De vuelta a la pesadilla del COVID-19 en la CDMX
Los habitantes de la Ciudad de México regresaron de las vacaciones decembrinas a una realidad con un nuevo pico de contagios de COVID-19 y la pesadilla de formarse hasta 6 horas para poder saber si se contagiaron del virus
David MartínezIgual que en enero de hace un año, cuando se registró la segunda ola de COVID-19, los habitantes de la Ciudad de México se forman varias horas para saber si tienen el virus o no. También, se enfrentan al problema de no encontrar dónde realizarse la prueba.
Como en el caso de Rubén Escamilla, quien desde el martes 4 de enero quería aplicar el test al presentar todos síntomas de COVID-19 como fiebre, fatiga y tos, por lo que acudió al quiosco de la Secretaría de Salud (Sedesa) ubicado afuera del centro comercial de Fórum Buenavista, en la alcaldía Cuauhtémoc.
Debido a que ya no alcanzó por la alta demanda, tuvo que regresar ayer miércoles a formarse desde las 5 de la mañana. Tres horas después ya había en el sitio más de 200 personas que también querían hacerse una de las pruebas gratuitas de COVID-19.
Sin embargo, a esa hora, el quiosco de la Secretaría de Salud (Sedesa) local aún no estaba listo para que su personal empezara a introducir el hisopo de la prueba a quienes querían salir de la incertidumbre de tener o no el virus.
“Llegan a las 9 de la mañana, dan 50 fichas y a las 11 empiezan a meter a las personas. Vine tarde ayer, ya no alcancé ficha y quiero hacerme la prueba porque tengo síntomas (…) la atención es deficiente, creo que hay mucha demanda y muchos enfermos, debería haber más pruebas”, se quejó Escamilla.
La cuarta ola de COVID-19
Durante enero y febrero del año pasado tuvo lugar la segunda ola de contagios de COVID-19, la más grave en la que además de las dificultades para diagnosticarse, los hospitales alcanzaron una saturación de más del 80 por ciento.
El pasado 5 de enero de 2022 regresó la problemática: los centros comerciales, unidades de salud y farmacias estaban llenos de personas que buscaban hacerse el test de antígeno de COVID-19.
Lo anterior, a pesar de que también ese día fue el primero en que se aumentaron las pruebas diarias y se ampliaron los horarios de atención ante el incremento de contagios.
Esta situación se debe a que está en curso la cuarta ola de la pandemia de COVID-19 en el país y en la capital, ocasionada principalmente por la variante ómicron, la más contagiosa hasta el momento.
Enojo con las autoridades
Hasta las 10:30 de la mañana de ayer, el personal de la Sedesa arribó a la plaza comercial de Fórum Buenavista para instalar el quiosco y a las 11 comenzó a atender a quienes habían esperado durante seis horas.
Aunque había personas que seguían llegando en busca de un test de COVID-19, ya no encontraban espacios.
Raquel Chairez llegó a las 10:00 al módulo de Fórum Buenavista pero ya no encontró fichas para que su mamá, su sobrina y ella pudieran hacerse la prueba.
La mujer considera que el Gobierno de la Ciudad de México mintió porque el 4 de enero prometió que iban a disponer de más pruebas para atender el aumento de demanda, pero la saturación y la falta de los test continúa.
Raquel explica que para ella es muy difícil ir más temprano a hacer cita porque su madre es una adulta mayor con movilidad limitada.
“Aquí no hay pruebas ya, en los centros de salud te tienes que formar desde las 5 de la mañana, mi mamá no puede ir tan temprano porque además de los síntomas, tiene problemas de la espalda y el macro quiosco de la alcaldía ya lo quitaron”, detalla.
En la calle de Héroes 38, colonia Guerrero, a 7 cuadras de Fórum Buenavista, en el Centro de Salud Doctor Manuel Domínguez, la situación era similar a la de la plaza comercial.
Había gente formada en una fila que supera los 100 metros aproximadamente, algunos llevaban bancos para que la espera fuera más cómoda y otros estaban parados con los brazos cruzados.
A Mónica le tocó la ficha 126, una de las últimas, a pesar de que llegó desde las 7 de la mañana a formarse.
La mujer piensa que la acumulación de gente en el Centro de Salud de la Guerrero se debe a que el macro quiosco de la alcaldía Cuauhtémoc cerró y por eso cuesta más trabajo hacerse una prueba.
En su caso, necesita el test porque se lo solicitaron en la empresa donde labora para poder reincorporarse tras las vacaciones decembrinas y una escalada de contagios.
Desde el pasado 1 de enero se ha presentado un aumento de contagios en la capital del país: el 25 de diciembre de 2021 se reportaron 634 casos nuevos del coronavirus, cifra que se incrementó para el 4 de enero de 2022, cuando se registraron 2 mil 241 nuevos contagios.
Farmacias y laboratorios privados llenos
El 3 de enero, en el módulo de pruebas privado de COVID-19 que colocó Walmart de Plaza Universidad, usuarios dijeron que se tuvieron que formar hasta 5 horas para hacerse el test rápido de antígenos.
“Estoy aquí porque llegué de vacaciones y antes de entrar a trabajar quiero hacerme la prueba, vine a Walmart porque en las farmacias ya no hay fichas y aquí me formé durante 5 horas”, mencionó Héctor Jiménez.
Para el 4 de enero, la situación era similar en la Farmacia San Pablo localizada en la Avenida Insurgentes, colonia Roma, alcaldía Cuauhtémoc, en donde más de 30 personas estaban formadas en espera de hacerse la prueba de COVID-19. Ahí, usuarios señalaron que el tiempo aproximado de atención era de 2 horas.
El costo de la prueba en Walmart es de 250 pesos mientras que en Farmacias San Pablo es de 338 pesos.