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Industria cervecera: Resolución ‘oscura’

El jueves 11 de julio la Cofeco hizo un anuncio que muchos festejaron: una supuesta apertura en el mercado de la cerveza. 

Sin embargo, ahora se sabe, parte de esa resolución fue censurada y permanece en secreto de parte de la Comisión Nacional de Competencia (Cofeco) 

Armando Valenzuela, director general de SAB Miller México, declaró en entrevista a Reporte Indigo que dicha decisión, además de favorecer el monopolio cervecero, se emitió en condiciones irregulares y poco claras.

"La autoridad tuvo que haber sido autoridad y no un tomador de notas, ese es el problema, son tan fuertes estas compañías y tienen tanta influencia en todo el sistema de México que la Cofeco actuó como un tomador de notas"
Armando ValenzuelaDirector general SAB Miller México
"Hay estados como en el norte del país donde las cerveceras controlan el 90 por ciento de los permisos y en muchos de ellos, por ley, no pueden ser los dueños, inclusive es ilegal, el que debe ser dueño del permiso es el detallista, el dueño del changarro"
"La comisión no me puede dar información porque es confidencial, ya le pedimos clarificación, y no nos la quieren dar"
http://www.youtube.com/watch?v=RzU3pUrbPN4

El jueves 11 de julio la Cofeco hizo un anuncio que muchos festejaron: una supuesta apertura en el mercado de la cerveza. 

Sin embargo, ahora se sabe, parte de esa resolución fue censurada y permanece en secreto de parte de la Comisión Nacional de Competencia (Cofeco) 

Armando Valenzuela, director general de SAB Miller México, declaró en entrevista a Reporte Indigo que dicha decisión, además de favorecer el monopolio cervecero, se emitió en condiciones irregulares y poco claras.

“Nosotros, como denunciantes, no recibimos copias de la resolución de la Cofeco hasta dos días después”, dijo Valenzuela.

“Es una resolución con más de 90 páginas, con un lenguaje complicado, no es directo, el 30 por ciento del contenido del documento está tapado, no lo podemos leer porque es confidencial”.

Valenzuela denuncia que después de un proceso de más de tres años en los que Miller proporcionó evidencia de las prácticas monopólicas de Femsa y Modelo –que ahora son de propiedad extranjera– la Cofeco negoció una resolución para favorecer sus intereses.

“Se sentaron (Heineken y Ab-Inbev), decidieron qué es lo que estaban dispuestos a abrir y le pusieron su propuesta a la Cofeco en la mesa y la Cofeco la tomó tal cual y emitió su resolución”, explicó el director de Miller.

Como resultado, el día en que se publicó el aviso oficial por parte de la Cofeco, los comunicados de prensa de las cerveceras dieron a conocer más información sobre las nuevas reglas del mercado que habían sido pactadas. 

Es decir, no fue la autoridad, sino las empresas las que difundieron el contenido de la resolución.

Pero eso no es todo, ante las cámaras de Reporte Indigo, el director de Miller denuncia otras regularidades que se desprenden de las decisiones de la Cofeco.

Contratos de exclusividad en la opacidad, el monopolio de los permisos de la venta del alcohol, y una apertura simulada son algunos de las problemáticas que señala. 

La mafia de las licencias

Además de avalar los contratos de exclusividad, en su resolución la Cofeco respaldó el control de los permisos de alcoholes por parte de las cerveceras.

El organismo oficial argumentó que benefician el crecimiento de la industria.

Pero según Valenzuela, esto no es necesariamente cierto. 

Y es que el Gobierno, quien controla los permisos de venta de alcohol, ha otorgado alrededor del 90 por ciento de las autorizaciones a Heineken y Ab-Inbev con la posibilidad de que impongan sus propias condiciones.

El directivo de Miller explicó cómo los comerciantes que se acercan a las autoridades para solicitar una licencia de alcoholes son remitidos directamente a las cerveceras, quienes los obligan a firmar pagarés. 

Además, a los pequeños detallistas se les imponen condiciones para obtener el permiso que benefician directamente a las empresas extranjeras.

“Hay estados, como en el norte del país, donde las cerveceras controlan el 90 por ciento de los permisos y en muchos de ellos, por ley, no pueden ser los dueños, inclusive es ilegal, el que debe ser dueño del permiso es el detallista, el dueño del changarro”, dice Valenzuela. 

Por disposiciones legales, los propietarios de las licencias deben ser los mismos vendedores, pero en la práctica los verdaderos dueños son los productores de cerveza, que controlan el 98 por ciento del mercado.

Al mismo tiempo, la supuesta ayuda económica que otorgan las cerveceras son simplemente préstamos que los comerciantes deben pagar de sus márgenes de ganancia, a cambio de esclavizarse con la marca, por lo que los beneficios que argumenta la Cofeco han sido cuestionados.

Apertura a medias

La Cofeco dejó abierta la puerta a malos 
manejos en temas como las exclusividades con las que cuentan las empresas dominantes

La información que se ha dado a conocer de la resolución, misma que sirvió para que la Cofeco se diera unas palmadas en la espalda, pareciera una cortina de humo y no abre el mercado.

