Reprobados en ciencias y tecnología

México prácticamente no figura entre los países que destacan por su creciente desarrollo científico y tecnológico.

Según el Ranking Mundial de Universidades por Materias que realiza Quacquarelli Symonds (QS), la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) es la única casa de estudios del país que tiene un lugar entre las mejores 100 universidades en cuanto a enseñanza de ciencia, ingeniería y 
tecnología. 

79
de 141 es el lugar que ocupa México en el Ranking Global de Innovación 2012
"El obstáculo que enfrentamos es que muchas veces regresan estos muchachos con una gran experiencia y no se pueden absorber”
Susana Lizano Doctora en Astronomía de la Universidad de California
"En Estados Unidos existen varias fundaciones que apoyan proyectos de investigación. “En México está el Conacyt (Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología) y Conacyt. No hay más”
Luis Alfonso VacaDoctor en Ciencias Biomédicas de la UNAM
"Se tiene que hacer inversión, definitivamente, pero no basta con eso (…). Hay países como Corea que invierten menos que nosotros en investigación y están mucho mejor preparados. No todo es cuestión de dinero. También es cosa de organización” 
http://www.youtube.com/watch?v=jN0-x3RtgCk

México prácticamente no figura entre los países que destacan por su creciente desarrollo científico y tecnológico.

Según el Ranking Mundial de Universidades por Materias que realiza Quacquarelli Symonds (QS), la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) es la única casa de estudios del país que tiene un lugar entre las mejores 100 universidades en cuanto a enseñanza de ciencia, ingeniería y 
tecnología. 

El ranking, publicado en el sitio TopUniversities.com el pasado 7 de mayo, revela cuáles son las 200 mejores universidades del mundo en 30 disciplinas. Se evaluaron 2 mil 858 instituciones y se tomaron en cuenta las respuestas de alrededor de 70 mil expertos académicos y empleadores de posgrado que contestaron una encuesta global.

Además, en un mapa de las ciudades líderes en investigación científica publicado el pasado 10 de abril por la revista Nature Scientific Reports, ninguna entidad latinoamericana aparece entre las primeras 100 ciudades del mundo que producen conocimiento científico en física. 

El mapa es producto de una exhaustiva investigación que evaluó las referencias científicas provenientes de más de 2 mil 307 ciudades de todo el mundo y que fueron publicadas en journals de la American Physical Society entre 1960 y 2009.

El panorama tampoco pinta bien en términos de innovación. Entre los países miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos  (OCDE), México tiene la inversión más baja en investigación y desarrollo. 

En 2009, destinó solo 0.44 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB), a proyectos de investigación y desarrollo.

De hecho, ocupó el lugar 79 en una lista de 141 países del Ranking Global de Innovación 2012 (GII, por sus siglas en inglés). Fue ubicado en la categoría de “bajo desempeño”. 

El GII, que “mide el grado en que los países y las economías integran la innovación a sus políticas de negocios y sus esferas sociales”, fue elaborado por la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual de la ONU y la Escuela de Negocios INSEAD, con sede en Francia.

En la columna que publica en el diario estadounidense The Miami Herald, el periodista argentino Andrés Oppenheimer señala que entrevistó a Soumitra Dutta, académico del INSEAD que lideró los estudios del 
ranking. 

Le comentó que “las principales razones por las que no hay países latinoamericanos entre los primeros 30 líderes en innovación —pese al hecho de que Brasil y México se cuentan entre las doce economías más grandes del mundo— están relacionadas con el ambiente político, regulatorio y empresarial de la región”. 

Pocas plazas y recursos para los investigadores

En entrevista para Reporte Indigo, Luis Alfonso Vaca, doctor en ciencias biomédicas de la UNAM, dice que un problema grave en México es que no hay fuentes de empleo suficientes para los investigadores. 

“Es un problema que vivo muy de cerca todos los días, porque alumnos míos que se han graduado conmigo de doctorado, se van al extranjero a hacer un posdoctorado en los mejores lugares del mundo (…) y cuando quieren regresar a México, no hay plazas para investigadores”, expresa. 

Entonces, los jóvenes tienen que cursar otro posdoctorado, incluso hasta dos o tres. “Después de ese tiempo, ya están más allá de los 45 años y tampoco los quieren contratar en México porque ya están muy grandes”.

Además, las plazas que existen no permiten realizar suficiente investigación. 

“Tengo un alumno que se graduó hace dos años conmigo, trabaja en la Universidad Autónoma de Querétaro, tiene una carga de enseñanza tan tremenda, que simplemente no le queda tiempo para hacer investigación”, dice. 

