¿Qué hacer con un hijo reprobado?

En plena época de graduaciones, algunos estudiantes celebran el logro de haber avanzado en su camino escolar. Otros no, y los padres se enfrentan al dilema de reprender a sus hijos reprobados y no saben si castigarlos o apoyarlos para que puedan superar este momento difícil de sus vidas

En plena época de graduaciones, algunos estudiantes celebran el logro de haber avanzado en su camino escolar. Otros no.

Los padres se enfrentan al dilema de reprender a sus hijos reprobados y no saben si castigarlos o apoyarlos para que puedan superar este momento difícil de sus vidas.

“La repetición y el retraso escolar son fenómenos que con frecuencia anteceden la deserción”, advierte el estudio “Panorama Educativo de México 2015”, elaborado por el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación.

El castigo por no haber avanzado de grado o por no quedarse en la escuela solicitada va más allá del regaño, pues enseguida los estudiantes son encasillados como “fracasados”, lo que los hace propensos a recaer en la derrota escolar una y otra vez.

Al estar confundidos sobre la forma en que se debe actuar, los padres suelen reprender a sus hijos de diversas maneras que los llegan a marcar y frustrar emocionalmente.

Ante el dilema de cómo tratar un fracaso escolar, Reporte Indigo entrevistó a la antropóloga y docente Claudia Grabowski, quien recomendó consejos para que los padres puedan manejar el fracaso académico de sus hijos.

> Aprender con y de ellos

> Escucharlos

> Incentivarlos

> Recurrir a la ayuda de terceros en caso de ser necesario

> Interesarse por sus actividades

> Acompañarlos a lo largo del tránsito de su escolaridad

> Enseñarles que todo derecho conlleva una obligación

> Ponerles límites

> Y, sobre todo, actuar en consonancia a lo establecido

Repiten y desertan

Actualmente existen muchas formas en que los padres pueden canalizar las habilidades de sus hijos, pero también está en los docentes elaborar estrategias para que aprendan a partir de las mismas.

“Un alumno bien estimulado, valorado, que forma parte de la construcción de su proceso de aprendizaje, es un alumno que no ‘fracasa’, dice Grabowski.

“Como los responsables de guiarlos por el camino del aprendizaje, debemos plantearnos si queremos alumnos exitosos y ciudadanos exitosos o individuos conscientes, solidarios y capaces de tener un pensamiento crítico, que les permita discernir y expresar su creatividad”, agrega.

La repetición de grado y la deserción escolar son fenómenos que están ligados, uno antecede al otro.

En 2015, de acuerdo con la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), México registró un índice de deserción escolar del 50 por ciento, uno de los más elevados en América Latina.

Esta problemática está marcada principalmente en los estados donde los altos niveles de desigualdad sólo eran relacionados a los ingresos familiares.

Sin embargo, las trayectorias discontinuas e interrumpidas de la escolaridad logran marcar de manera importante la decisión de una estudiante sobre si debe continuar, pues en automático es relegado como un “fracasado” más.

El círculo vicioso del éxito escolar

Generar miedo es la principal herramienta utilizada por padres y profesores para hacer que el estudiante reprobado o de promedio bajo suba sus notas, pero no es la más eficiente.

Las expertas insisten en que para ayudar a los hijos es importante modificar los conceptos de éxito y fracaso escolar que tienen los padres.

“Existen muchos estigmas en torno al ‘fracaso escolar’ porque sin duda está relacionado con la responsabilidad, la culpa y éxito futuro”, explica Cecilia Godínez Vázquez, antropóloga y profesora-investigadora de FESC de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

Está demostrado que haber tenido el mejor promedio no siempre te hace el más exitoso en el campo laboral, ya que en el modelo educativo mexicano existe el reflejo de que la excelencia académica será el augurio de alumnos exitosos fuera de las aulas.

Para algunos expertos en el tema, se están creando profesionistas sin preparación y se está dejando alumnos potenciales en la calle.

“No sé si se puede hablar de ‘fracaso escolar’, pero sí de trayectorias discontinuas, interrumpidas y de aquellas situaciones reales en las que transitan alumnos y que son condicionadas por factores económicos, sociales, familiares y culturales”, expone Claudia Grabowski.

La reprobación de un año escolar no es –ni debe– ser factor de exclusión, por el contrario, es motivo urgente de un ajuste en estrategias que permitan que el alumno continúe en su camino por la escolaridad.

“No todos tenemos las mismas habilidades, pero sí todos aprendemos. Un docente debe ser capaz de generar las estrategias necesarias para que sus alumnos lo hagan. Una de las funciones principales como profesor, es reflexionar sobre las prácticas para mejorarlas continuamente”, comenta Grabowski.

Los seres humanos asociamos de manera inmediata a la “meritocracia” con una concepción de éxito que, según Grabowski, debe ser desterrada del sistema educativo si es que queremos sociedades justas e igualitarias.

“En México hay muy poca tolerancia a la diferencia en todos los sentidos. Desde pequeños encerramos a los niños en un sistema vertical, en el que no somos capaces de canalizar sus problemas en habilidades. No ser tan bueno en algo significa ser malo en todo”, afirma Godínez Vázquez.

‘No es calentar silla’

Para las antropólogas, a veces los padres se encierran en un mundo en el que los estudiantes al “no tener preocupaciones” (por mantener a alguien o llevar dinero a sus casas), deben ser excelentes con sus materias.

Sin embargo, “sí tienen preocupaciones”, frustraciones, miedos y necesidades diferentes a las que les ofrece el sistema educativo tradicional, expectativas, aptitudes y talentos que no se pueden desarrollar en un sistema en el que todo debe ser igual.

“Por lo general un alumno que tiene apoyo familiar, tiene una trayectoria que no se interrumpe, es decir, no ‘fracasa’. Yo no creo que un estudiante no tenga preocupaciones, ya que todo forma parte de su crecimiento”, señala Grabowski.

Para muchos estudiantes que desertan los motivos son variados, incluso es posible que la escuela no satisfaga sus necesidades pero, contrario a todo, se suele culpar al estudiante como “no competente”.

Son muchos los que han sentido que no estaban en el lugar indicado al estudiar y fueron culpados y juzgados con una vara que mide de forma unilateral.

Como padre, cuántas veces te detienes a ver –desde que los hijos son pequeños– cuál es la mejor escuela para ellos de acuerdo con sus aptitudes y habilidades, sin anteponer la cercanía, la comodidad y en muchas ocasiones el prestigio que ésta les dará.

“La educación debería centrarse en la diversidad contemplando que cada alumno tiene tiempos propios de aprendizaje”, dice Claudia.

Para las expertas, el principal factor para que un estudiante que reprueba no se sobreponga es dejarlo solo y no alentarlo. Y es fundamental que los alumnos reprobados o de notas bajas sean escuchados y guiados. De lo contrario, se convertirán en alumnos que fracasan de forma recurrente y terminan abandonando.

50%
Índice de deserción escolar en México, hasta 2015
“No todos tenemos las mismas habilidades, pero sí todos aprendemos. Un docente debe ser capaz de generar las estrategias necesarias para que sus alumnos lo hagan (...)”
Claudia GrabowskiAntropóloga
Para las expertas, hay profesionistas sin preparación y alumnos potenciales que se quedan en la calle
La repetición de grado y la deserción escolar son fenómenos que están ligados. De hecho, uno antecede al otro
Al no saber qué hacer, algunos padres suelen reprender a sus hijos, cuando éstos reprueban el año escolar

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