TLCAN: Lo difícil apenas viene

La duda ronda a las negociaciones del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN). El viernes pasado, el secretario de Economía, Ildefonso Guajardo, tuvo que declarar que “el TLCAN no se está tambaleando”. Se trata de una expresión pública del funcionario de más alto perfil del equipo negociador mexicano, el jefe político y la voz más evidente sobre este tema en todo el gobierno mexicano.

El escrito reflejó un inusitado tono diplomático que contrasta con los pronunciamientos iniciales del respresentante de Comercio de EU, Robert Lighthizer

La duda ronda a las negociaciones del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN). El viernes pasado, el secretario de Economía, Ildefonso Guajardo, tuvo que declarar que “el TLCAN no se está tambaleando”. Se trata de una expresión pública del funcionario de más alto perfil del equipo negociador mexicano, el jefe político y la voz más evidente sobre este tema en todo el gobierno mexicano.

En estricto sentido, el cometario de Guajardo fue una respuesta al posicionamiento de Robert Lighthizer, el representante comercial de Estados Unidos (USTR, por sus siglas en inglés), quien había dicho que la administración de Donald Trump espera realizar un cambio de fondo al TLCAN, no un cambio cosmético: “(el tratado) le ha fallado a muchos estadounidenses”, sentenció.

Si bien, analistas como Luis de la Calle, uno de los negociadores del TLCAN original, leyeron ese mensaje como una deferencia de Lighthizer hacia Trump; la tensión permanece como una condición inherente a un proceso de negociación que apenas comienza.

El domingo, Estados Unidos, México y Canadá emitieron una declaración trilateral sobre la conclusión de la primera ronda de negociaciones del TLCAN. El comunicado reflejó un inusitado tono diplomático que contrasta con los pronunciamientos iniciales de Lighthizer. Los tres países acordaron realizar un proceso de negociación acelerado, afirmando que existe un compromiso para alcanzar un resultado ambicioso y reconociendo “la importancia de actualizar las reglas aplicables al área de libre comercio más grande del mundo”.

Sin embargo, detrás de la coordinación persiste un contexto que difícilmente podría catalogarse como favorable. En primera instancia, la inestabilidad política que rodea a la administración de Trump representa un factor de incertidumbre perenne. La salida del jefe de estrategia de la Casa Blanca, Steve Bannon, un hombre vinculado al ala ideológica del nacionalismo económico, es el ejemplo más reciente de lo que la prensa crítica denomina “el caos de la Casa Blanca”. El presidente Trump, necesitado de una victoria política antes de las elecciones intermedias de noviembre de 2018, podría utilizar la cancelación del TLCAN como una ficha de cambio para satisfacer a su base electoral.

En México, se reconoce ampliamente que la supervivencia del TLCAN no está asegurada. Prueba de ello es que Moisés Kalach, el jefe comercial del Consejo Coordinador Empresarial y una de las figuras de apoyo al gobierno más visibles del sector privado, dijo recientemente a la agencia Bloomberg que salir del acuerdo no sería el fin del mundo para México: “Sería la pérdida de un instrumento de mucho valor, sería un golpe fuerte para México, un golpe no deseado, pero tendríamos que salir adelante”.

En teoría, la primera ronda de la negociación sirve para acordar temas de agenda y para que todas las partes realicen posicionamientos básicos. No obstante, a los ojos del consenso de analistas, hay dos elementos que pudieran ofrecer señales sobre la complejidad de las fases de negociación subsecuentes.

La primera, el golfo de realidad entre el deseo, particularmente de la delegación mexicana, de concluir las negociaciones de manera expedita y el laberinto en el que pueden convertirse temas complejos como la eliminación del Capítulo 19 o el incremento de las reglas de origen.

La segunda, el papel que juegan las filtraciones sobre el avance de la negociación desde una etapa tan temprana.

En palabras de Luis de la Calle, la tensión comenzará a crecer. Lo difícil está por venir.

El mito del fast track

Los socios del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) emitieron una declaración conjunta donde pactan una “amplia y acelerada” renegociación, que a la luz de la falta de acuerdos, al finalizar la primera ronda parecería una postura contradictoria.

El mismo presidente del Consejo Coordinador Empresarial (CCE) y del Consejo Consultivo Estratégico de Negociaciones Internacionales (CCENI), Juan Pablo Castañón admitió que no será sencillo encontrar una solución.

Los temas en los que no se llegó a un consenso en el encuentro que concluyó el domingo fue el déficit comercial de Estados Unidos con México y las reglas de origen para que la cadena productiva esté en la región de Norteamérica.

Por lo anterior, se anticipa un proceso difícil para concretar la modernización del pacto comercial.

Filtraciones: síntoma de tensión

En política, las filtraciones a la prensa son utilizados como instrumentos de poder para presionar a rivales o para avanzar agendas específicas. En el caso de una negociación comercial, las implicaciones pueden ser más peligrosas.

En la primera ronda de la negociación del TLCAN, aparentemente la que implica menos roces y más cooperación entre las distintas delegaciones, se han filtrado detalles que serán claves para un proceso cuya fecha de terminación aún es incierto.

Una fuente con acceso a las negociaciones dijo al diario Reforma que Estados Unidos pretende deshacerse del Capítulo 19 del tratado, en el que se estipula el mecanismo de resolución de controversias.

La administración de Trump considera que el uso de un panel binacional que trascienda a las cortes domésticas para resolver disputas comerciales es una afrenta a su soberanía.

Históricamente, éste ha sido un punto de tensión en la relación comercial de Estados y Canadá. De hecho, representa la línea roja más visible de los canadienses, quienes han dicho que la supervivencia del TLCAN está condicionado a la del Capítulo 19.

México también ha insistido en la conservación de este mecanismo de resolución de controversias, pero lo ha hecho de una manera menos visceral que Canadá.

En cualquier negociación, los expertos recomiendan iniciar con los temas más fáciles, o bien, en los que existe el mayor consenso. La filtración pone sobre la mesa un tema de profundo disenso desde el inicio del proceso de negociación. Será el elefante en la habitación.

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Lo que sigue por Lourdes González

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