El crepúsculo de una saga

Kristen Stewart y Robert Pattinson terminaron su relación de cuatro años a causa de la supuesta infidelidad de ella. 

Suena a otra típica historia de pareja de Hollywood que termina su noviazgo. Pero, ¿qué sucede cuando se afirma que "Bella Swan le fue infiel a Edward Cullen"? Todos los corazones se rompen en mil pedazos y la idea del cuento de hadas, del amor verdadero, perenne, puro y fiel se mancha en el revuelo de los tabloides, redes y fans.

El problema de este rompimiento –que durante semanas ha sido una de las noticias más leídas en los medios alrededor del mundo– radica en que este romance traspasó las fronteras de la realidad y la ficción

Kristen Stewart y Robert Pattinson terminaron su relación de cuatro años a causa de la supuesta infidelidad de ella. 

Suena a otra típica historia de pareja de Hollywood que termina su noviazgo. Pero, ¿qué sucede cuando se afirma que “Bella Swan le fue infiel a Edward Cullen”? Todos los corazones se rompen en mil pedazos y la idea del cuento de hadas, del amor verdadero, perenne, puro y fiel se mancha en el revuelo de los tabloides, redes y fans.

La pareja sensación de la saga de “Twilight” jamás aceptó su relación públicamente. Incluso las imágenes de los paparazzi en las que aparecen juntos durante estos cuatro años, muchas veces se clasificaron como mera publicidad. Al parecer, la joven actriz estadounidense, de 22 años, y el británico, de 26, comenzaron una historia de amor desde que se conocieron en 2008, cuando rodaron la primera parte de la exitosa franquicia cinematográfica.

Desde que se estrenó “Twilight”, la pareja del vampiro y la estudiante se convirtió en la favorita de los adolescentes. La clave de esto no era que las jovencitas se identificaran con Bella, una joven seria, reservada y de una familia disfuncional que llega a vivir con su padre a un “pueblo quieto”, sino porque todas quisieran ser lo que ella representa: la mujer a la que Edward Cullen, un vampiro de una atípica familia acaudalada, protege, ama, desea y procura.

Edward Cullen es el hombre del que, seas fanática o no de la saga, toda mujer mataría por tener. 

Un hombre guapo que lucha contra los deseos sexuales y carnales humanos con el fin de cuidar y amar a Bella. Actualmente, es uno de los íconos, si no es que EL ícono del hombre perfecto.

El problema de este rompimiento –que durante una semana ha sido una de las noticias más leídas en los medios alrededor del mundo– radica en que este romance traspasó las fronteras de la realidad y la ficción, pues Robert Pattinson no es un vampiro que brilla con el sol y Kristen no es Bella, una estudiante virginal que lucha por convertirse en vampira para estar a lado de su amado eternamente.

¿Qué mujer –adolescente o no– no se emocionó aunque sea un poco cuando él le afirma que no la hará vampiro (o suya) hasta que se convierta en su esposa? Acto seguido, le pide matrimonio con violines de fondo –a cargo de Alexandre Desplat– en medio del bosque. Perfección en su esplendor para el corazón adolescente. Pero, ¿quién le es infiel al hombre perfecto?

El hombre perfecto, ¿no es suficiente?

En 2010, Robert fue nombrado por la revista TIME como una de las 100 Personas más Influyentes en el Mundo y Forbes lo declaró uno de las celebridades más poderosas. Todo por solamente ser Edward Cullen.

Y aunque Rob no sea Edward, para los seguidores de la saga el hombre con el corazón roto actualmente es Cullen, no el británico actor.

La razón por la que Cullen es el hombre por las que todas morirían (o hasta matarían) se reduce a una simple y sencilla razón que va más allá de su linda cara: es vampiro.

Para una mujer resulta sumamente atractivo un chupasangre, pues representa lo prohibido, la cúspide de la libido y la sexualidad. 

Es una figura elegante, por lo tanto siempre adinerada. Edward resalta en la universidad por su ropa casual pero impecable, con el toque del cabello alborotado, lleva carros lujosos a la escuela de un pueblo y su piel brilla como un diamante cuando se expone al sol. 

Pero esa figura tradicional de atracción y pasión entre un vampiro y su amada cambió con esta saga; Edward es el hombre más protector y bondadoso que cualquiera pudiera conocer, sin quitarle la mínima cantidad de sexualidad que caracteriza a los vampiros. 

