un año después, Víctor Fernando y Víctor Manuel recibieron el amparo de la Corte.
La primera sala del máximo tribunal votó por unanimidad el proyecto del ministro Jorge Pardo en el que se asentó que prohibirles el matrimonio “atenta contra la autodeterminación de las personas” y ordenó a las autoridades que debían casarles.
La resolución tardó en llegar hasta ellos unas semanas.
En septiembre de ese año, Víctor Fernando y Víctor Manuel acudieron al Registro Civil y solicitaron nuevamente realizar el trámite.
Ahora, el pretexto fueron algunas inconsistencias en sus documentos. Tampoco se realizó la unión.
Continuaron con los movimientos legales y en noviembre del 2014, las autoridades del Registro Civil y los novios fijaron una nueva fecha: su boda sería el 21 de noviembre.
Nuevamente, Víctor Fernando y Víctor Manuel prepararon todo y a la hora fijada llegaron a la oficina del Registro Civil, acompañados de familiares, amigos y activistas; en la entrada del Palacio Municipal se encontraron con un grupo de personas que rezaban el rosario, pidiendo que no se pudiera realizar el matrimonio.
Se escucharon sus plegarias. En la oficina del Registro Civil, nadie los atendió, nadie salió a decirles qué estaba pasando. Todos decidieron que no se irían de ahí hasta que alguien les explicara qué ocurría.
El pretexto esta vez era que las firmas de los testigos no empataban con las de sus identificaciones; alegaron, además, que había inconsistencias entre la CURP y el acta de nacimiento de ambos contrayentes.
Los novios y sus acompañantes decidieron permanecer en el lugar y solo lograron desalojarlos cuando los bomberos llegaron hasta ahí y los sacaron por una supuesta amenaza de bomba.
“No lo podíamos creer. Una persona de Protección Civil esbozó una pequeña sonrisa, un microgesto, que sabía perfectamente que no había ninguna amenaza de bomba; pero nos enseñó su celular con el mensaje del número de emergencia y él no pudo hacer nada, tenía que sacarnos”, recuerda José Luis Márquez, el abogado de la pareja.
Una vez que Víctor Fernando, Víctor Manuel y sus acompañantes salieron del edificio, las actividades se reanudaron en el Palacio Municipal. Nuevamente, se habían ido con las manos vacías.
Márquez presentó entonces una queja por el desacato en el que habían incurrido las autoridades de Mexicali, que estaban desobedeciendo el mandato de la Suprema Corte.
La respuesta del Gobierno municipal fue acudir a la estética de Víctor Fernando y Víctor Manuel a decirles que “ahora sí” todo estaba listo para casarlos.
Les ofrecieron todos los sábados de enero para realizar la boda. Ellos escogieron el día 10.
Días antes de esa fecha, una persona les llamó para prevenirlos de que en el Registro Civil intentarían boicotearlos diciendo que no habían acudido a las pláticas prematrimoniales, a las que fueron desde junio del 2013.
Para evitar problema alguno, Víctor Fernando y Víctor Manuel decidieron acudir nuevamente a las pláticas y ahí fueron rechazados por Angélica González de Meléndez, la mujer encargada de impartirlas.
“¿A usted no le importa la Suprema Corte?”, preguntó Víctor Fernando a la mujer.
Y ella contestó: “En la Suprema Corte son cinco, aquí somos toda una población”.
‘Ya estoy cansado’
Un día antes de la boda, González de Meléndez acudió a la Procuraduría de Justicia del Estado para denunciar a ambos jóvenes de padecer locura.
Las autoridades del Registro Civil recibieron la notificación de la denuncia y llamaron a Márquez, el abogado, para darle la noticia. Éste no lo podía creer.
“En ese momento yo estaba muy molesto, muy enojado. Agaché la vista y me empecé a frotar la frente. Me dio mucho coraje, tenía mucho coraje y me puse a llorar de impotencia de lo que estaba pasando. Yo le comenté (a la gente del Registro Civil) que lo que estaba sucediendo era inaudito, que no sabían lo que estaban haciendo.
“Me dio mucho coraje porque lo que vi es que podía venir una serie de pretextos; que después de resolver que no estaban locos, seguía decir que uno de los dos estaba casado en otro estado; luego que se viera que no, sería que uno de los dos tenía sífilis o hepatitis; después otra denuncia de que eran primos o menores de edad o de que ahora sí ya estaban locos”, recuerda Márquez.
El abogado abandonó la oficina del Registro Civil y fue a ver a Víctor Fernando y a Víctor Manuel a su casa, donde les contó lo que había pasado. Los dos se sintieron devastados “por la mala fe” de esa denuncia.
