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El mal del ‘click’

¿Te sientes “raro” si han pasado varias horas desde que no revisas tu Facebook? ¿Sientes la necesidad de estar constantemente conectado, de estar actualizado de lo que está pasando? ¿Estás en una reunión y no apartas la mirada de la pantalla de tu smartphone por estar chateando, revisando –otra vez– Facebook o tu correo?

En breve, ¿eres “adicto” a Internet? ¿Necesitas tratarte? 

La “adicción a Internet” como una patología que requiere de tratamiento clínico no deja de ser objeto de controversia entre la comunidad científica. 

Incluso hay estudios científicos que relacionan la depresión con el uso excesivo de Internet
http://youtu.be/9CopsEvwHMQ

¿Te sientes “raro” si han pasado varias horas desde que no revisas tu Facebook? ¿Sientes la necesidad de estar constantemente conectado, de estar actualizado de lo que está pasando? ¿Estás en una reunión y no apartas la mirada de la pantalla de tu smartphone por estar chateando, revisando –otra vez– Facebook o tu correo?

En breve, ¿eres “adicto” a Internet? ¿Necesitas tratarte? 

La “adicción a Internet” como una patología que requiere de tratamiento clínico no deja de ser objeto de controversia entre la comunidad científica. 

Incluso por años se originó un acalorado debate entre psiquiatras sobre si la “adicción a Internet” debía incluirse en la quinta edición del Manual Diagnóstico y Estadístico de Trastornos Mentales (DSM-5, en inglés). 

Publicado en 2013, el DSM-5 no reconoció dicho “trastorno”. Tampoco se incluyó en el apartado de padecimientos que ameritan más estudios. 

Por un lado, están expertos como la doctora Kimberly Young, fundadora del Centro para la Adicción en Internet, en 1995, quienes aseguran que el uso de Internet tiene un “lado oscuro” y arrojan estudios que identifican “usuarios en línea que se enganchan en salas de chat, juegos interactivos e incluso en eBay solo para ver cómo sus vidas se vuelven vez más difíciles de manejar debido al Internet”.

Otros estudios han arrojado evidencia que asocia el uso excesivo de Internet con la depresión. 

Por otro, están aquellos que cuestionan los resultados de estudios de esta naturaleza y critican las conclusiones de las mismas, argumentando que no se puede hacer un diagnóstico de “adicción a Internet”, porque no existe evidencia de que el uso excesivo de la Red cause las características de una adicción.

Por ejemplo, el doctor Vaughan Bell, psicólogo clínico e investigador del Instituto de Psiquiatría del King’s College de Londres, explicó en su blog “Mind Hacks” que es importante distinguir entre una actividad compulsiva, esa que quieres hacer una y otra vez, y una adictiva, aquella que sigues realizando a pesar de que te causa daño. 

“El cine, leer libros, salir a caminar, hablar con los amigos y cualquier otra actividad placentera puede ser compulsiva, pero esto no la hace una adicción, incluso si se trata de una actividad que consume tiempo diario y que te molestes si no la puedes realizar”. 

El doctor John Grohol, experto en la salud mental y el comportamiento en línea, escribió en su sitio Psych Central que “de lo que probablemente está sufriendo la mayoría de las personas en línea que piensan que son adictas (al Internet) es el deseo de no querer lidiar con otros problemas en sus vidas”, como un trastorno mental, alguna enfermedad, discapacidad o algún conflicto interpersonal.  

Bell argumenta lo mismo: “existen personas que están genuinamente deprimidas o ansiosas que utilizan el Internet para excluirse del resto de sus vidas, pero hay personas similares que ven mucha televisión, se sumergen en los libros o compran en exceso. No existe buena evidencia de que el problema es el Internet en sí mismo”, dijo a la BBC. 

Enfermos sin adicción

“El Internet no es adictivo en la misma forma que lo son las sustancias farmacológicas”, dijo a LiveScience el científico cognitivo Tom Stafford, de la Universidad de Sheffield, en Reino Unido. “Pero es compulsivo; es absorbente; distrae”. 

Y son precisamente estas características las que, tarde o temprano, afectan nuestra salud física y mental. 

¿Cuántas veces no nos hemos vistos privados del sueño por haber estado “pegados” a las pantallas de nuestro iPad o smartphones en la última hora antes de dormir?

Enfermedades metabólicas y cardiovasculares, diabetes, deterioro de la concentración, estrés, ansiedad, accidentes de tránsito… todo esto se ve exacerbado por la falta de sueño. 

O nos quejamos de migrañas o de dolor de ojos, por ejemplo. 

El problema es que permitimos que esto suceda. O al menos nuestro cerebro lo permite.

Como dijo en The Atlantic la escritora Megan Garber: “la próxima vez que te preguntes si estás pasando mucho tiempo en Facebook o BuzzFeed o lo que sea, solo recuerda: estás perdiendo tiempo porque tu cerebro quiere”.

Para Allen Francis, expresidente del Grupo de Trabajo del DSM-4, el hecho de revisar el correo electrónico en el cine, de sentirnos perdidos cuando nos separamos temporalmente de la comunidad virtual y de que pasemos cada minuto navegando o enviando mensajes de texto no nos califica de adictos a Internet. 

“Al menos que nuestro apego sea compulsivo y que no tenga recompensa o utilidad; interfiera con la participación y el éxito en la vida real; y provoque malestar o deterioro significativo”, aclaró en Psychology Today. 

Estas son algunas de las condiciones médicas comunes que resultan del abuso de Internet. 

Y es que la realidad es que en muchas ocasiones pasamos tiempo de más frente a la pantalla de nuestra laptop o gadgets por voluntad propia, sin ninguna otra utilidad o recompensa más que para “pasar el tiempo”, y no porque nos vimos obligados a hacerlo. 

> Ojo con los ojos

¿Tiendes a sentir la necesidad de usar gotas para lubricar tus ojos? ¿Cierres el día laboral con ojos irritados, enrojecidos? Estos son síntomas de estrés ocular, reconocido por la Asociación Norteamericana de Optometría como “síndrome visual informático”, y el cual es producto de exposiciones prolongadas a la computadora y otros dispositivos digitales.

> ‘Pulgar del texting’

Un estudio publicado este mes en American Journal of Physical Medicine & Rehabilitation sumó evidencia de que los tendones en las manos de aquellas personas que practican el texting con frecuencia sufren de una inflamación anormal que conlleva a la tendinitis. Incluso en abril de este año, la revista científica The Lancet acuñó el término “WhatsAppitis”, para describir el caso de una mujer que sufrió una lesión en ambas muñecas, luego de haber sostenido su smartphone “durante al menos seis horas” para enviar mensajes de texto. 

> Sube la vista

En octubre del año pasado, aludimos en este espacio a la cervicalgia o dolor de cuello, que, junto con la lumbalgia o dolor de espalda baja, responde a las malas posturas al sentarnos frente al monitor, así como a la forma de usar los smartphones, especialmente cuando mantenemos el cuello flexionado, sin levantar la mirada de la pantalla de los dispositivos móviles. 

> Náusea al navegar

Cuando Apple lanzó el sistema operativo iOS 7, surgieron quejas de usuarios que presentaron síntomas de “cinetosis”, como mareos, nauseas, vértigo y migrañas a causa del movimiento, particularmente por la navegación en los dispositivos móviles con dicho sistema.

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