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¿Quiénes somos para juzgar?

El trolling en la Red no desaparece, ni siquiera cuando se trata de temas sumamente delicados, como la muerte de un ser querido. 

Para algunos internautas, pareciera que la noticia de la trágica muerte del actor Robin Williams no fue suficiente, y le dieron rienda suelta a publicaciones que solo saciaron su necesidad de ofender y amargar la vida de otros usuarios, de alimentar el morbo y causar controversia. 

Y sacaron provecho del suceso de la manera más insensata: utilizando a la hija del actor, Zelda Williams, como blanco de ofensas. 

El trolling en la Red no desaparece, ni siquiera cuando se trata de temas sumamente delicados, como la muerte de un ser querido. 

Para algunos internautas, pareciera que la noticia de la trágica muerte del actor Robin Williams no fue suficiente, y le dieron rienda suelta a publicaciones que solo saciaron su necesidad de ofender y amargar la vida de otros usuarios, de alimentar el morbo y causar controversia. 

Y sacaron provecho del suceso de la manera más insensata: utilizando a la hija del actor, Zelda Williams, como blanco de ofensas. 

Al menos dos usuarios enviaron montajes fotográficos a la joven de 25 años, en los que ella aparecía con el cadáver de su padre.  Su primera respuesta: “por favor reporten a @PimpStory @MrGoosebuster. Estoy temblando. Yo no puedo. Por favor. Twitter me pide un enlace y no puedo abrirlo. Tampoco lo hagan ustedes. Por favor”.

Y el tuit fue eliminado posteriormente. Luego, Zelda anunció, antes de eliminar su cuenta: “lo siento. No tendría que haberme rebajado a su nivel. Estoy borrando esto de todos mis dispositivos por un largo tiempo, quizá para siempre. El tiempo dirá. Adiós”.

En su cuenta de Instagram, Zelda también recibió mensajes en los que los usuarios la juzgaban por no publicar suficientes fotos con su padre. Tema que no incumbe a nadie. 

Esta vez, la joven publicó un extenso comunicado, en el que pedía al público de favor que la respetaran, al igual que a su familia y amigos. 

“Inmiscuirse en nuestras cuentas por las fotos de mi papá o juzgarme por el número de las mismas es cruel e innecesario. Hay algunas, pero los verdaderos momentos privados que compartí con él eran hermosos, tranquilos, y créanlo o no, no estaban llenos de fotos o selfies”. 

“(…) fui muy afortunada de pasar tiempo con él sin cámaras. Eso fue más que suficiente, y estoy agradecida por el poco tiempo que tuve. Mis fotos familiares favoritas están enmarcadas en casa, no están publicadas en las redes sociales, y ahí se quedarán”. 

Zelda informó que abandonaría su cuenta de Instagram por un tiempo “mientras se recupera y decide si la borrará o no”. 

Todos tenemos retos emocionales y mentales que resolver, independientemente de si tenemos vida pública o no, ¿porqué alguien puede sentirse con derecho a juzgar a otros cuando su propia vida está inmersa en el rencor que se cobija en comentarios anónimos?

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