Tiene ese pícaro encanto con el que la saga supo convertirlo en el hombre perfecto y en una de las franquicias comerciales más vendidas.

Además, está el factor “cara”. El actor es guapo y es la principal característica por la que sus seguidoras lo idolatran. A ojo de criterio común, es galán.

Pero el mercado está enfocado en el personaje y las fanáticas están de luto por la infidelidad hacia el actor, mezclando la realidad con la ficción. Se dice mucho que es el hombre perfecto (soltero y con el corazón roto ahora), pero no es más que otro actor que rompió con su compañera actriz, ambos en sus 20s. 

Una relación que jamás se aceptó públicamente, que pendía del escepticismo al confundirse con publicidad de la saga. 

Una típica pareja abrumada por los reflectores, que vivía en Malibú cuando no se encontraban rodando partes de “Twilight” o películas cada uno por su lado.

Este es el ejemplo claro de que la “perfección” abruma, no existe y que un hombre maduro, director de cine, casado (igual de prohibido que un vampiro) también resulta tentador y atractivo.

Dejemos de hablar de Pattinson como un vampiro y del director Rupert Sanders, la manzana de la discordia y supuesto amante de Stewart, como si fueran la realidad. 

Es muy fácil caer en el dimensión desconocida de esta saga y tratarlo a él como el vampiro del corazón roto, a ella como la mujer que no supo valorar al hombre perfecto y a Sanders como el que sin ser un “Hombre Lobo” (el único que hizo tambalear el amor de Bella y Edward dentro de la saga), pudo contra la fuerza del amor incomparable.

Amor inalcanzable

Que la pareja sensación termine con un escándalo mundial, no solo opacó el divorcio de Katie Holmes y Tom Cruise, también bajó del pedestal la idea de amor verdadero.

Los medios de comunicación (sobre todo en Internet) se han encargado de bombardear a cada minuto con las actualizaciones de este rompimiento. Entre las últimas noticias están que Rob abandonó la casa que compartían, que se siente “humillado” y que el affair entre Kristen y Rupert Sanders comenzó desde el año pasado y, como era de esperarse, miles de sitios dedicados a la pareja de la ficción fueron cerrados a causa de la infidelidad. 

Incluso RuPaul, conocida drag queen, se montó en Twitter a la discusión al insinuar que ambos –Kristen y Robert– son gay y que todo se trató de un stunt publicitario. 

Por otro lado, hay quienes sugieren que el lanzamiento de la última parte de la saga, “Breaking Dawn Part II”, en noviembre próximo, peligra. 

Como era de esperarse, las redes enloquecieron y jugaron un papel fundamental desde que se destapó la noticia de la infidelidad. Cabe destacar que la mezcla entre realidad y ficción aquí está en su clímax, pues hasta en los reclamos y posts en blogs, las seguidoras revuelven los nombres de los actores con los personajes y la trama con las noticias reales. Hasta Lady Gaga opinó en Twitter sobre la tristeza de que este cuento de hadas terminara. 

¿La más afectada?

¿Quién es el (o la) más afectado en esta polémica? No es Kristen, ni Rob, mucho menos Rupert Sanders… sino –al parecer– la saga. Y en menor medida Jacob Black (Taylor Lautner), el “hombre lobo” quien está un tanto olvidado de este triángulo amoroso que traspasa las pantallas. 

También hay un factor que juega un papel clave, el escepticismo. Esto podría ser una ficha más en el ajedrez de la publicidad, pues las jovencitas que en 2008 se alborotaron con el vampiro, ahora son cuatro años mayor y el fin de la saga peligra por la audiencia (no digo que tenga menos seguidoras, pero si que el furor es menor).

Esta estrategia puede haber empezado desde los rumores del noviazgo en la vida real (nunca se aceptó fuera de los reflectores) y en la tradicional decadencia de una saga, solo las intrínsecas fans siguen al pie del cañón, en efecto, las que son verdaderas aficionadas y apasionadas de esta historia no mezclaron la vida real y siguen con la emoción de la primera entrega, a la espera de noviembre para ver el final.

Pero, ¿por qué podría ser mera publicidad? Para empezar, con Hollywood, como en la política y el amor, se puede esperar cualquier cosa.

