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Días soleados y suicidas

Seguramente todos hemos escuchado la idea de que se produce un mayor número de en invierno, cuando los días se acortan y disminuye la luz solar.  

Pero esto no es precisamente lo que se observa en estudios de registros de suicidio a gran escala. El patrón estacional es otro: los índices de suicidios registran picos en primavera-verano, y descienden en invierno. 

19.2%
corresponde a suicidios de mujeres

Seguramente todos hemos escuchado la idea de que se produce un mayor número de en invierno, cuando los días se acortan y disminuye la luz solar.  

Pero esto no es precisamente lo que se observa en estudios de registros de suicidio a gran escala. El patrón estacional es otro: los índices de suicidios registran picos en primavera-verano, y descienden en invierno. 

Un amplio estudio realizado por investigadores de la Universidad de Medicina de Viena, en Austria, demostró una asociación entre el número de horas de sol y el número de suicidios ocurridos, diariamente, entre enero del 1970, y mayo del 2010. Se compararon cerca de 70 mil suicidios registrados durante ese periodo con el número de horas de luz solar. 

Esto coincide con lo que reportó el escritor David Dobbs, en un artículo publicado el año pasado en The New York Times: en Estados Unidos, por ejemplo, “cada año, el suicidio aumenta con los tulipanes y las lilas—aumentando aproximadamente 15 por ciento sobre el promedio anual para crear uno de los patrones epidemiológicos más consistentes de la psiquiatría”.

De acuerdo a Dobbs, en promedio, alrededor de 700 estadounidenses se quitan la vida cada semana. 

Esta cifra se eleva a cerca de 800 en las semanas de buen clima en mayo y junio. 

Y puso el ejemplo específico de quienes padecen trastorno bipolar, cuyos episodios de manía se exacerban en primavera, lo que a su vez aumenta el riesgo de suicidio. 

No se tiene una explicación definitiva, pero Dobbs alude a investigadores que sugieren que esto podría responder, entre otras cosas, a una baja en melatonina, la hormona del sueño. 

Los autores del estudio, cuyos resultados fueron publicados este mes en JAMA Psychiatry, reconocen que aún hace falta mayor investigación para entender los efectos de la luz en la química del cerebro. 

Pero concluyen que aquellas personas que tienen varios factores de riesgo de suicidio –abuso de sustancias, intentos suicidas, trastornos psiquiátricos, etcétera–, necesitarán mayor apoyo psiquiátrico y psicoterapéutico en aquellas temporadas donde se presenta un rápido aumento de la luz del día, como en primavera y verano. 

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