El ocaso de una vida galante

Es la pregunta que nunca te has hecho: ¿qué hacen las trabajadores sexuales después de que se retiran? Las posibilidades son tan variadas como sus experiencias, pero en la Ciudad de México existe un lugar seguro al que pueden ir: Casa Xochiquetzal.

La fotógrafa francesa Bénédicte Désrus conoció esta casa, en la que habitan prostitutas retiradas y casi retiradas, cuando tuvo que tomar fotos de su fundadora, Carmen Muñoz, quien también se dedicaba a trabajar en las calles.

250
mujeres han sido asistidas en Casa Xochiquetzal
Según el último Censo de Población y Vivienda del INEGI, en el 2010 había entre 143 mil y 862 mil trabajadoras sexuales en México
https://www.youtube.com/watch?v=fLLuNYM2VUY

Es la pregunta que nunca te has hecho: ¿qué hacen las trabajadores sexuales después de que se retiran? Las posibilidades son tan variadas como sus experiencias, pero en la Ciudad de México existe un lugar seguro al que pueden ir: Casa Xochiquetzal.

La fotógrafa francesa Bénédicte Désrus conoció esta casa, en la que habitan prostitutas retiradas y casi retiradas, cuando tuvo que tomar fotos de su fundadora, Carmen Muñoz, quien también se dedicaba a trabajar en las calles.

La idea de un lugar donde estas mujeres pudieran encontrar servicios de salud, alimento y refugio, además de cursos para sobrellevar momentos traumáticos y recuperar su autoestima le provocó mucha curiosidad, así que dedicó seis años a acercarse a las habitantes de Casa Xochiquetzal y tomar fotografías. Gómez Ramos pasó dos años recolectando sus historias.

Ahora, estas imágenes y la crónica forman parte de una colección, en un libro titulado “Las amorosas más bravas”. Una fracción de sus ventas van a Casa Xochiquetzal.

La casa de las amorosas

Abrir Casa Xochiquetzal no fue tarea fácil. Según Slate, Carmen Muñoz pasó 20 años pidiendo ayuda para conseguirlo al gobierno y varias Organizaciones No Gubernamentales (ONG).

Fue hasta 2006 que el gobierno del Distrito Federal donó el edificio en el que se encuentra, así como recursos para comprar comida y servicios de salud. Las residentes son las encargadas de mantener el refugio en el día a día.

Durante sus ocho años abierto, más de 250 mujeres, de entre 55 y 86 años, han recibido asistencia entre sus paredes.

La cantidad puede parecer muy pequeña, sobre todo considerando que según el Censo de Población y Vivienda del 2010 del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), en ese año había entre 143 mil 703 y 862 mil 219 trabajadoras sexuales en México. Sin embargo, el mérito es innegable: Casa Xochiquetzal es el único refugio de este tipo en América Latina. 

Para acercarse a las mujeres que vivían ahí, Désrus comenzó a visitarlas con frecuencia.

La fotógrafa solo capturó imágenes de las mujeres que lo permitían, y así obtuvo la confianza de las demás.

“Han hecho todo y son sobrevivientes, y sus historias son realmente fuertes y positivas”, afirmó la fotógrafa.

Más información
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