Explican el poder que tenían las mujeres indígenas durante la conquista de Tenochtitlán
Muchos nombres han sido olvidados, otros, por desgracia se mantendrán ocultos. Sin embargo, gracias a las investigaciones de historiadores van surgiendo nuevas pistas acerca de los roles que ejercieron las mujeres durante la conquista de Tenochtitlán y que, ahora, la arqueóloga Margarita Cossich Vielman comparte
Karina CoronaHay muchas anécdotas, pasajes y personajes que han quedado fuera de la “Historia oficial” de México. Existen relatos aprendidos y aceptados, pero estos pocas veces son debatidos o cuestionados. ¿Qué hacían aquellas mujeres que nos precedieron? Es una pregunta que persiste actualmente pues, a partir del siglo XVI, se conocen solamente los textos que dejaron las plumas de hombres cronistas donde cuentan su versión de los hechos; por ejemplo, narrando que el papel de la mujer durante la conquista de Tenochtitlán, en 1521, sólo fue como esclavas o esposas.
“Llegué a las mujeres por estar buscando en Códices. En este mundo de la academia empecé estudiando náhuatl, me topé con estas mujeres y ver qué estaba pasando con ellas. Cuando las encontré en batalla y en testamentos, dije, ‘esto es algo que me interesa’, no sólo por género, sino descendencia”, explica, a Reporte Índigo, Margarita Cossich Vielman, historiadora, maestra y candidata a doctora en Estudios Mesoamericanos por la UNAM.
Descubrirlas en los archivos históricos y pictóricos amplió su espectro de preguntas académicas y personales: ¿Qué pasaría si el mundo conociera a estas mujeres, a sus hijos, sus migraciones? Lo que les implicó alejarse de su lugar de origen, estar en los combates, dónde vivieron y dónde se asentaron.
“Nos han enseñado que la mujer extraordinaria fue Malitzin, y lo fue, porque fue una esclava que llegó a estratos cerca de Hernán Cortés y de todos los líderes indígenas hombres. Tenía grandes capacidades lingüísticas y de estrategia; aprendió cinco idiomas, pero había otras que hacían lo mismo que ella. Es imposible que solamente una mujer hiciera ese papel, aunque no eran la mayoría, porque la época prehispánica era un mundo donde el poder lo ostentaba el hombre”, relata.
Margarita Cossih Vielman escribe:
Entre noviembre de 1519 y julio de 1520, durante los meses de residencia en Tenochtitlan, los españoles fueron acompañados por grupos de mujeres que habían caminado desde múltiples comunidades y por múltiples caminos.https://t.co/CiuzvCeQUA— Noticonquista (@noticonquista)
January 24, 2020
Las cinco doncellas tlaxcaltecas
La historiadora se ha dedicado a estudiar el Lienzo de Tlaxcala, en el cual encontró las grandes revelaciones que tanto había estado buscando. Entre ellas, la importancia de la alianza matrimonial entre tlaxcaltecas y españoles en 1519, con la cual se impedían las traiciones entre los reinados.
Este documento permite conocer a las cinco doncellas, representantes de la élite tlaxcalteca, que fueron dadas por sus padres y tíos a los cinco capitanes más poderosos del ejército español. De la casa de Tizatlán: Tecuelhuetzin, quien se casó con Pedro de Alvarado, y Toltequequetzaltzin se juntó con Gonzalo de Salazar; de la casa de Quiahuiztlan está Zacuancozcatl, quien se unió a Cristóbal de Olid, mientras que Huitznahuacihuatzin fue concedida a Alonso de Ávila. Zicuetzin, de la casa de Ocotelulco, se casó con Juan Velázquez de León, ambos fallecieron en la llamada “Noche Triste”.
“La más famosa es Tecualhuetzin, Doña Luisa Xicoténcatl, quien, junto a Pedro de Alvarado, pasó por Centroamérica, hasta llegar a Perú, pero fracasan y regresan a Guatemala, donde se asientan y tienen a sus dos hijas; la primera, Leonor de Alvarado, quien fue conocida como la primera mestiza en Guatemala”, comparte la especialista.
