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Adiós al hombre, hola a lo artificial

La comunidad científica se encuentra en duelo,  pues falleció uno de sus figuras clave, Marvin Lee Minsky.

Sin embargo, su conocimiento marcará a las nuevas generaciones de investigadores, pues a pesar de tener un nombre poco conocido, la mayoría del imaginario social ha escuchado hablar de una de sus andanzas principales de vida. 

Marvin fue uno de los principales desarrolladores de la inteligencia artificial.

La comunidad científica se encuentra en duelo,  pues falleció uno de sus figuras clave, Marvin Lee Minsky.

Sin embargo, su conocimiento marcará a las nuevas generaciones de investigadores, pues a pesar de tener un nombre poco conocido, la mayoría del imaginario social ha escuchado hablar de una de sus andanzas principales de vida. 

Marvin fue uno de los principales desarrolladores de la inteligencia artificial.

Hijo de un cirujano ocular y una activista judía, vivió parte de su infancia en el b¡Barrio del Bronx, para posteriormente iniciar sus estudios formales en Harvard y Princeton, de donde obtuvo los grados de bachiller y doctorado, respectivamente.

En el Instituto Tecnológico de Massachussets (MIT, en inglés) se terminó de desarrollar como estudioso, permaneciendo en el campus hasta el día de su muerte.

Mezclando la filosofía con la ciencia

El pensamiento abstracto de Minsky le dio pie para idear el estudio y desarrollo de lo que hoy conocemos como inteligencia artificial, pero en un inicio esto funcionó para también dar paso a la invención de tecnologías como las creación de las computadoras personales y el Internet.

En 1969, Minsky publicó el libro “Perceptrons” junto a su colega Seymour Papert, en el cual se establecía el principio de una red neuronal artificial que se desarrollaba entre las décadas de 1950 y 1960. 

Y aunque esto parezca una historia de ciencia ficción, era un ensayo para explicar de manera matemática el estudio controversial en ese entonces de la inteligencia artificial.

Minsky era un creyente de la vida extraterrestre, lo cual aunado a sus estudios le acercó al cineasta Stanley Kubrick y al escritor Arthur C. Clarke. De hecho, en 1968 el científico fue consultado para uno de los proyectos más importantes de la ciencia ficción.

“2001: Odisea del espacio” muestra tanto en el libro como en la película a una supercomputadora llamada HAL 9000, la cual tomaba decisiones y hablaba con la tripulación del Discovery One. 

Minsky era un firme creyente que para ese año sería plausible que las computadoras pudieran hablar como se exponía en la ficción para el nuevo milenio.

Las emociones mecánicas

Hace 10 años Minsk publicó el libro “The Emotion Machine”, obra en la que critica las teorías populares de cómo es que funcionan las mentes humanas, ya que expone que las emociones son diferentes formas de pensar y que nuestra mente las utiliza para aumentar nuestra inteligencia.

Este trabajo es un seguimiento a su otra obra previa de 1986, “Society of mind”, en el que Minsky construye un modelo paso a paso de la inteligencia humana, a partir de interacciones de partes simples denominadas agentes, el especialista ahondaba en que las interacciones postuladas constituían una sociedad de mente, de ahí el título de esta obra.

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