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Porque lo dice Francisco

Esta semana, reportes de que el Papa Francisco consoló a un niño en la Plaza San Pedro del Vaticano, diciéndole que algún día se volvería a encontrar con su perro en el cielo, dieron mucho de qué hablar en redes sociales e incluso fueron aludidos en primera plana de The New York Times. 

No solo no existe evidencia de que el Sumo Pontífice dijo la frase “algún día veremos a nuestros animales en la eternidad de Cristo” durante su discurso, sino que la misma fue expresada décadas atrás por quien fuera el Papa Pablo VI, según el sitio Religion News Service.

Esta semana, reportes de que el Papa Francisco consoló a un niño en la Plaza San Pedro del Vaticano, diciéndole que algún día se volvería a encontrar con su perro en el cielo, dieron mucho de qué hablar en redes sociales e incluso fueron aludidos en primera plana de The New York Times. 

No solo no existe evidencia de que el Sumo Pontífice dijo la frase “algún día veremos a nuestros animales en la eternidad de Cristo” durante su discurso, sino que la misma fue expresada décadas atrás por quien fuera el Papa Pablo VI, según el sitio Religion News Service.

Entre los análisis del tema que varios medios italianos hicieron sobre el discurso del Papa Francisco durante su apariencia en público –un “nuevo cielo” y una “nueva tierra”– y confusiones de citas –posteriormente reproducidas y traducidas al inglés por otros sitios–, todo apuntó a que la frase fue dicha por el Pontífice. 

The Daily Beast lo llama el “efecto Francisco: toma crédito por todas las cosas buenas que haya dicho un Papa”. 

¿Será? A casi dos años desde que está a la cabeza de la Iglesia Católica, el jesuita Jorge Mario Bergoglio ha devuelto la esperanza para muchos de sus feligreses, pese a los casos controversiales como los que se encubrieron de pederastia. 

Las campañas de Jorge Mario Bergoglio contra pederastas y cómplices en el seno de la Iglesia, donde no habrá privilegiados o “hijos de papá”, como explicó el Pontífice el año pasado, durante el vuelo de regreso de Río de Janeiro, reflejan el ejercicio de un Papa apegado al espíritu humanista, que predica con el ejemplo, fuera de doctrinas. 

“Quiero que la Iglesia se acerque a la gente”, decía en uno de sus discursos en aquella visita a Río de Janeiro, durante la Jornada Mundial de la Juventud. “Quiero terminar con el clericalismo, con lo mundano, con cerrarnos sobre nosotros mismos. Las parroquias, los colegios, las instituciones son para salir; si no salen, se convierten en una ONG”.

O aquella frase con la que causó revuelo en medios internacionales y redes sociales el que fuera Arzobispo de Buenos Aires: “Si un gay acepta al Señor y tiene buena voluntad, ¿quién soy yo para juzgarlo?”.

Quizá con el Papa Francisco aún no haya cambiado la Iglesia, pero “lo que sí ha cambiado es la actitud del Papa”, dijo al diario español El País Davide Cito, sacerdote y profesor de Derecho Canónico en Roma. “Si Benedicto XVI fijó las líneas para que la Iglesia no siguiera escondiendo los abusos, Francisco se siente además llamado a actuar personalmente”. 

O como comentó a Quartz Massimo Faggioli, teólogo de la Universidad de St. Thomas, en Minneapolis, y autor del próximo libro de “Francisco: tradición en transición”. “Es verdad que el Papa no ha cambiado el Catecismo. Él no ha cambiado los textos fundamentales. Pero lo que está diciendo es realmente algo nuevo”.

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