“Se va abrir el 75 por ciento de las cuentas, pero sólo en algunos subcanales”, indicó Valenzuela. 

Y es que lo único que abre la resolución son los restaurantes, el segmento de mercado con menores ventas debido a que la gente visita estos establecimientos principalmente para comer.

En ese sentido, las tiendas como Oxxo, Extras y Modeloramas no son abordadas por la resolución, sus contratos de exclusividad permanecen vigentes y avalados.

Del pequeño porcentaje que se comprometen a abrir, Heineken y Ab-Inbev tienen la oportunidad de quedarse con los convenios de exclusividad que se encuentran vigentes hasta que expiren. 

Sin embargo, esto parece ser un terreno no muy claro.

Y es que, dichos contratos de exclusividad, actualmente no existen oficialmente.

Debido a la ilegalidad de pactar contratos de exclusividad, en la práctica este tipo de arreglos se realizan de manera oral. 

Y ahora que cuentan con el aval de la Cofeco, se les otorgó a las cerveceras 90 días para plasmar en documentos sus compromisos de palabra, que nadie conoce.

Al no tener un listado de las exclusividades, comentó Valenzuela, las empresas pueden decidir el contenido de los contratos que incluye el periodo de vigencia que la Cofeco aceptó que se debe respetar. 

En otras palabras, las cerveceras pueden determinar hasta cuándo mantienen vigentes los contratos de exclusividad.

“Le da a las cerveceras (la Cofeco) la oportunidad de que todos los convenios de exclusividad vigentes, o que van a estar vigentes de aquí a los siguientes 90 días, ellos puedan continuar con la exclusividad –como si no hubiera habido resolución– hasta que expiren”, explicó.

La resolución es tan vaga que no define términos claves como lo que se debe entender como un “centro de consumo” al que se le deben aplicar las disposiciones de la Cofeco.

El resultado es que, tanto las partes interesadas como los consumidores, no saben cuáles van a ser las nuevas reglas de la industria, ya que los monopolios extranjeros tienen el poder de cambiar el sentido de la resolución como mejor les parezca.

“La comisión no me puede dar información porque es confidencial, ya le pedimos clarificación, y no nos la quieren dar”, afirmó el director general de Miller México.

Como no se puede acudir ante la institución reguladora para pedir explicaciones, Armando Valenzuela comentó que a través de informes extraoficiales la empresa se ha enterado que las disposiciones de la resolución sólo son obligatorias durante un periodo de cinco años.

“En cinco años ellos (Heineken y Ab-Inbev) tienen la prerrogativa de decir: “sabes qué, me hago para atrás, porque yo dije que me comprometía durante cinco años”. 

“La autoridad tuvo que haber sido autoridad, y no un tomador de notas, ese es el problema, son tan fuertes estas compañías y tienen tanta influencia en todo el sistema de México, que la Cofeco actuó como un tomador de notas”.

El monopolio de los extranjeros

El atractivo del mercado nacional de la cerveza ha sido una gran tentación para los extranjeros. 

México ocupa el lugar número 6 en consumo de cerveza en el mundo, y actualmente su mercado es controlado por Heineken y Ab-Inbev.

La incursión de los extranjeros responde a una táctica comercial de expansión. Además de ser uno de los mayores consumidores globales, México es el cuarto país con mayor crecimiento proyectado para la industria.

Cada día hay más jóvenes que cumplen los 18 años, la edad legal que marca la mayoría de edad y permite el consumo de cerveza. Debido a nuestra pirámide poblacional, Valenzuela afirma que México es un país de jóvenes donde por cada bebé que nace, existen dos personas que cumplen la mayoría de edad.

Los datos contrastan con países como Estados Unidos o algunos europeos, en donde se tiene esperado que el consumo de cerveza disminuya. Las cerveceras que luchan frente a grandes competidores en estos lugares buscan mercados como el mexicano o brasileño, para expandir sus operaciones.

Al final, el mercado de la cerveza en México es controlado por dos empresas extranjeras que controlan los antiguos monopolios de Femsa y Grupo Modelo.

¿Y las artesanales?

Parte esencial del anuncio de la Cofeco se centró en la apertura del mercado para las cervezas artesanales. El problema es definir qué es una cerveza artesanal.

Ante promesas de impulsar el desarrollo de las cervezas artesanales, la Cofeco no definió lo que se debe entender por dicho término. Representantes de los productores artesanales han denunciado que la omisión de las autoridades abre las puertas para que los consumidores puedan ser engañados. 

Lo anterior se debe a que se mantiene la posibilidad de ofrecer cerveza de gran escala de producción como si fuera artesanal, cuando el proceso, el cuidado, los ingredientes y el producto final son diferentes.

A pesar de que la Cofeco anunció que los productores de cerveza artesanal serían los más grandes beneficiados, empresas como Minerva y Primus han declarado que la resolución mantiene un mercado cerrado a la competencia.

