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Una salida fácil

¿Será que los buenos modales han pasado de moda? Para responder esta pregunta, Vanity Fair y 60 minutes realizaron una encuesta a sus audiencias, cuyos resultados publicaron la semana pasada.

El veredicto fue que, aunque la buena educación no es cosa del pasado, nos hemos vuelto mucho más laxos y la consideramos menos. Y uno de los datos obtenidos fue especialmente revelador: más del 50 por ciento de los entrevistados piensa que un mensaje a través de Facebook es la peor manera de terminar una relación.

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¿Será que los buenos modales han pasado de moda? Para responder esta pregunta, Vanity Fair y 60 minutes realizaron una encuesta a sus audiencias, cuyos resultados publicaron la semana pasada.

El veredicto fue que, aunque la buena educación no es cosa del pasado, nos hemos vuelto mucho más laxos y la consideramos menos. Y uno de los datos obtenidos fue especialmente revelador: más del 50 por ciento de los entrevistados piensa que un mensaje a través de Facebook es la peor manera de terminar una relación.

El hecho de que la opción haya estado incluida en las respuestas dice mucho, porque implica que el llamado Inbox se ha convertido en una posibilidad al momento de romper con una pareja.

Pero más allá del miedo que puede dar afrontar a una persona, y de si enviar un mensaje de esta naturaleza a través de una red social es señal de tener malos modales, el problema viene de la pérdida del respeto a la otra persona. Cualquier cosa que haya hecho, no tomarse el tiempo de verlo a la cara habla muy mal del emisor.

Ahora, las rupturas no son el único momento en el que –catastróficamente– demostramos nuestra falta de desenvoltura social al tomar 

Facebook como un atajo para no tener que ver o hablar directamente con una persona.

Incluso existen aplicaciones que puedes instalar en tu navegador para que tus contactos no se enteren cuando ya leíste ese mensaje que te mandaron. 

¿Gran idea? Sí, pero no contribuye a que desarrollemos habilidades sociales óptimas.

Sucede en los cumpleaños, cuando en lugar de llamar a tu mejor amigo tan pronto el reloj marca las 12, o enviar un enorme ramo de flores a tu mamá, pones un mensaje de 10 líneas, de las cuales dos están hechas de emojis, y la foto de un cupcake (ignorando por completo que lleva meses a dieta).

Con eso es suficiente para que te sientas el mejor amigo, hijo, pareja o colega de la historia.

Y aunque es verdad que hay cosas que es más fácil decir por escrito, para que las ideas queden más claras, cualquier persona que ha tenido una discusión por chat puede entender el segundo problema de este plan: el texto no tiene expresiones ni inflexión.

Además, aún si el emisor piensa que este mensaje es suficiente, no da la oportunidad a la otra persona de cuestionar, contestar, o agradecer correctamente. No cabe duda de que, en muchas situaciones, quien recibe el mensaje quisiera poder expresar su punto de vista, y no dar un espacio para que lo haga –en persona, afrontándolo– es señal de desconsideración. 

Todos somos uno mismo

¿Te ha pasado que cuando uno de tus amigos publica ya sea una foto o un mensaje en Facebook, de repente los demás comienzan a publicar cosas parecidas? 

De acuerdo a un estudio de la Universidad de Oxford, la Universidad de Limerick y la Escuela de Salud Pública de Harvard, el fenómeno tiene una explicación a ese “patrón”.

Los hallazgos sugieren que los usuarios de esta red social tienden a elegir las aplicaciones que sus amigos instalaron en las 48 horas previas, por encima de las que la red social sugiere de acuerdo a su perfil.

Esto podría explicar por qué algunas apps se vuelven virales, y la velocidad de este proceso.

Los investigadores realizaron 15 mil horas de procesamiento de datos, en las que analizaron los dos mecanismos de influencia. los amigos y la lista de aplicaciones más exitosas de Facebook.

Los resultados indicaron que el instinto de imitación de los usuarios es más fuerte que el efecto de la lista.

“En nuestro trabajo hemos demostrado que el instinto de imitación desempeña un papel muy importante en el comportamiento en línea. Esto podría deberse a que los usuarios necesitan tomar decisiones rápidas en entornos ricos en información, pero otras investigaciones han identificado una conducta de imitación similar en el mundo offline”, señaló Felix Reed-Tsochas, uno de los autores del estudio.

Manual de etiqueta en la Red

Aunque el término netiquette fue popularizado hace años, las dinámicas de Internet cambian tan rápido, que las reglas deben adaptarse constantemente. Y es que, aunque parecen evidentes, las rompemos con una frecuencia alarmante:

1. Piensa antes de publicar. ¿Estás seguro de que quieres publicar algo sobre el problema que tuviste con tu jefe? Piensa en todas las consecuencias –y sé muy pesimista– y da click a “Enviar” después.

2. Persona > pantalla. Si hay alguien frente a ti, dedícale tu atención absoluta. Esto significa que dejes tu smartphone en tu bolsa o, en el caso extremo de que realmente lo necesites a la vista, con la cara de la pantalla hacia abajo y en vibración.

3. No todo merece ser publicado. Nadie quiere ver fotos de tu apéndice en un mason jar, y no es necesario hacer del dominio público que terminas con tu pareja dos veces al mes. 

4. Las felicitaciones por Facebook no cuentan. Seamos honestos: a ti no te cuesta nada y el festejado probablemente no la va a leer. Si es una persona que conociste hace seis años y mantienes en tus contactos porque trabaja en la empresa de tus sueños, está bien, pero si es tu mejor amigo, tu mamá o tu pareja, lo mínimo que puedes hacer es levantar el teléfono. O –qué locura– enviar unas flores (y no virtuales).

5. Las rupturas por Facebook, o cualquier noticia importante a través de la red social, tampoco cuentan. En esta también aplica Whatsapp, Twitter y hasta Snapchat. Hay cosas que se deben hacer, como mínimo y si no queda más remedio, por Skype.

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