La lágrima del Rey

Elvis Presley prácticamente hacia historia cada que se presentaba, pero el concierto Aloha From Hawaii se convirtió en uno de los más recordados de su carrera, especialmente por este momento

Es difícil imaginar a un rey llorar, lo tiene todo. Pero más difícil es verlo llorar en una transmisión de televisión en vivo y a todo color.

Por eso hasta hoy se debate entre sí esa noche de 1973 en Hawaii, Elvis Presley lloró, o simplemente era demasiado sudor en su cara. Porque es evidente que una lágrima o gota desciende sobre su mejilla.

El famosísimo Rey del Rock estaba en el nirvana de su carrera, convertido ya en una estrella inalcanzable. Tenía a un empleado exclusivamente que le pasaba toallas para secarse el sudor en cada concierto que daba. Era un Rey. 

Esa noche de enero Elvis -a mitad del concierto- anunció que cantaría la canción que él consideraba la más triste del mundo. Un clásico country de Hank Williams, que le recordaba la pálida infancia de un Rey sin dinastía previa.

I’m so lonesome i could cry, pone la piel de gallina, el propio Elvis se sacude al entonar las primeras estrofas. El concierto Aloha from Hawaii fue el primero en transmitirse vía satélite a todo el mundo, se calcula que lo vieron aproximadamente mil 500 millones de personas.

Fue la forma en que Elvis se presentó en otros países, pues nunca giró fuera de Estados Unidos, presuntamente por problemas legales de su controvertido manager, Hank Slow, mejor conocido como el Coronel Tom Parker.

Esta estremecedora pieza sería paradigmática de su vida. Tan solo cuatro años después la soledad y el exceso de medicamentos detuvieron el blues que latía en el corazón de Elvis Aaron Presley, originario de Tupelo, Mississippi.

Un blanco que se crío entre afroamericanos en las peores décadas del racismo y que se convirtió en Majestad. Qué difícil es ver llorar a un rey, pero más al Rey del Rock.

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