“A los cerveceros artesanales nos abren los bares, restaurantes y cantinas, pero nos dejan fuera de otros puntos como hoteles, así que la verdad es una apertura con limitaciones y condicionantes que no eliminan los contratos de exclusividad”, declaró Jesús Briseño, director general de Cervecería Minerva y presidente de la Asociación Cervecera de la República Mexicana (Acermex) mediante un comunicado.

La ley prohíbe, la Cofeco permite

La Ley Federal de Competencia Económica en México prohíbe de manera expresa todos los monopolios que impidan la competencia, mientras que la Cofeco avaló el uso de contratos de exclusividad a empresas extranjeras en mercado cervecero.

La ley establece que los contratos que obliguen a las personas a no comercializar ciertos productos o adquirirlos de manera forzada, conforman una práctica monopólica que empresas como Miller México, denunciaron ante la Cofeco.

Sin embargo, la autoridad avaló los contratos de exclusividad que obligan a los comerciantes a no solo adquirir los productos de Heineken y Ab-Inbev, sino a rechazar a cualquier otra empresa que quiera venderles su marca de cerveza.

De acuerdo a la ley, los contratos de exclusividad no solo son ilegales, sino que además no obligan a los contratantes a cumplir con las prácticas monopólicas. Por su parte, las empresas que incurran en este tipo de actividades, son acreedores a multas y posible responsabilidad penal.

Los contratos de exclusividad que se han pactado se realizan de manera oral y ambigua, pero con la resolución de la Cofeco se les otorga la posibilidad de hacerlo por escrito, y con la protección de las autoridades.

De acuerdo a declaraciones del director de Miller México, las cerveceras han argumentado que sus operaciones no consolidan un monopolio porque existe otro competidor rival que posee parte del mercado. Sin embargo, el mercado de la cerveza en México está dividido por regiones. A pesar de que son dos grandes competidores, existen regiones donde solamente una empresa controla casi el 90 por ciento de la venta.

Entre fusiones 
e inconformidades

1890: La Cervecería Cuauhtémoc es fundada en Monterrey, Nuevo León

1925: La Cervecería Modelo es fundada en la Ciudad de México

1933: Modelo comienza a exportar sus productos a Estados Unidos

1935: Modelo adquiere la Compañía Cervecera de Toluca y México (dueña de la marca Victoria)

1936: Las familias fundadoras de Cervecería Cuauhtémoc fundan Valores Industriales S.A. (VISA) para controlar las acciones de Cervecería Cuauhtémoc y Fábricas Monterrey S.A. (Famosa)

1954: Modelo adquiere la Cervecería del Pacífico (Sinaloa) y la Cervecería La Estrella (Guadalajara)

1954: Cervecería Cuauhtémoc adquiere la productora de la cerveza Tecate (Baja California)

1960: Modelo adquiere la Cervecería Modelo del Noroeste (Sonora)

1985: VISA adquiere la Cervecería Moctezuma (Veracruz)

1988: Cervecería Cuahtémoc y Cervecería Moctezuma se fusionan para formar Cervecería Cuauhtémoc-Moctezuma

1988: Fomento Económico Mexicano S.A. (FEMSA), subsidiaria de VISA, es constituida para administrar las operaciones de bebidas de la empresa

1993: Anheuser-Busch (AB) adquiere el 17.7 por ciento de las acciones de Grupo Modelo por 477 millones de dólares

1994: La cervecería canadiense John Labatt Limited adquiere una participación del 30 por ciento de FEMSA Cerveza

1996: AB aumenta su participación en Grupo Modelo a un 37 por ciento de sus acciones

1998: AB aumenta su participación en Grupo Modelo a un 50 por ciento con una compra valorada en 556 millones de dólares

2004: FEMSA Cerveza compra la participación del 30 por ciento propiedad de John Labatt Limited

2004: Miller Trading Co., subsidiaria mexicana de SABMiller, interpone una demanda ante la Comisión Federal de Competencia (CFC), argumentando la existencia de prácticas monopólicas relativas en el mercado de distribución y comercialización de cerveza en envase cerrado

2007: La CFC emite una resolución respecto a su investigación del mercado cervecero, calificando a Grupo Modelo y Cervecería Cuauhtémoc-Moctezuma como responsables de prácticas monopólicas relativas. Sin embargo, las compañías diluyeron el fallo al exigir la ampliación del mercado relevante con la inclusión de los productos alcohólicos premezclados

2008: La cervecería belga-brasileña InBev adquiere AB (y con ella su participación en Grupo Modelo) a un precio de casi 52 mil millones de dólares, convirtiéndose en AB-InBev

2010: FEMSA le vende Cervecería Cuauhtémoc-Moctezuma a Heineken International a cambio de una participación del 20 por ciento en Heineken

2010: SABMiller interpone una segunda demanda ante la CFC, argumentando la existencia de prácticas monopólicas relativas en la distribución, comercialización y venta de cerveza

2013: AB-InBev adquiere el casi 50 por ciento de las acciones de Grupo Modelo que no poseía, completando su adquisición de la compañía en una operación valorada en aproximadamente 20.1 mil millones de dólares.

2013: La CFC resuelve la investigación del mercado cervecero lanzada en el 2010, negociando con las cervecerías los términos a cambio de no imponerles un castigo

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