Además, es lógico que cuando finaliza una saga, el furor venga en picada. Se le agrega que ambos actores (Stewart y Pattinson) hicieron otras películas durante estos cuatro años, que no les quitaron la etiqueta de ser las estrellas de “Twilight”, pero sí les comenzaron a dar reconocimiento por otro lado, a él con “Agua para elefantes” (2011) y a ella, con “Blancanieves y el cazador” (2012). 

Si se toma en cuenta que siempre estuvo en “secreto” el noviazgo, ¿por qué hacer público el rompimiento? 

Esta controversia tiene todos los tintes de escándalo publicitario, más si hay fotografías de por medio con Kristen cariñosa a lado de Rupert Sanders. Es claro que las fans, en su mayoría, lo tomaron a la inversa y negativamente.

En algunos medios se dijo que de solamente haberse publicado las fotos de ella y Rupert, las seguidoras (y los medios guiados por la publicidad) lo habrían desmentido, alegando que fue solamente “un abrazo” (es importante mencionar que no son sugestivas) y que son grandes amigos. Nadie habría pensado de una infidelidad, bueno, casi nadie.

Y como dijo el diario español ABC, “se les podía haber obviado (a las fans) el sufrimiento innecesario. Ahora saben toda la verdad. Odiarán a la novia de su amor imposible (Robert) para siempre. Carpetas de colegio serán descartadas y no recicladas. Sufrirá el medioambiente”.

Esto a raíz de que Stewart hizo pública su disculpa, al no poder contactar a Pattinson, lo que amplía las dudas por una posible estrategia de publicidad. Por lo general, las celebridades prefieren “privacidad” (irónico, casi sarcástico) cuando están pasando por “momentos difíciles”.

Lo único cierto es que videos de ataque y defensa, noticias a cada instante que persisten, dimes y diretes al muy claro estilo de Hollywood siguen a la orden del día.

Y el ícono del hombre perfecto sigue ahí, en las sombras de “su ataúd”, sin salir al sol ni a los medios, con “el corazón roto” y a la espera de una “fiel” doncella.

Si se analiza bien, esto puede ser un escándalo más y un vivo ejemplo de que con sagas de esta naturaleza (que involucran literatura y cine juvenil), el público adolescente mezcla la realidad con la ficción de la cultura pop, la trama con las declaraciones en medios y redes y su propia vida con la de los personajes.

En ediciones anteriores, he aludido al término “experience taking”, en el que las personas pueden llegar a cambiar cuando adoptan la identidad de los personajes, adquiriendo sus experiencias y creencias.

Se cae la heroína intachable para ser una mujer cualquiera, de carne y hueso. El galán inalcanzable está derrotado y mal amado, el villano trata de arreglar su vida por un lado y la saga sigue con su estreno pendiente, a la espera de largas filas en los cines y de lágrimas por el fin de una era.

Kristen Stewart, decepción mundial

La esposa de Rupert Sanders, la modelo Liberty Ross, también cayó en el juego de “ficción-realidad” y publicó en su Instagram una fotografía que parodia a “Blancanieves” (el dibujo animado de Disney) con una botella de alcohol, con el mensaje: “Not so pretty or so pure after all…” (“No muy bonita y pura después de todo”). Pan caliente para los tabloides, llama a encender para fans y claro, publicidad añadida a la saga, aunque sea a la inversa de la deseada por los realizadores, quienes querían el escenario perfecto, para la que era la pareja perfecta. Algunos medios recién publicaron al cierre de esta edición que ella ya perdonó a Sanders y que buscan pasar este trago amargo junto con sus dos pequeños hijos.

Pero, ¿y Kristen? El lodo sigue cayendo sobre ella (y sobre Bella por añadidura). Por lo que el ocaso sigue sobre las noticias de política y economía, al seguir siendo esta historia parte de “lo más leído” en medios internacionalmente.

Pero no todo es “crepúsculo” para Stewart. Hay fanáticas que lloran con ella, la defienden y luchan por comunicar que nunca tuvo relaciones sexuales con el director de 41 años, por lo que no es “infidelidad”. Como si llegar hasta el sexo fuera el límite. Cosa que indigna aún más a las “Team Edward” o en este caso, “Team Rob”. El “crepúsculo” de la actriz no solo es el “amanecer” de los medios, sino que ya no se tiene que preocupar por ser encasillada ni por su personaje de Bella, ni por Blancanieves, sino por el estigma de ser la “infiel” del hombre perfecto y por supuesto, por quedarse sin vampiro, ni hombre lobo y sin director maduro.

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