El amor de Guillermo del Toro por los monstruos

El cineasta mexicano dice que los monstruos son "los santos patrones de la imperfección".

Guillermo del Toro se ha convertido en uno de los orgullos cinematográficos mexicanos más grandes. El oriundo de Guadalajara se ha encargado de crear mundos fantásticos en los que a través de monstruos cuenta historias de amor y heroísmo.

Del Toro ha adaptado cómics como Hellboy y Blade II, que se han vuelto referentes del cine de fantasía. El espinazo del diablo y El laberinto del fauno son sólo algunas de sus cintas más exitosas. Hoy, el cineasta reveló el tráiler de su nueva película The Shape of Water que planteará la relación entre Elisa, una mujer muda, con un ser humanoide al que debe custodiar en un laboratorio secreto. 

A juzgar por el adelanto, The Shape of Water tiene todo para convertirse en otro clásico de del Toro. Está creada minuciosamente con una musicalización y diseño sonoro exquisito, además de un nuevo monstruo para añadir a la colección y una conmovedora historia de amor. 

El experto en efectos especiales y maquillaje ha entregado en sus películas monstruos escalofriantes y maravillosos como El Fauno, Long John (Mimic), Reaper (Blade II), Santi (El espinazo del diablo), Hellboy y el Hombre Pálido. Esta ocasión presenta a un ser que pareciera humano, ya que se para en dos pies, pero tiene algo parecido a escamas por todo el cuerpo, además de unos ojos grandes, intensos y redondos. 

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El tapatío ha revelado en varias ocasiones que sus criaturas monstruosas provienen de los seres con los que soñaba en su infancia, en especial todo lo que se imaginó hasta los 11 años. Más tarde se adentraría en las obras de realizadores cinematográficos de cine de horror y literatura de autores como H.P. Lovecraft y Forrest J. Ackerman. 

Cuando The Guardian lo entrevistó el año pasado sobre Bleak House, la exposición que recopila algunas de sus piezas y objetos de inspiración, del Toro dijo: “Amo a los monstruos de la misma forma en que la gente adora las imágenes sagradas”. 

Del Toro dice que cuando era chico fue criado en un dogma católico por lo que no podía encontrarle sentido a los impulsos de ira que sentía y que luego se complejizaron cuando creció, por lo que los monstruo significaron un escape a eso: “Sentí que a través de la figura de un monstruo había un espacio profundo para la imperfección. Los monstruos son los santos patrones de la imperfección”.

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