Cynthia y Marcos llevan agua y esperanza a África
Cynthia y Marcos son un matrimonio que se ha puesto como objetivo de vida ayudar a los otros. Ahora, se encuentran en Guinea-Bisáu para construir pozos, llevar medicamentos, comida, ropa y un poco de consuelo a los pobladores de aquel lugar
José Pablo EspíndolaElla es mexicana. Él argentino. Se conocieron hace siete años en Colombia mientras se encontraban de intercambio escolar. Primero se hicieron amigos, luego novios, y ahora son esposos y juntos se han puesto como misión darle sentido a sus vidas a través de ayudar a los demás. Esta es la historia de Cynthia y Marcos, una pareja que se encuentra en Guinea-Bisáu, un país al oeste de África, junto a Senegal.
Esta nación, cuya extensión es proporcional a lo que mide Querétaro, es muy pobre y cuenta con millón y medio de habitantes. El promedio de vida es de 50 años. No tiene sistema eléctrico ni drenaje. Tampoco hay agua potable ni un buen servicio de salud; por ejemplo, en toda la región solo existe una ambulancia.
“Vamos a trabajar con la ONG Agua por Vida que trabaja haciendo pozos de agua, también ayuda en temas de educación, salud y agricultura. La idea es participar en varios proyectos que impacten en diferentes comunidades de ese país”, contó Marcos a Reporte Índigo antes de partir de México.
La situación social de Guinea-Bisáu es complicada. Los maestros pasan meses sin cobrar su sueldo, siempre están con golpes de Estado y bombardeos, es una zona muy inestable. Es un país muy joven, tienen apenas 70 años de haberse independizado, por lo que no cuenta con programas sólidos de ayuda social.
“Todavía se maneja el trueque, es una cultura islámica, hay maltrato hacia los niños y las mujeres, venden las familias a sus hijas. También abundan los temas de brujería y sacrificios. Uno de los grandes problemas es que en lugar de ir con los médicos, van con un brujo y quedan mal. Recuerdo haber visto gente con los pies y los brazos chuecos, porque como no van con médico nunca se curan”, comparte Cynthia.
Además, hay índices muy altos de malaria y sida.
Una experiencia juntos
Esta es la segunda vez que Cynthia y Marcos emprenden un viaje a África para ayudar, pero es la primera vez que lo harán juntos, como matrimonio.
“Cuando yo fui estaba en golpe de Estado, la capital era inestable, había militares en las calles y estaba el ejército de Nigeria metido. Era muy complicada la situación. Lo que nosotros hicimos fue ir a las aldeas, al principio, para poner un pozo de agua y así pudieran terminar de construir escuelas”, cuenta Marcos.
La falta de pozos de agua hace que los habitantes de Guinea-Bisáu recojan agua para beber de ríos contaminados que provienen de otros países de África, lo que en muchas ocasiones provoca que la gente se quede ciega.
“Por ello también llevamos medicamentos. Además, muchos niños terminan abandonados o los meten en hormigueros para que las hormigas se los coman, a veces son rescatados y llevados a casas hogares. A esos lugares también vamos a ayudar”, indica el argentino.
Otra forma en la que trabajan por allá es instalando biodigestores para que la gente pueda obtener gas. En estos aparatos se fermenta el estiércol de los animales, lo cual produce gas.
Para poder ir a África fue necesario que la pareja se pusiera varias vacunas, entre ellas, la de la rabia, fiebre amarilla, meningococo, antitetánica, influenza y la del COVID-19; también debían ponerse la de tifoidea, pero en México no encontraron.
Para enfrentar la malaria es necesario cubrirse por completo para evitar el piquete de mosquitos y utilizar repelentes potentes. Si te llega a dar existe un tratamiento que se puede comparar por 10 euros.
“Para nosotros es accesible, pero para la gente de allá no lo es. Precisamente, por ese tipo de enfermedades de piquetes, la gente queda mal o muere”, explica Cynthia.
La falta de agua y jabón también provoca que existan muchas enfermedades estomacales, además de que allá se acostumbra a comer con las manos.
“La gente que va regularmente se enferma del estómago, le da diarrea o cosas así, porque no es salubre el lugar, pero cuando yo fui volví súper bien, hasta más gordita, dije resisto bastante bien, creo que es porque vivo en la Ciudad de México”, comparte la mexicana.
Invitan a ayudar, no solo en África
Como matrimonio, confiesan, siempre ha existido el deseo de ayudar y este año se dieron las condiciones para volverlo a hacer. Dicen que no vienen de familias ricas, por lo que tuvieron que trabajar más, incluso en cosas fuera de sus profesiones. Por ejemplo, él en jardinería y ella lavando casas que estaban a punto de entregarse.
“Uno siempre tiene ese anhelo de ayudar a la gente y eso es lo que te motiva. Uno podría escoger irse a la playa a descansar, pero ayudar es importante y la gente te lo devuelve y te llena el corazón”, reflexiona Marcos.
Por su parte, Cynthia considera que el darte cuenta cómo puedes cambiarles la vida a las personas construyendo pozos es maravilloso; sin embargo, reconoce que ellos también han cambiado su vida y la forma de verla.
“Uno a veces trabaja y trabaja y trabaja y no tiene sentido, buscas ser buena en lo que haces, pero no tiene sentido. Pero cuando te pones una meta, de trabajar para juntar dinero e ir a ayudar para cambiar vidas, como que todo es diferente, trabajas con más gusto”, dice.
Todo el contexto de Guinea-Bisáu hace que sea difícil conseguir voluntarios que se quieran sumar o los que van una vez ya no quieren regresar.
“Vivimos en un mundo que nos lleva la mirada hacia cosas materiales, el tener un mejor carro, una casa o ropa. Y cuando te toca escoger entre una mejor calidad de vida o ayudar, buscas una vida más cómoda”, asegura Cynthia.
En estas épocas de celebración y reflexión, el matrimonio invita a la gente a cumplir los anhelos que guarden en su corazón, aquellos que vayan más allá de lo material y se enfoquen en ayudar a otros.
“Busquen siempre ayudar, si estamos aquí es para hacer algo mejor por el mundo, por otras personas, no necesariamente por cuestiones materiales”, opina.
Si bien en estas fechas se acostumbra mucho a comprar regalos, Marcos invita a regalar tiempo, comida y atención y dice que no es necesario viajar al otro lado del mundo para ayudar, ya que en México existen muchas causas a las cuales sumarse.
“Que verdaderamente valga la pena vivir y no darte cuenta después que la desperdiciaste. Porque el tiempo es lo único que se pasa y no vuelve para atrás”, señala.