Simpatizantes de Rodolfo Hernández, candidato presidencial, celebran mientras escuchan resultados parciales favorables en su sede de la noche electoral en Bucaramanga, Colombia, el domingo 29 de mayo de 2022. (AP Foto/Mauricio Pinzon)

Petro y Hernández se enfrentarán en segunda vuelta para presidencia de Colombia

Con una eventual victoria de Petro, Colombia se sumaría a países de la región que eligieron recientemente a políticos de izquierda

El exrebelde Gustavo Petro y el magnate de bienes raíces Rodolfo Hernández se enfrentarán en una segunda vuelta presidencial en Colombia tras una tendencia irreversible con el 99,9% del conteo preliminar realizado por las autoridades electorales.

Con el 40,3% de los votos, Petro no logró obtener la mayoría absoluta y ahora se enfrentará el 19 de junio en un balotaje con Hernández, quien obtuvo el 28%, superando sorpresivamente al candidato de derecha Federico Gutiérrez, quien logró el 23,9%.

Este último anunció por la noche que apoyaría a Hernández en la segunda ronda. “Al saber que nuestra posición es determinante para el futuro de Colombia hemos tomado una decisión… no queremos perder el país”, dijo desde su sede de campaña en Bogotá. Añadió que no pondría en “riesgo” a Colombia ni a las familias, por lo que respaldaría a Hernández el 19 de junio.

Los resultados finales del escrutinio -en el que verifican la votación y les dan validez jurídica- se declararán días después. En Colombia históricamente los resultados del conteo preliminar han sido consistentes con el escrutinio final.
Con un discurso contra las élites y en favor de los más vulnerables, el izquierdista Petro podría convertirse en el primer presidente izquierdista de Colombia si consigue vencer a Hernández en la segunda ronda. Este giro representa un golpe para la clase política que ha gobernado el país por décadas.

“Lo que se disputa hoy es el cambio. Los partidos políticos aliados al gobierno de (Iván) Duque, su proyecto político, ha sido derrotado en Colombia”, dijo Petro ante sus seguidores al celebrar en su sede de campaña en Bogotá. “La votación total de Colombia lo que lanza es ese mensaje al mundo: se acaba un periodo, se acaba una era”, agregó.

Con una eventual victoria de Petro, Colombia se sumaría a países de la región que eligieron recientemente a políticos de izquierda, como Pedro Castillo, en Perú; Gabriel Boric, en Chile, y Xiomara Castro, en Honduras. Desde Brasil, el ahora candidato Luiz Inácio Lula da Silva ha manifestado su apoyo público a Petro, asegurando que si ambos llegan a la presidencia se unirían para “construir una América del Sur fuerte”.

Según las encuestas, Hernández sería un fuerte contendor de Petro con posibilidades de vencerlo en una segunda vuelta. Desde Bucaramanga, al noreste del país, donde fue alcalde (2016-2019), agradeció a sus electores a través de redes sociales, donde hizo la mayor parte de su campaña: “Soy consiente de la necesidad de unir al país en el camino del cambio que hoy se ha hecho evidente, contundente… No soy ingenuo frente a las resistencias que habrá contra el gobierno decidido a acabar con la corrupción”.

Hernández se convirtió en la recta final en la sorpresa electoral ante un notable crecimiento en las encuestas. “El millonario que entró a la política para no robar más”, así se describía a sí mismo en avisos publicitarios. Disruptivo y difícil de encajar en una orilla política, su bandera es la lucha contra la corrupción y la austeridad en el Estado, con propuestas polémicas como convertir el palacio presidencial en un museo y dar recompensas económicas por los avisos sobre funcionarios corruptos.

Bajo un típico cielo nublado en Bogotá, Juan David González, de 28 años, votó en el norte de la ciudad por segunda vez en una elección presidencial. “El voto sirve para cambiar el país y creo que esa responsabilidad recae mucho en los jóvenes que queremos llegar a unos estándares que nos permita tener una vida digna”, dijo a The Associated Press el licenciado en lenguas modernas.

Son las segundas elecciones presidenciales desde que el gobierno firmó un acuerdo de paz con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) en 2016, pero el divisivo acuerdo no fue un tema clave de la campaña, centrada en cuestiones como la pobreza y la corrupción.

