El imperio contraataca
La industria refresquera encontró un modo más elegante y auténtico para dar la batalla en la reforma fiscal.
En lugar de pelearse de frente contra la industria galletera y de dulces, que no verían gravados sus productos en la propuesta de Enrique Peña Nieto, lo hicieron a través de las tienditas de la esquina.
La Alianza Nacional de Pequeños Comerciantes (Anpec) presentó ayer una propuesta a la Secretaría de Hacienda para que los impuestos a las bebidas azucaradas afecten también a todos los alimentos endulzados, no solo a los refrescos.
Peniley Ramírez
La industria refresquera encontró un modo más elegante y auténtico para dar la batalla en la reforma fiscal.
En lugar de pelearse de frente contra la industria galletera y de dulces, que no verían gravados sus productos en la propuesta de Enrique Peña Nieto, lo hicieron a través de las tienditas de la esquina.
La Alianza Nacional de Pequeños Comerciantes (Anpec) presentó ayer una propuesta a la Secretaría de Hacienda para que los impuestos a las bebidas azucaradas afecten también a todos los alimentos endulzados, no solo a los refrescos.
La propuesta fue anunciada por el líder de esta organización, Cuauhtémoc Rivera en una conferencia de prensa.
El planteamiento de gravar también los dulces y las galletas significaría 500 millones de pesos más al año que la propuesta impulsada por el gobierno de Peña Nieto dentro del paquete fiscal.
Esto confirma que, en efecto, el mayor consumo es de refrescos, cuyo impuesto de un peso por litro significarían 12 mil 500 millones de pesos para la economía, cifra menor respecto a otras recaudaciones presentadas en la propuesta fiscal.
Para las refresqueras, que suba el precio de estas bebidas podría representar una merma en sus ventas, que en México significan 163 litros por persona por año.
Para las tienditas, la baja sería en sus ventas directas, ya que la mayoría están ubicadas en zonas de ingresos medios y bajos, donde se concentra la población con más alto consumo de bebidas azucaradas.
Campaña gratuita para las refresqueras
Las refresqueras eligieron bien su lado del ring. Según testimonios recogidos por Reporte Indigo en la Ciudad de México, en su distribución de productos en esta semana repartieron, junto con el surtido de mercancías, carteles en contra de los impuestos a sus bebidas.
Los carteles son todos iguales, no tienen la firma de ninguna organización, están impresos en un fondo negro y colocan como imagen una botella de Coca-Cola sin logos, de la que solo se distingue su silueta.
En letras grandes impresas en los mismos tonos blanco y rojo que usa la marca, dice en mayúsculas: “Esta tienda y sus clientes decimos no a otro impuesto al refresco y bebidas azucaradas. Nuestros negocios están en riesgo”.
Para colocarlos solo les bastó decir a los dueños de las tienditas que este era “el cartel de esta semana” como han hecho usualmente con sus publicidades.
Una vez colocada la pancarta, les pidieron a los dueños que firmaran un formato en contra del aumento que se pretende aprobar dentro del paquete fiscal.
“Firmabas si querías, ellos no te obligaban, pero nosotros sí estamos preocupados de que nos va a bajar la venta si suben (el precio de) la Coca”, dijo Berta Suárez, quien tiene una tienda en la colonia Roma.
La estrategia surtió efecto. La Anpec presentó ayer una petición de que se graven todos los productos azucarados. La propuesta iba respaldada por las firmas notariadas de 1.2 millones de “comerciantes preocupados”.
La propuesta que presentó la asociación es que se grave con dos pesos por kilo todos los alimentos endulzados con azúcar o fructosa, tanto los nacionales como los importados.
Guerra de números
Cuauhtémoc Rivera argumentó que la propuesta peñista podría hacer quebrar 750 mil tienditas que operan en México, en la que los refrescos significan 3 de cada 10 pesos que venden y el 70 por ciento de las indirectas.
Al contrario de quienes defienden la propuesta oficial, el líder de los comerciantes dijo que un refresco más caro no es la solución contra la obesidad.
En defensa de la industria refresquera, apuntó que da empleo a 3.5 millones de mexicanos.
Los legisladores citaron un estudio del New England Journal of Medicine el cual afirmó que cada lata de refresco consumida por un niño aumenta en 60 por ciento su probabilidad de ser obeso.
A unos días de que se apruebe en el Congreso el paquete fiscal, los argumentos ya no se centran en los perjuicios de los refrescos a la salud, sino en qué tan viable será que los legisladores aprueben ampliar el nuevo impuesto más allá de la industria refresquera.