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Rápida y tóxica

Decir que la comida rápida o fast food es mala para la salud no es algo novedoso. Desde hace varias décadas numerosos 

estudios han comprobado que el consumo de estos alimentos está directamente relacionado con la obesidad y otro tipo de enfermedades crónicas como la diabetes e hipertensión.

Sin embargo, una reciente investigación realizada por la Universidad George Washington, en Estados Unidos, descubrió una nueva razón para evitar el consumo de comida rápida: un alto contenido de sustancias químicas tóxicas.

38%
de estos prefiere la comida rápida
Los alimentos de comida rápida de carne son los que tienen mayor concentración de los químicos tóxicos

Decir que la comida rápida o fast food es mala para la salud no es algo novedoso. Desde hace varias décadas numerosos 

estudios han comprobado que el consumo de estos alimentos está directamente relacionado con la obesidad y otro tipo de enfermedades crónicas como la diabetes e hipertensión.

Sin embargo, una reciente investigación realizada por la Universidad George Washington, en Estados Unidos, descubrió una nueva razón para evitar el consumo de comida rápida: un alto contenido de sustancias químicas tóxicas.

Los resultados revelan que quienes comen comida rápida con frecuencia presentan altos niveles de ftalatos, o ésteres de ácido ftálico; un grupo de compuestos químicos utilizados principalmente para aumentar la flexibilidad del plástico.

Para la investigación se registraron los alimentos ingeridos por los participantes en un periodo de 24 horas y éstos se compararon con muestras de orina para medir la presencia de los químicos tóxicos.

En total, participaron nueve mil personas a lo largo de siete años (2003 – 2010). 

Se descubrió que quienes consumieron comida rápida en las últimas 24 horas tenían un nivel de ftalato DEHP de entre 15 y 24 por ciento superior que los participantes que no habían ingerido alimentos de este tipo. 

En la década de 1990 el DEHP fue el plastificante más utilizado como aditivo en gran cantidad de productos de PVC para la construcción.

Actualmente está prohibido su uso en juguetes y productos para el cuidado de niños, así como en cosméticos, ya que se considera cancerígeno.

Asimismo, los consumidores de comida rápida presentaron un nivel mayor de fltalato DiNP entre 25 y 39 por ciento que quienes no habían comido fast food en las últimas 24 horas.

Este segundo químico se encuentra en una amplia gama de productos de la vida diaria, pero de igual manera se prohibió su aplicación en juguetes y productos infantiles.

La presencia de ambas sustancias químicas en la comida rápida se debe a que son comúnmente utilizados en el empaque de alimentos.

Además, Ami Zota, profesora de la universidad donde se llevó a cabo la investigación, argumenta que la presencia de los químicos se debe en gran parte al proceso de producción de la comida rápida. 

Entre más máquinas y empaques de plástico estén involucrados en el proceso de producción, mayor será su nivel de ftalatos, explica

La comida rápida, fabricada en un sistema de producción en línea es, naturalmente, la clase de alimento que acumula una alta concentración de estos químicos tóxicos.

Zola espera que los resultados de la investigación, dados a conocer en la revista especializada Environmental Health Perspectives, fomenten la conciencia social para disminuir el consumo de fast food.

Los autores del estudio no descartan que otros alimentos también contengan ambas sustancias, después de todo se trata de elementos utilizados para el empaque de alimentos; sin embargo, enfatizan que la concentración de ambos químicos en la comida rápida es de un nivel altamente alarmante.

Y es que el consumo de estas sustancias está relacionado desde hace algunos años con enfermedades crónicas. 

En 2012 un estudio encontró una fuerte correlación entre el DEHP y la diabetes. 

Un año después, en 2013 se publicó una investigación que comprobó que el consumo del químico aumenta el riesgo de sufrir alergias en los niños. 

Más reciente, en 2016 un estudio concluyó que el comportamiento infantil también se ve  afectado por el químico. 

Otros estudios han relacionado el químico con problemas en el aparato reproductor, especialmente el masculino, que podrían causar infertilidad.

Por si esto fuera poco, está calificado de ‘cancerígeno’ por entidades gubernamentales de Estados Unidos, Europa y Japón. 

De hecho, estudios de laboratorio han concluido que un consumo o exposición frecuente al químico DEHP causa tumores cancerígenos en el hígado y duplica el riesgo de cáncer de mama en hembras. 

Por otro lado, altos índices de DiNP están asociados con una alta presión sanguínea.

El estudio arrojó otras cifras de valor sobre los hábitos de consumo de comida rápida. El más destacado es que alrededor de un tercio de los encuestados come comida rápida en un día ordinario.

Comida tóxica

>DEHP

Sustancia utilizada para hacer los plásticos más flexibles. En la década de 1990 fue el plastificante más utilizado como aditivo en muchos productos de PVC para la construcción, como en el revestimiento de suelos en PVC.

Actualmente está prohíbo su uso en juguetes y todos los productos para el cuidado de niños, así como en cosméticos, ya que se considera cancerígeno.

>DiNP

Sustancia química que se utiliza como aditivo en plásticos para hacerlos más flexibles. Se presenta en una amplia gama productos de la vida diaria, desde pavimento de suelos a suelas para el calzado. Actualmente su uso está prohibido en juguetes y artículos infantiles por su alto contenido tóxico.

Ironía alimenticia

El uso de los ftalatos DEHP y DiNP fue prohíbido en juguetes y artículos infantiles debido a su alto contenido tóxico, y el riesgo que implica que niños pequeños tan solo introduzcan los juguetes en su boca.

Por lo que resulta irónico que se permita su uso en los procesos de producción de comida, sobre todo de la comida rápida, pues no hay que olvidar que los niños son un fuerte grupo consumidor de esta clase de alimentos. En Estados Unidos, por ejemplo, el 33 por ciento de la población infantil consume comida rápida en un día ordinario. 

Un tercio de los encuestados consume comida rápida en un día ordinario

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