El soundtrack de ‘Baby Driver’; un orgasmo melómano llevado a la pantalla grande

Te arranca de este mundo y te pone tras del volante de un poderoso vehículo, ese es el efecto que provoca la banda sonora del último trabajo del director Edgar Wright, Baby Driver. Se trata de una una selección de pistas tan perfecta, que convierte a la música en la protagonista de la cinta.

Te arranca de este mundo y te pone tras del volante de un poderoso vehículo, ese es el efecto que provoca la banda sonora del último trabajo del director Edgar Wright, Baby Driver. Se trata de una una selección de pistas tan perfecta, que convierte a la música en la protagonista de la cinta.

Históricamente, la música ha sido encasillada, erróneamente, como el simple acompañamiento de una película, sin embargo, el cine no tendría el mismo poder de envolver a los espectadores sin el factor del sonido, ahí recae el verdadero significado del concepto ‘audiovisual’.

Baby Driver muestra con gran estilo que, en ocasiones, la música puede tener mayor peso que las imágenes proyectadas en la pantalla. Aunque en esta película ambos factores se complementan de gran manera en un montaje plenamente musical.

Se trata de un poderoso soundtrack de carácter ecléctico, que mezcla estilos tan distintos como el de Queen,The Jon Spencer Blues Explosión, The Beach Boys, T. Rex, Barry White, Simon & Granfunkel y un sinfín de artistas que no aparecen en el radar de la música más comercial.

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La manera en que está estructurada la banda sonora de Baby Driver recuerda por algunos momentos al soundtrack de algunas cintas de Quentin Tarantino, sobre todo sus dos primeras obras, Reservoir Dogs y Pulp Fiction.

Aunque la música juega un papel fundamental en el cine de Tarantino, ésta no llegar a ocupar el protagonismo de la misma manera que en Baby Driver, pues este elemento posee características omnipresentes en la cinta que ha atrapado a la crítica y a la taquilla. 

La primicia de la película es simple, pero poderosa. Baby, el personaje principal sufre de un fenómeno conocido como tinnitus, con el cual escucha un ruido constante en los oídos, por lo que tiene que mitigar la molestia con una fuente sonora externa.

Baby calla su malestar con música, el personaje siempre lleva puesto un par de audífonos, los cuales son el pretexto perfecto para la aparición de canción tras canción en la cinta, lo que la convierte en un orgasmo para los melómanos.

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La obra comienza con toda la energía de la mano del punk blues de The Jon Spencer Blues Explosion y la canción Bellbottoms, una pieza con un bajo bien marcado, riffs de guitarra estilo rock y lo que parece la voz de un exquisito presentador.

¿Quiénes más componen el soundtrack? Bob & Earl y su R&B; el Soul de Carla Thomas; Dave Brubeck y su exquisito jazz; el funk no puede faltar de la mano de The Commodores e Incredible Bongo Band; el exitoso grupo de motown, Martha and the Vandellas; y para rematar el padrino del soul, James Brown.

Más que la banda sonora de una película, la selección musical es una curaduría de Edgar Wright que lleva a los espectadores de viaje por distintas épocas y estilos; un conjunto de canciones que funciona y se fusiona perfectamente, independientemente de la película.

Escucha aquí la lista completa:

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