La jornada electoral transcurrió pacífica, en la mayor parte del país. En Guaviare, al sur, fueron detonados tres artefactos explosivos en zonas rurales lejos de los puestos de votación, dejando un soldado herido con esquirlas, informó el ministro de Defensa, Diego Molano, quien señaló como presuntos responsables a los grupos disidentes de las FARC que operan en la zona.

Una eventual victoria de Petro podría introducir una nueva era política en un país que siempre ha estado gobernado por conservadores o moderados y que marginaba a la izquierda debido a la asociación percibida con el conflicto armado del país. Petro formó parte del ya desaparecido movimiento rebelde M-19 y obtuvo una amnistía luego de firmar un acuerdo de paz en 1990.

Petro buscaría financiar un amplio programa social, que incluye la educación superior gratuita, promoviendo una reforma fiscal para recaudar dinero de las capas más adineradas de la sociedad con impuestos a los dividendos y a los grandes latifundistas.

Además, aceleraría la transición energética al negar nuevas licencias para explotar petróleo, uno de los motores de la economía colombiana, y privilegiaría la producción de alimentos nacional sobre la importación. Uno de sus objetivos es renegociar el tratado de libre comercio con Estados Unidos que cumplió 10 años de existencia, un proceso complejo que tendría que ser aprobado por los congresos de ambos países. El actual presidente Duque criticó la propuesta asegurando que sería un error “sin precedentes”.

Con una relación bilateral que cumple 200 años de existencia, Colombia es considerado por Estados Unidos su aliado estratégico en la región. Aunque en años anteriores la prioridad ha sido la lucha antinarcóticos -al ser Colombia el mayor productor de cocaína en el mundo-, las relaciones se han diversificado y actualmente una coalición bipartidista de senadores impulsan en el Congreso estadounidense una legislación que fortalece la lucha anticorrupción, la protección del medioambiente, el crecimiento económico y la seguridad.

“Hay un entendimiento en el Congreso de Estados Unidos y también por parte de la administración de Joe Biden sobre que la relación no se puede quedar en temas de antinarcóticos”, dijo a la AP Camila Hernández, experta del Centro para América Latina Adrienne Arsht del Atlantic Council. “Es un momento de oportunidad para la relación bilateral, decisivo. Las elecciones podrían cambiar el rumbo de la relación, quizás enfocarlas en unos temas más que en otros”, agregó.

Un sondeo de Gallup realizado este mes mostraba que el 75% de los colombianos cree que el país va en mala dirección y apenas el 27% apoya al conservador Iván Duque. Una encuesta efectuada por Gallup el año pasado concluyó que el 60% de los entrevistados tenía problemas para llegar a fin de mes.

Los esfuerzos contra la pobreza en el país retrocedieron al menos en una década debido a la pandemia del coronavirus. Cifras oficiales mostraban que el 39% de los 51,6 millones de habitantes de Colombia vivían con menos de 89 dólares al mes el año pasado, una ligera mejora del 42,5% de 2020.

Entre tanto, la inflación alcanzó su techo de dos décadas el mes pasado. El gobierno de Duque ha dicho que la tasa del 9,2% en abril forma parte de un fenómeno inflacionario global, pero el argumento no ha calmado el descontento por los crecientes precios de la comida.

Además de los desafíos económicos, el próximo presidente de Colombia tendrá que enfrentar una compleja situación de seguridad y corrupción, una de las principales preocupaciones de los votantes.

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Cruz Roja concluyó el año pasado que Colombia había alcanzado su mayor nivel de violencia en los últimos cinco años. Aunque el acuerdo de paz con las FARC se ha implementado, los territorios y rutas de narcotráfico que controlaban los guerrilleros están ahora en disputa entre otros grupos armados como el Ejército de Liberación Nacional (ELN), una guerrilla fundada en la década de 1960, disidentes de las FARC y el cártel Clan del Golfo.

El sucesor de Duque tendrá que decidir si reanuda las conversaciones de paz con el ELN, que el presidente suspendió en 2019 tras un ataque con más de 20 muertos.

Los otros candidatos eran Sergio Fajardo, exalcalde de Medellín y candidato de la coalición de centro: el líder cristiano John Milton Rodríguez y el conservador Enrique Gómez.

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