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Aún falta por hacer

Si algo dejó claro el brote del virus del ébola, que surgió en 2013, es que el mundo aún no está preparado para hacer frente a una pandemia global. 

En un comunicado de la Organización Mundial de la Salud (OMS), cuya directora general es Margaret Chan, se reconocen las fallas en el manejo de la crisis del ébola.

Si algo dejó claro el brote del virus del ébola, que surgió en 2013, es que el mundo aún no está preparado para hacer frente a una pandemia global. 

En un comunicado de la Organización Mundial de la Salud (OMS), cuya directora general es Margaret Chan, se reconocen las fallas en el manejo de la crisis del ébola.

“Hemos tomado nota de las críticas constructivas respecto al desempeño de la OMS y las lecciones aprendidas para asegurar que la OMS juegue su lugar legítimo en los brotes de enfermedades, emergencias humanitarias y en la seguridad sanitaria mundial”, lee el texto, que enumera ocho lecciones aprendidas de una reacción inicial que dejó mucho que desear. 

La falta de comunicación y una coordinación adecuada, así como la confusión de roles y responsabilidades son algunos de los factores a los que la OMS atribuye sus errores en el manejo del brote del virus. 

“Hemos aprendido que las nuevas y viejas enfermedades en nuevos contextos deben tratarse con humildad y la capacidad de responder rápidamente a las sorpresas. Una mayor capacidad de reacción contribuye a una respuesta flexible”. 

La OMS también se compromete a realizar reformas para desarrollar la capacidad de responder rápida y efectivamente a brotes de enfermedades similares y emergencias humanitarias en el futuro, como la creación de una Fuerza de Trabajo de Emergencias de Salud Global, “combinando la experiencia de los científicos de salud pública, las habilidades clínicas de los médicos, enfermeras y otros trabajadores de la salud, habilidad de gestión de los logística y administradores de proyectos, y las habilidades de los científicos sociales, expertos en comunicación y trabajadores comunitarios”. 

Pero la mala respuesta a los brotes de enfermedades globales no es nada nuevo. 

Y es que en 2011, después del brote del virus de la influenza H1N1, que causó una pandemia mundial en 2009, un panel de expertos de la OMS concluyó, tras revisar las regulaciones internacionales de salud, que el mundo está “mal preparado para responder a una severa pandemia de influenza o a cualquier emergencia de salud pública igualmente global, sostenida y amenazante”. 

Además, el panel de expertos de la OMS apuntó que la pandemia de gripe porcina “expuso las vulnerabilidades en las capacidades de salud pública globales, nacionales y locales, limitaciones de conocimiento científico, dificultades en la toma de decisiones bajo condiciones de incertidumbre, complejidades en la cooperación internacional y retos en la comunicación entre expertos, responsables políticos y el público”. 

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