A salvar el planeta del cambio climático con teatro
A través de la historia de Yari, una niña albina, y su conejo Félix, la dramaturga Berta Hiriart quiere mandar un mensaje de esperanza y amor sobre los cuidados del planeta y, así, evitar el cambio climático
Karina CoronaEl cambio climático ya es un hecho, basta con mirar el exterior para ser testigos de las consecuencias ocasionadas por la destrucción que ha experimentado la Tierra, descongelamiento de glaciares e incendios forestales por el aumento de temperaturas, son un ejemplo.
Sin embargo, aún existe mucha desinformación e incredulidad por parte de la sociedad, algo que la dramaturga Berta Hiriart quiere exponer con su obra Ojos de nube. Títeres, video y música se conjugan con el objetivo de que niñas y niños reflexionen sobre la realidad del planeta.
“A mí y a mi equipo creativo nos preocupa el cambio climático y las supersticiones que se siembran alrededor de él. También acerca de las acciones concretas y útiles para frenar esto que, como dicen los expertos, es el problema más peliagudo que tenemos ahorita como humanidad”, indica, la también directora a Reporte Índigo.
Para la dramaturga es muy importante llevar este mensaje a la juventud y a los menores de edad, pues a ellos les tocará enfrentar situaciones climáticas más difíciles, así como lidiar con las malas acciones que se han hecho hasta ahora como el desuso de los desechos. Por ello, indica, es importante actuar ya para evitar hacer más daño a la Tierra.
“Esto, claro, empieza con las decisiones de los gobiernos y empresas, pero también nos toca a cada una y cada uno de nosotros. Hay pequeñas acciones que ayudan y, como dice la primatóloga Jane Goodall, la pandemia en gran parte es por cómo nos relacionamos con la naturaleza, porque los murciélagos vivían muy tranquilos en sus cuevas, pero si vamos allá y metemos la mano, los sacamos y comemos, eso puede tener consecuencias como las que estamos viendo”, comparte.
Con Ojos de nube, que se llevará a escena en el Teatro Helénico, Berta Hiriart, junto con la compañía Los cantores del confín, busca aportar su granito de arena a través de una historia sobre el amor hacia la naturaleza.
Esta aventura será guiada por niña, pues ella vive en su mundo de libros y plantas, nutrido por Muma, bióloga que cultiva nuevos árboles, con la esperanza de que, algún día, contrarresten la sequía causada por la tala desmesurada y por el humo de las fábricas.
“A este personaje lo queremos mucho, es muy resiliente, resiste los embates y dificultades de la vida, echando mano de una acción de la que cree y me parece muy importante que se tiene que compartir como reflexión para las niñas y los niños del público”, agrega la dramaturga.
Y aunque podrían existir muchas dificultades en la vida, Berta quiere que las y los niños vean que hay maneras de remontarlas, pues no están solos.
Asimismo, a través de esta historia, desea que la juventud se acerque a la ciencia y así tenga elementos para mirar críticamente lo que hacen y dicen los demás.
“Hay gente que cree que el cambio climático es un invento, y quizá tiene intereses políticos y económicos que se verían tocados con las medidas que ayudan al planeta, y por eso vamos tan despacio con este tema tan urgente”.
“Hemos visto las calamidades que han surgido en todo el mundo, por ello es importante actuar y yo creo que no basta con crear slogans, los hay en muchos lados, pero se puede hacer más”, abunda.
Contra el cambio climático y la discriminación
Además de concientizar a la infancia sobre el cambio climático, Ojos de nube, al contar la historia de Yari, quien desde pequeña ha sido rechazada por sus compañeros al creerla “diferente”, también aborda las dificultades a las que se pueden enfrentar los albinos.
“Con esta obra aprendí de las distintas formas de discriminación que viven los albinos, de los problemas que tienen, pero hasta donde son limitantes y cuáles no. Sabemos de albinos que, aunque tienen una grave dificultad visual han hecho obras formidables, en todos los terrenos”.
“No tienen el pigmento que defiende la piel y los ojos del Sol, son personas muy vulnerables, se tienen que cuidar mucho. Pero existen en todo el mundo y en todas las especies animales, eso es algo muy interesante, no somos tan únicos, y aunque nos pueda parecer que los albinos tienen una apariencia distinta, eso no quiere decir nada en términos humanos”, aclara.
Así, a través de la historia de Yari, Berta Hiriart lleva el mensaje de que, en realidad, todos los seres humanos son distintos y nadie es perfecto. Por ello, se debe ser más abierto y solidario con las y los demás.
“Los humanos somos muy vulnerables y no sé cómo fue naciendo esta idea de que somos el centro del mundo, cuando en realidad somos unos habitantes más. Tendríamos que ponernos en nuestro lugar que corresponde y respetar a las otras especies, porque si no, nos va a ir mal a todos, tenemos que cuidar este tesoro”, expresa.
Ante las crisis que enfrenta el mundo, la dramaturga opina que se deberían de borrar las fronteras existentes entre la humanidad, generadas ya sea por el color, la raza, la nacionalidad o género, pues todas y todos tendrían que estar más unidos y así salvar la especie.
“No es que la obra quiera dar o dé una lección sobre estos aspectos, dar la lección le toca a la escuela, pero al teatro le toca ver todo esto, cómo nos afectan como seres humanos en nuestro mundo emocional, de pensamientos y acciones”, reflexiona.
El teatro infantil
La directora Berta Hiriart cree que el arte escénico dirigido al público infantil ha ido madurado en el sentido de respetar a los niños como un público inteligente.
“Las y los niños son capaces de entender muchas cosas que hasta hace poco se pensaba que no eran apropiadas para ellos, sucede que se están sumando temas relacionados con lo que nos está ocurriendo. Por eso, el teatro es, de alguna manera, un espejo de la existencia humana, no lo refleja tal cual es, de una manera artística y simbólica, el teatro va cumpliendo esta función social que tiene de abordar los asuntos que nos atañen a todos”, indica.