Hubo otras alianzas matrimoniales que no fueron de la élite, por ejemplo, la historiadora comparte que un tlatelolca escribió en su testamento que estuvo en todas las batallas de conquista junto a su esposa Marta, a quien nombra también como conquistadora.
Mujeres Guerreras y curanderas
“Nos dicen que las mujeres al casarse se convertían, prácticamente, en propiedad de los hombres, pero en los documentos nos damos cuenta que estas mujeres también lideraban los ejércitos y embarcaciones dando instrucciones, las vemos portando escudos, espadas y picas españolas. La investigación que tenemos del Lienzo de Tlaxcala nos ayuda y nos deja claro que ahí estaban liderando los combates”, aclara Margarita Cossich Vielman.
Por otra parte, los escritos revelan que los capitanes españoles no aprendieron náhuatl, entonces, opina, es muy probable que estas cinco mujeres hayan aprendido español, lo que permite conocer que ellas no sólo fueron traductoras igual que Malitzin, sino también intérpretes.
“Ahí les estamos dando otro rol, no sólo de la parte indígena, sino de cómo se movieron desde 1519, que empezó la alianza, hasta 1541, cuando se hace el reporte de las conquistas en el Lienzo de Tlaxcala, el cual es una historia visual de dos por cinco metros, donde los tlaxcaltecas cuentan su versión de esta y otras conquistas”, relata.
Hablar de estas cinco mujeres tlaxcaltecas permite a las y los historiadores buscar a otras más que estaban en el ejército, no sólo de españoles y tlaxcaltecas, también de texcocanos, otomíes y zempoaltecas. En todos estos grupos hubo mujeres que prepararon la comida, lavaron la ropa de los soldados o arreglaron las armas; hubo curanderas, que fueron las primeras médicas. Conocer la importancia de las mujeres ayuda a complejizar lo que fueron en realidad estas conquistas.
“Para buscar a las mujeres debemos tener pinzas y lentes para encontrarlas, pero, de que están, están. Un ejemplo que me gusta recordar es el Códice Telleriano Remensis, de mediados del siglo XVI, vemos la imagen de una mujer escriba náhuatl. Nos han enseñado desde pequeños que los hombres eran los escribas en el mundo mesoamericano, entonces, si tenemos este ejemplo, ¿por qué seguimos repitiendo que sólo ellos son los escribas?”, reflexiona.
De acuerdo con Vielman, las búsquedas desde la academia reflejan los propios intereses de los investigadores. Actualmente no son los mismos ni tienen los cuestionamientos que existían hace 50 o 100 años, que ahora se esté trabajando desde nuevos enfoques permite conocer otros pasajes de la Historia.
“No hablo del feminismo en el siglo XVI, simplemente las estoy buscando. Sé que encontrarlas nos sirve en la actualidad para darnos cuenta que existían estas mujeres, que tenían papeles muy importantes y que somos en la época moderna las que estamos reproduciendo ese discurso que ya no nos sirve para nuestro ahora”, especifica Margarita Cossich Vielman.
Discurso desde la contemporaneidad
Las personas del siglo XVI tomaron decisiones para sobrevivir y cumplir con un papel político, pero Margarita Cossich reflexiona sobre la alianza matrimonial entre Luisa Xicoténcatl y Pedro de Alvarado.
“He leído biografías de Luisa Xicoténcatl, dicen que se enamoró de Alvarado porque era un hombre hermoso, rubio, blanco, de ojos claros y me pregunto qué tanto estamos repitiendo nuestro esquema de belleza de la actualidad. Si en los documentos del siglo XVI nos relatan que él era un déspota que mataba a diestra y siniestra.
“¿Qué habrá sentido Luisa al tener a sus hijos? Uno nació en una guerra en Tututepec, Oaxaca, y el otro durante la guerra del ejército aliado de los mexicas contra los itzá y los ixil, del territorio que ahora es Guatemala, dar a luz en un medio tan bélico”, piensa.