“Víctor ahora sí se soltó a llorar, de coraje, de decirme: ‘no, mi amor, ya estoy cansado, ya no puedo más’. ‘Es que están logrando su cometido contigo’, le dije, ‘eso es lo que quieren, que te canses, que nos vayamos a otro lado. ¿Y dónde está toda esa gente, esas parejas que vieron en nosotros una esperanza? No, yo no me puedo quedar en mi casa llorando’”, pensó Víctor Fernando.
Ambos se armaron de valor y decidieron que acudirían al día siguiente al Palacio Municipal para que no fueran acusados de no haber comparecido. Tenían todo listo otra vez. Y otra vez se quedaron con una fiesta preparada.
En la plaza principal, Víctor Fernando y Víctor Manuel se encontraron con un grupo de manifestantes que rezaban y llevaban pancartas contra su unión. Algunos usaban hasta cubrebocas e imágenes religiosas.
La respuesta de las autoridades fue extrema. Simplemente no les abrieron las puertas.
“Todo el edificio del Ayuntamiento estaba cerrado para nosotros. Y eso nos hizo constatar que detrás de todo estaba el alcalde, porque el único con la autoridad para cerrar todo el edificio es él”, dice Víctor Fernando.
El alcalde de Mexicali, capital de Baja California, es Jaime Rafael Díaz Ochoa, un conservador político del PAN que está envuelto en un escándalo debido a que aún no se divorcia de su esposa, Martha Suárez Anaya, y ya muestra abiertamente su relación con Sonia Carrillo, su secretaria particular.
Incluso, como consta en publicaciones de medios locales, Carrillo acompaña a Díaz en sus eventos públicos y la pareja acude junta a todos los actos sociales, a pesar de que Suárez ha argumentado legalmente que esto le causa un daño moral.
Víctor Fernando y Víctor Manuel se cansaron de tocar ese 10 de enero y se retiraron de lugar. Decidieron entonces, invitados por un amigo, viajar al Distrito Federal para dar más difusión a lo que les pasaba.
La ‘Lista Rosa’ que hizo temblar a todos
En la Ciudad de México la sociedad civil y grupos de la comunidad gay se involucraron aún más en el caso. A través de redes sociales, se dio vida al hashtag #MisDerechosNoSonLocura y se convocó a una movilización el 17 de enero en el Ayuntamiento de Mexicali para protestar por la actitud de las autoridades.
Se dijo que en ese evento se leería la “Lista Rosa”, un inventario en el que figuraban los nombres de varios políticos homosexuales “de closet”, algunos de ellos funcionarios de primer nivel, en vista de la cerrazón para casar a Víctor Fernando y Víctor Manuel.
“Y sabemos que son gays porque se acuestan con miembros de la comunidad gay, los íbamos a sacar del clóset”, comenta Armando Rodríguez, presidente del Comité del Orgullo Gay de Mexicali.
La manifestación comenzó ese sábado, 17 de enero, y hasta el lugar llegaron decenas de personas a apoyar a Víctor Fernando y a Víctor Manuel.
Ellos llegaron minutos después y, de inmediato, antes de iniciar el mitin, fueron llamados a la oficina del alcalde, Jaime Díaz, donde se les informó que la Procuraduría había desechado la acusación de locura y que en ese momento no había impedimento alguno para casarlos.
En privado, Jaime Díaz les pidió una disculpa y les ofreció casarlos en ese momento. Fue así que lograron concretar el trámite y fue el propio alcalde quien encabezó la ceremonia.
Finalmente, Víctor Fernando y Víctor Manuel se casaron en Mexicali, convirtiéndose en la primer pareja del mismo sexo en hacerlo, en Baja California.
“Como abogado, yo te puedo decir que los casaron porque la sanción que se venía de la Suprema Corte es muy fuerte. Al alcalde, al oficial del Registro Civil, al subdirector jurídico y al secretario del Ayuntamiento, pueden separarlos del cargo, inhabilitarlos e incluso, llevarlos a juicio y encarcelarlos.
“Pero de manera extraoficial se maneja que los casaron porque tenían miedo de la lista (…) De esa lista me leyeron un par de nombres y ¡Ufff! Hay señores que están casados y que sus esposas no lo saben; yo me sorprendí, de verdad, de los que me estaban diciendo, fulano, sutano, mengano, yo decía ‘¡No es posible!’”, comenta Márquez, el abogado de la pareja.
Así se consumó la boda de Víctor Fernando Urías y Víctor Manuel Aguirre, los pioneros del matrimonio igualitario en Baja California.
El asunto no quedará ahí. Los contrayentes y sus abogados darán continuidad a las acusaciones contra los funcionarios que desacataron la resolución de la Corte y llegarán, dicen, hasta las últimas consecuencias.