El también profesor titular del Instituto de fisiología Celular de la UNAM comenta que ante la insuficiencia de recursos para contratar más docentes, su alumno es el único que imparte el curso de fisiología en la Facultad de 
Medicina. 

Se trata de un programa que implica “una carga brutal académica, de a lo mejor 30 o 40 horas de clase a la semana.  Aunque lo contratan como investigador, en realidad es un maestro, no un investigador”. 

Luis Alfonso Vaca, quien vivió ocho años en Estados Unidos y dos en Alemania, dice que en ambos países existe un gran número de fundaciones privadas que otorgan fondos para hacer 
investigación. 

En Estados Unidos, por ejemplo, sus proyectos fueron apoyados por la Fundación Americana de Fibrosis Quística, la Asociación Americana del Corazón y la Fundación Nacional de Ciencia de Estados Unidos. 

“En México está el Conacyt (Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología) y 
Conacyt. No hay más”, señala.

Y el financiamiento que otorga este organismo público a proyectos de investigación “está en el orden de los 100 a 300 mil dólares, en un lapso de tres años”, menciona Humberto Nicolini, doctor en Ciencias Médicas egresado de la Facultad de Medicina de la UNAM. 

Nicolini, quien ha realizado investigación a nivel posdoctoral en universidades extranjeras, también compara a México con Estados Unidos, país que tiene “un liderazgo indiscutible en materia científica”. En ese país, el orden de los financiamientos es de 6 a 10 millones de dólares por un proyecto “idéntico”.

Escasez de investigadores e infraestructura insuficiente

Luis Alonso Vaca reconoce que en México se hace ciencia de muy buen nivel. Destaca el desempeño del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados del Instituto Politécnico Nacional (Cinvestav) y de la UNAM, así como de algunos laboratorios del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey, particularmente del área de 
biotecnología.  

“Pero somos muy poquitos investigadores”, dice. “En Estados Unidos quizá hay 20, 30 o 40 veces más investigadores de los que hay en México”. Por eso es necesario ampliar la plantilla de científicos. 

Nicolini, especializado en estudiar  la influencia de la genética molecular en los trastornos mentales, menciona que en cuanto a equipo, existe una desproporción descomunal entre México y los países que están a la vanguardia en investigación científica.

Pone como ejemplo el caso del Instituto Nacional de Medicina Genómica (Inmegen), donde solo hay un aparato de genotipificación que permite realizar el análisis del genoma completo. 

El científico dijo que en los laboratorios de genética psiquiátrica de la Universidad del Sur de California operan con tres de estos equipos.

Susana Lizano, doctora en Astronomía por la Universidad de California, en Berkeley, señala en entrevista para Reporte Indigo que el Observatorio Astronómico Nacional San Pedro Mártir, “requiere urgentemente infraestructura, mayores telescopios. Pero estamos hablando de una inversión muy fuerte, de 50, 100 millones de dólares”.

Comenta que no ha habido una inversión tan grande en el país para poder afirmar que astrónomos mexicanos han participado en proyectos internacionales similares al radiotelescopio ALMA, el observatorio astronómico más grande del mundo que comenzó a operar en marzo de este año en el desierto de Atacama, en Chile. 

Nicolini comenta que “las universidades privadas a veces dan la ilusión de que se van a subir muy bien a la estructura de enseñanza de la ciencia”. Pero al no ver en esta área de estudio un negocio a corto plazo, cometen el error de desistir “y se echan para atrás”. 

Agrega que las universidades públicas son más congruentes con la inversión en ciencia, pero lo hacen de forma incorrecta. Su visión tiende a ser más nacionalista, “de sucumbir ante las necesidades públicas en lugar de tratar de subir el estándar, formando científicos competitivos a nivel internacional”.

Y enfatiza que la carrera de ciencias no puede limitarse a políticas nacionales inadecuadas que impidan avanzar a la par del resto del mundo. 

“(…) ahí es donde empezamos a rezagarnos si no tenemos estas mismas facilidades de competitividad internacional, precisamente porque la carrera científica (…) no es una carrera que tiene una proyección para México. Es una carrera que tiene una proyección para el mundo”.

Solo la UNAM

La máxima casa de estudios de México es la única que figura entre las 100 mejores universidades que imparten carreras de ciencia, ingeniería y tecnología, según el Ranking Mundial de Universidades por Materias elaborado por Quacquarelli Symonds. Este año, ocupa el lugar 51 en disciplinas como ingeniería (química, civil y estructural), farmacología y psicología, entre otras. 

Estado educativo global
Consulta el Ranking QS completo: bit.ly/qsranksub2013

Productores de ciencia
Mapa de Nature Scientific Reports: bit.ly/natmapscities

Países innovadores
Consulta el GII completo: bit.ly/globinndex2012

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