Filipinas, un aliado menos para Estados Unidos
Al cancelar la entrada de tropas estadounidenses a territorio filipino, Rodrigo Duterte apuesta por mejorar sus relaciones con China, sin embargo, el vínculo que mantenía con Washington eliminará parte de los beneficios que tenía en materia de seguridad
Viviana BranEl Acuerdo de Fuerzas Visitantes (VFA) que permitía el libre acceso de militares estadounidenses a Filipinas ha terminado, luego de que el presidente de esa nación, Rodrigo Duterte pusiera fin a dicho pacto para crear nuevas alianzas con los gobiernos de China y Rusia.
La decisión de romper el VFA se originó después de que Estados Unidos le negara la visa al senador Ronald de la Rosa, exjefe de la Policía Nacional filipina y autor de la violenta guerra que se vive en el país contra las drogas. La decisión de romper el lazo militar con Estados Unidos no es reciente, desde la llegada de Duterte a la silla presidencial en 2016, ya se gestaban dichas intenciones.
El acuerdo firmado poco antes de la llegada del expresidente de Estados Unidos, Barack Obama, daba cobertura legal a la entrada de tropas estadounidenses para la realización de ejercicios de entrenamiento conjunto con las Fuerzas Armadas filipinas.
El pacto que fue firmado en 1999, durante muchos años le sirvió a Filipinas para disuadir la agresión china en el Mar de Filipinas Occidental, también para que recibiera asistencia en grandes desastres, para modernizar al ejército filipino, combatir el terrorismo y promover los lazos económicos no solo con Estados Unidos, sino con todos sus aliados.
De acuerdo con la información del Departamento de Estado norteamericano, la nación le ha brindado a Filipinas más de 143 mil millones de dólares en asistencia hasta antes de que se pusiera fin al VFA. Luego de los desastres que causó en la nación filipina el tifón Haiyan, la Casa Blanca apoyó con los esfuerzos de reconstrucción a largo plazo, para lo cual asignó más de 60 millones de dólares a la asistencia humanitaria y estabilización al sitio de Marawi.
Estados Unidos y Filipinas mantienen una fuerte relación comercial y de inversión, con más de 27 mil millones de dólares en bienes y servicios comercializados. Estados Unidos es uno de sus mayores inversores extranjeros y su tercer socio comercial.
Antes de concluir con el VFA, Teddy Locsin, secretario de Asuntos Exteriores de Filipinas, advirtió que romper el pacto afectaría a más de 300 ejercicios de entrenamiento conjunto que ayudaban a reforzar las capacidades de las Fuerzas Armadas y las fuerzas de seguridad de Filipinas.
Además, explicó que se perderían los recursos de información de inteligencia que las tropas estadounidenses daban a los militares filipinos para abordar los temas de tráfico de personas, ciberataques, drogas y terrorismo.
Norma Soto, internacionalista y docente de la Universidad La Salle, asegura que Duterte pudo tomar esta decisión al creer que la VFA no favorecía mucho sus intereses, ya que desde que llegó a la presidencia dijo que su forma de gobernar era muy diferente a la tradicional y que traía otras ideas en cuanto a política exterior, esto al compararlo con las políticas que fueron establecidas en los pactos entre ambas naciones desde el Siglo XIX.
La internacionalista argumenta que romper este acuerdo sí podría traerle pérdidas importantes a la nación filipina, pues era importante por las cuestiones económicas, de seguridad y la parte militar. Mantener una buena relación con los Estados Unidos significaba conservar la estructura económica que ya tienen establecida, por otro lado, al buscar un acercamiento con China, optan por crear un lazo con una nación que se está convirtiendo en una de las economías más importantes del mundo.
“Ahora que el pacto con Estados Unidos se rompió, el acercamiento con China no será fácil, pues es algo que tendrán que hacer de manera paulatina porque se están enfrentando a situaciones diferentes, por un lado, la nación china tiene pendiente el tema de la guerra comercial y en la actualidad se enfrenta al coronavirus, por otra parte, Filipinas tiene que ver si juntas funcionan bien o no, esto no será un proceso rápido”, detalla Soto.
Incertidumbre que late en Filipinas
Para que el VFA pueda terminarse, se deberá concluir un periodo de 180 días, pues durante ese tiempo se puede dar la oportunidad de que tanto Estados Unidos como Filipinas renegocien los términos para otro acuerdo tipo VFA más adelante.
A pesar de que este acuerdo hasta el momento ya es un pacto cerrado, entre la nación filipina y la Casa Blanca aún existe el Tratado de Defensa Mutua que nació en 1951 y el Acuerdo de Cooperación de Defensa mejorada (EDCA, por sus siglas en inglés), mismos que seguirán en vigor hasta que alguna de las naciones después de la ruptura no demande lo contrario.
Hasta el momento, el gobierno de Filipinas no ha mostrado interés en revocar su decisión o llegar a un nuevo acuerdo, ahora China, y en menor medida Rusia, son sus candidatos ideales: en cuatro años, Duterte se ha reunido ocho veces con su par chino, Xi Jinping, y en octubre visitó a Vladímir Putin por segunda vez. En cambio, alardea de que rechazaría una invitación a la Casa Blanca.
Para Estados Unidos, si bien la gestión de alianzas nunca ha sido un asunto fácil, esta decisión constituiría el mayor golpe para cualquiera de sus relaciones de alianza de tratados de Asia desde el final de la Guerra Fría, justo en el momento en que la nación a cargo de Donald Trump intenta reenfocarse en competencia geopolítica con grandes potencias, principalmente con China y Rusia.
Sin embargo, para Donald Trump esta ruptura hasta el momento no le causado ningún tipo de reacción, de acuerdo con especialistas internacionales sería todo lo contrario, ya que para él mantener a las tropas estadounidenses en Filipinas es destinar recursos extra.
Hoy día, la compensación que paga Estados Unidos por la retención de sus bases militares en Filipinas se cuantifica en millones de dólares cada año. Las oportunidades de empleo, la adquisición local de bienes y servicios básicos y el gasto personal de los estadounidenses asignados a las bases, son otras contribuciones económicas importantes derivadas de las presencias militares.
Ulises Granados Quiroz, profesor investigador y coordinador del programa de Estudios de Asia Pacífico (PEAP) en el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM), comenta que Filipinas puede obtener grandes ventajas de aliarse con China en el sentido de que puede obtener financiamiento para adquirir armamento para sus tropas, en la guerra, la lucha contra las drogas y contra la insurgencia.
“Filipinas va a tener una relación tensa con Estados Unidos. Por otro lado, Trump puede considerar que esto no es muy importante, sin embargo, eventualmente para el Poder Legislativo si habrá un impacto porque el país esta muy consciente de las violaciones a los derechos humanos en Filipinas y eso es algo que no podrá borrar ni el presidente Trump ni Duterte”.