“Esto no para aquí; la Suprema Corte va a hacer su trabajo, los abogados están haciendo su trabajo (…) porque el acto se consumó, el delito se consumó, independientemente de que ya nos hayan casado”, dice el abogado.
Ahora, la lucha comenzará en otros frentes. La aventura de ambos apenas comienza.
Educar a la ciudad sin estridencias
Víctor Fernando y Víctor Manuel tienen claro que si quieren que su ciudad cambie, deben quedarse en ella y propiciar poco a poco una transformación.
Ambos, definen a Mexicali como una de las ciudades más conservadoras del país, donde las minorías son señaladas y el modelo de familia tradicional –papá, mamá e hijos- es el único visto con buenos ojos por la mayoría de la gente.
En este ambiente han crecido juntos Víctor Fernando y Víctor Manuel. Ambos son estilistas y comparten un negocio desde hace 10 años, la Estética Truccos, una de las más prestigiadas de la ciudad.
Uno de los episodios que pasaron durante su proceso para poder casarse, dicen, pinta a la ciudad de cuerpo entero.
El negocio de la pareja se encuentra en la avenida Reforma, una de las concurridas de Mexicali. Por ahí, cada 12 de diciembre pasan las peregrinaciones hacia la catedral para venerar la imagen de la virgen de Guadalupe.
Víctor Fernando cuenta que, en diciembre del 2014, esas peregrinaciones hicieron una escala frente a Truccos; se detuvieron a rezar con altavoces, ante la sorpresa de los clientes y de ambos estilistas.
“Nos decían ‘Que Dios los perdone, Dios los ama’; y nosotros estábamos llenos de trabajo, con muchas clientas. A unas les daba risa, a otras les daban nervios y nosotros les decíamos que estuvieran tranquilas, que mientras no entraran al negocio, hicieran lo que quisieran en la calle”, narra Víctor Fernando.
En Mexicali, afirma la pareja, viven decenas de personas homosexuales que viven una doble vida, lo que ha permitido que la ciudad siga con un pensamiento conservador.
“Yo creo que Mexicali es la ciudad, me atrevo a decirlo, creo que es la ciudad con el mayor número de hombres casados que son gays. Aquí es muy común que los homosexuales se casen, tengan hijos, una doble moral, y anden por fuera”, afirma Víctor Fernando.
“No les dejaron opción”, ataja Víctor Manuel, “hemos sido pocos los valientes que hemos enfrentado a nuestro estado en toda la palabra. Los hemos enfrentado porque ya veníamos destinados para esto, y Fernando y yo decidimos tomar el toro por los cuernos, sabiendo que es una sociedad megamocha”.
Su próximo sueño: formar una familia
Hoy Víctor Fernando y Víctor Manuel tienen muchos planes. Uno de ellos es tener hijos.
Es por eso que pretenden cambiar a la intolerante Mexicali. Quieren que su ciudad sea más abierta y más incluyente porque en ella vivirán con sus hijos.
“Queremos formar una familia. No conocemos todavía las vías y los caminos; sabemos más o menos a lo que nos vamos a enfrentar por la experiencia que tenemos de lo que vivimos, pero no pasa nada”, dice Víctor Fernando.
Víctor Manuel quisiera tener un niño, pero les han recomendado tener una niña para no alimentar el morbo de la gente y vayan a acusarlos hasta de abusar de él. A pesar de todo, quieren permanecer en su ciudad.
“Es que tenemos que educar y creo que una manera de educar es quedarte y ser fuerte. Porque yo no estaría aportando nada a la sociedad si me voy a vivir al DF, porque allá nadie te va a decir nada. No se trata de que nadie te diga nada, se trata de crear conciencia en el lugar en que estás y hacer conciencia en el entorno, cuidar el entorno donde va a crecer nuestro hijo, en entorno donde vamos a andar nosotros para poder brindarle una buena educación”, insiste Víctor Fernando.
Durante años, ambos hombres han colaborado económicamente con varios albergues, orfanatos y otras asociaciones civiles.
Ahora, la meta de ambos es ahora formar una asociación civil que fomente el tema de las familias homoparentales, aunque también les gustaría ayudar a otros sectores marginados, como las sexoservidoras o las personas trasexuales y transgénero.
Para ello, ya han contactado a sus amigos médicos, psicólogos y de otras profesiones para conformar un equipo multidisciplinario de apoyo.
¿Lo conseguirán? Seguramente. El proceso de su boda curtió a Víctor Fernando y a Víctor Manuel, hoy felizmente casados en Mexicali.
> El lunes se publicará en Reporte Indigo
la segunda parte de este reportaje: la historia de José Luis Márquez, el abogado heterosexual que defendió los derechos de Víctor Fernando y Víctor Manuel.