Alerta política

El presidente Donald Trump está urgentemente necesitado de una victoria política, y esa victoria podría ser la terminación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN).

En un momento en el que crece la polarización entre la administración de Trump y la oposición en el Congreso, la brecha entre las posturas de negociación de Estados Unidos y sus socios del TLCAN se vuelve cada vez más evidente.

“La reapertura de las negociaciones cuenta con un riesgo político considerable”
Cécile SheaInvestigadora sénior del Chicago Council on Global Affairs
Las declaraciones de Trump confirman la tesis que mantiene el banco de inversión Goldman Sachs, de que la polarización política continuará creciendo conforme se diluye el capital político del presidente
“Personalmente, no creo que podamos llegar a un acuerdo (…) creo que en algún punto 
acabaremos por terminar el TLCAN”
Donald TrumpPresidente de Estados Unidos

El presidente Donald Trump está urgentemente necesitado de una victoria política, y esa victoria podría ser la terminación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN).

En un momento en el que crece la polarización entre la administración de Trump y la oposición en el Congreso, la brecha entre las posturas de negociación de Estados Unidos y sus socios del TLCAN se vuelve cada vez más evidente.

“La reapertura de las negociaciones cuenta con un riesgo político considerable”, dijo Cécile Shea, investigadora sénior  del Chicago Council on Global Affairs, al diario The Washington Post.

Esta semana, el presidente Trump dejó claro que su supervivencia política, marcada por un nivel de aprobación de 35 por ciento, está irremediablemente atada a una plataforma que haga eco en su base electoral.

En una visita a Phoenix, Arizona, Trump dijo que llegaría al extremo de provocar un cierre temporal de gobierno en caso de que el Congreso no incluya el financiamiento del muro fronterizo en su Ley de Egresos.

Las declaraciones de Trump confirman la tesis que mantiene el banco de inversión Goldman Sachs, de que la polarización política continuará creciendo conforme se diluye el capital político del presidente.

A pesar de que existe una negociación paralela en curso, el presidente de Estados Unidos no tiene la menor intención de dejar de usar al TLCAN como un instrumento de presión mediática.

“Personalmente, no creo que podamos llegar a un acuerdo (…) creo que en algún punto acabaremos por terminar el TLCAN”, fueron las palabras de Trump en el evento de Phoenix, reminiscente de los mítines políticos de su campaña electoral.

Reacción de serenidad

La reacción de México y Canadá fue de contención. Ambos países asumieron este episodio como una táctica de negociación del presidente estadounidense. En un comunicado del Ministerio de Relaciones Exteriores de Canadá se explicó que las palabras de Trump son parte de una “retórica caliente” que era ampliamente esperada.

Por su parte, Luis Videgaray, el secretario de Relaciones Exteriores de México, dijo que este es el estilo de negociación del presidente Trump y que México ha optado por la serenidad.

Sin embargo, el hecho de que el proceso de negociación del TLCAN esté en marcha de manera paralela, no implica que el proceso no pueda ser contaminado por el clima político que rodea a la administración de Trump.

Ayer, Robert Lighthizer, el representante comercial de Estados Unidos y un veterano técnico de ese despacho, refrendó los comentarios de Trump, su jefe político.

La reacción de los mercados contrastó con la posición de tranquilidad que intentó transmitir Luis Videgaray. El peso se había depreciado alrededor de 1 por ciento frente al dólar para la madrugada del miércoles , para después recuperar parte del terreno perdido.

Una parte importante de la prensa estadounidense y de los analistas políticos de ese país leyeron la salida de Steven Bannon, el exjefe de estrategia de la Casa Blanca, como un paso del presidente para alejarse de las posturas del nacionalismo económico y acercarse al status quo de quienes han sido denominados como “los globalistas”.

El director del Consejo Económico Nacional, Gary Cohn; el secretario del Tesoro, Steven Mnuchin y el jefe de gabinete, el general John Kelly mantienen sus puestos en la administración de Trump. A pesar de ello, el discurso de Trump en Phoenix fue considerado como un desafío directo a la agenda que estos funcionarios pretenden empujar.

Para Goldman Sachs, la polarización de un presidente que no ha podido aprobar ninguna pieza legislativa significativa es inminente. Además, a esto se suma la estrategia de obstruccionismo del Partido Demócrata, que se ha esforzado por exhibir el caos que ha caracterizado a la administración de Trump.

Trump tiene algo de razón

Por otro lado, las declaraciones del presidente Trump no necesariamente están alejadas de la realidad. La brecha entre las posturas de negociación se vuelven cada vez más amplias. Las demandas más importantes de Estados Unidos, aquellas que derivan directamente de los lineamientos de la idea de America First, han sido rechazadas de manera vehemente por México y Canadá.

Para México, la inclusión de estándares laborales homologados representa una reforma prácticamente imposible de implementar, mientras que las reglas de origen para países específicos han sido descartados como una línea roja.

Asimismo, Canadá ha reiterado que prefiere salir del TLCAN que mantenerse en un acuerdo en el que desaparezcan los paneles binacionales de arbitraje estipulados en el Capítulo 19. Esta postura choca con el argumento estadounidense de que este mecanismo de resolución de disputas es una violación fragrante a su soberanía.

En un contexto político adverso y en un proceso de negociación que difícilmente podrá resolverse de manera expedita, los gobiernos de México y Canadá entran en el que fuera el juego favorito del proceso electoral estadounidense: determinar si las palabras del presidente Trump deben ser tomadas en serio, pero no deben ser tomadas de manera literal; o si deben tomarse de manera literal, pero no en serio.

Mientras tanto, en México, la sombra de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) ya comienza a pesar sobre la dinámica de supervivencia del TLCAN. Esta semana, el presidente nacional de Morena y puntero en prácticamente todas las encuestas de cara al 2018, dijo que debería ser el nuevo gobierno el que se encargue de las negociaciones, no un gobierno débil como el actual. A raíz de esto, Estados Unidos, donde aún persiste la idea de que AMLO es un político populista, poco afín al libre comercio, podría comenzar a ser un poco más empático con México, su tercer mayor socio comercial.

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