Sector aeronáutico, en la mira por caso Aeroméxico
El accidente de la mayor aerolínea del país abre un nuevo capítulo en la revisión de los controles de seguridad de la industria y obliga a las autoridades a retomar la discusión de una regulación más severa
Mara Echeverría y Nayeli MezaAeroméxico es la punta del iceberg. El incidente ocurrido hace unos días con el vuelo 2431 en Durango pone de nueva cuenta los reflectores sobre el sector aeronáutico y también abre la puerta a una mayor regulación de la industria en el país.
“Los accidentes ocurren y no los podemos generalizar, pero se deben revisar los esquemas de verificación de las aerolíneas para ver qué se puede mejorar”, dice Mauricio Aguilera, secretario de prensa de la Asociación Sindical de Pilotos Aviadores (ASPA).
Aguilera comparte que el sector enfrenta importantes desafíos. Por principio, se debe privilegiar la sana competencia entre las líneas aéreas que proporcionan servicios en el país y con ello evitar una guerra de tarifas, como ya ha sucedido en el pasado.
También las finanzas de las empresas deben ser auditables y verificables, ya que forman parte de una concesión de transporte aéreo comercial.
Asimismo, se debe tener un mayor control sobre los aspectos de vigilancia y mejorar la supervisión de los procesos operativos de seguridad y de mantenimiento aéreo.
De enero a junio de 2018 se transportaron vía aérea 48.3 millones de pasajeros, un crecimiento de 7.7 por ciento con respecto al mismo período de 2017, de acuerdo con cifras de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT).
De ese total, las aerolíneas mexicanas transportaron 30.9 millones de viajeros, cifra 10.3 por ciento superior a lo reportado en el primer semestre del año pasado.
En la actualidad, Aeroméxico cuenta con la mayor participación en el mercado interno, con 28.5 por ciento, pero Volaris le sigue muy de cerca, con 28.1 por ciento.
A Interjet le corresponde 21.1 por ciento, mientras que VivaAerobus concentra 17.4 por ciento hasta junio de 2018.
Modernización necesaria
ASPA lanzó un llamado a que las instituciones que regulan la aviación civil se modernicen y consigan su autonomía con el propósito de mejorar las condiciones de las aerolíneas y de los trabajadores, con el fin de evitar otro caso como el de Mexicana de Aviación que hace ocho años se vio obligada a suspender operaciones.
Una de las propuestas en la materia es la creación de una agencia independiente de la SCT que investigue los accidentes aéreos que pudieran presentarse en el país, como sucede en Estados Unidos y Canadá.
“Ya no debe existir la Dirección General de Aeronáutica Civil (DGAC), pues la tienen en el abandono y limitada de presupuesto”, asegura Mauricio Aguilera, de ASPA.
Esta dirección depende de la SCT, y algunos de sus representantes integran la comisión que investiga el incidente con el Embraer 190 de Aeroméxico, avión que se desplomó hace unos días en Durango, por lo que la dependencia es “juez y parte” en el tema, considera José Suárez, director de la revista EnElAire.
“Es un tema que ya viene de varios años atrás y este accidente (el de Aeroméxico) ayudará a lograr que se concrete este proyecto que llevan años prometiendo”, insiste Suárez al agregar que “en México también es necesario independizar al organismo que lleva la aeronáutica civil”.
A estos puntos se suma la urgencia de modernizar a las actuales condiciones de la industria que se rigen con la legislación aeronáutica de México, que, a pesar de que ha tenido algunas actualizaciones, fue creada hace más de cuatro décadas.
El siguiente paso, adelanta Suárez, sería realizar un análisis de las tripulaciones de las empresas que ofrecen servicios aéreos en el país, pues la mayoría basan sus contratos de trabajo en esa legislación.
“Yo vería como reto verificar el estado de la legislación porque el marco jurídico es viejísimo. Habría que adecuar la ley de aviación civil, la ley de aeropuertos y los reglamentos de aviación”, manifiesta.
Visión del nuevo gobierno
Javier Jiménez Espriú, propuesto como titular de SCT, aseguró en días pasados que cuando la próxima administración entre en funciones se realizará una reingeniería de todo el sector aeronáutico del país, incluyendo la revisión de las dependencias y organismos.
Además, el siguiente gobierno buscará resolver distintos problemas de la industria, como la quiebra de Mexicana de Aviación.
Uno de los temas prioritarios en la agenda del futuro secretario de Comunicaciones y Transportes será crear una Agencia Federal de Investigación de Accidentes en el Transporte (AFIAT), promesa que se alinea con las actuales peticiones de los miembros que conforman al sector.
El secretario de prensa de ASPA califica las medidas del nuevo gobierno como “afortunadas”, ya que son benéficas en el sentido de comunicaciones y transportes, así como en el impulso de un sindicalismo democrático.
Mauricio Aguilera coincide en que las empresas que operan en el país necesitan revisiones periódicas como lo establece la ley con la finalidad de evitar incidentes como los recientes, pero por un error no se debe castigar a todo el sector.
Sin daños por accidente
En términos generales, Grupo Aeroméxico saldrá bien librado del accidente que se suscitó con uno de sus aviones en el aeropuerto de Durango la semana pasada.
“La respuesta de Aeroméxico fue la correcta. El apoyo de la empresa hacia las personas afectadas se ha visto y eso ayudará a que los usuarios no dejen de frecuentar la aerolínea”, comparte Raúl Uribe, analista de la casa de bolsa Ve por Más.
Otros factores que evitarán implicaciones negativas en el corto y mediano plazos es que desde un inicio la aerolínea que encabeza Andrés Conesa se mantuvo en constante comunicación con los afectados, sus familiares y la sociedad. Además de que el incidente, supuestamente ocasionado por fenómenos naturales, no cobró vidas humanas.
“Los reportes que se han tenido hasta el momento sugieren que la causa del accidente fue por factores climáticos y eso es algo que está fuera del control de la compañía”, refiere Uribe.
¿Turbulencia en el horizonte?
Por el contrario, Bendreff Desilus, investigador y docente de la Facultad de Negocios de la Universidad La Salle, tiene una opinión no tan optimista sobre el futuro de la empresa. Sin embargo, ante las limitadas opciones de aerolíneas con las que cuentan los viajeros en México, el especialista descarta un mayor daño
“Sí la va afectar, pero desde el punto de vista económico lo dudo porque no tenemos mucha diversidad en el país y habría que ver cómo está posicionada la competencia en la ruta donde donde ocurrió el accidente”, considera Desilus.
Poco después del desplome del Embraer 190, la empresa ubicó en el lugar a un equipo especializado para brindar apoyo a los clientes y sus familiares, desde alojamiento para quienes llegaron a Durango, atención médica, hasta apoyo psicológico y económico para gastos de primera necesidad.
El vuelo AM 2431 intentaba partir del Aeropuerto Internacional de Guadalupe Victoria alrededor de las 16:00 horas el 31 de julio pasado en condiciones climáticas adversas que afectaron la trayectoria de la aeronave durante las maniobras de despegue, de acuerdo con un informe de la empresa.
El investigador de La Salle explica que si el accidente hubiera ocurrido en un vuelo hacia un destino internacional, la historia que se estaría contando en este momento sería diferente para Aeroméxico.
“La empresa tuvo suerte de que el daño no fuera de forma directa e inmediata, por ahora, todos van a estar al pendiente de saber cuál es la causa que originó el desplome”.