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Las dos caras de Trump

Uno de los negocios más lucrativos de Donald Trump, el polémico magnate que busca ser candidato a la presidencia de Estados Unidos, es vender su nombre como marca.

"Para ser sincero, ya sea 9 mil millones o 3.6 mil millones (mi fortuna), no creo que haga alguna diferencia a alguien que escuche (mi) historia"
Simon Cowell Directivo de la compañía musical Sony
"No necesito el dinero de nadie… estoy usando mi propio dinero (para competir por la presidencia de Estados Unidos). No estoy usando a grupos de cabildeo. No estoy usando donadores. No me importan. Soy muy rico"
https://www.youtube.com/watch?v=dSmJh5NpVpo

Uno de los negocios más lucrativos de Donald Trump, el polémico magnate que busca ser candidato a la presidencia de Estados Unidos, es vender su nombre como marca.

A través de comentarios controversiales y su actitud retadora, una gran parte de la población estadounidense considera a Trump como un hombre de negocios exitoso y con poder. Sin embargo, en el momento en que analistas revisan en papel el estado de su fortuna y negocios, el mito del hombre parece caer por los suelos.  Tal es el caso de las cifras que difundió la semana pasada Bloomberg sobre el estimado de la riqueza de Donald Trump. De acuerdo con la investigación del medio de comunicación especializado en economía y finanzas, el patrimonio de Trump asciende hasta los 2.9 mil millones de dólares.

Aunque este monto es elevado, se encuentra muy por debajo de los 10 mil millones de dólares que el empresario afirma tener. 

Debido a que la mayor parte de la fortuna de Trump se encuentra en bienes raíces, puede ser complicado calcular de manera exacta su valor total. No obstante, nadie es tan optimista como el propio magnate ya que los cálculos más generosos como el de la revista Forbes establecen que vale alrededor de 4 mil millones de dólares.

La mentira crónica acerca de su fortuna puede explicarse con la necesidad que tiene de mantener vivo uno de sus mayores activos: la reputación.

Humilde y altanero

Donald Trump ha sido acusado en varias ocasiones de fraude y ha sido sujeto de procesos judiciales al declararse en bancarrota varias veces. En una recopilación de declaraciones bajo juramento publicada por The New York Times, se puede apreciar como el empresario asume una actitud más humilde ante las autoridades cuando es cuestionado sobre sus negocios.

En uno de los juicios llega admitir que se “equivocó” al escribir en dos libros que su fortuna ascendía a más de 9 mil millones de dólares en los noventa cuando en realidad se encontraba más cerca de los 3.6 mil millones.

También mintió cuando dijo que había recibido un millón de dólares por realizar un discurso en el 2005 cuando la verdad es que sólo fueron 400 mil dólares.

Este tipo de exageraciones le sirven al multimillonario para vender su nombre como marca en diferentes proyectos. Desarrollos inmobiliarios en Estados Unidos y México atraen clientes al venderse como negocios personales.

Pero como el mismo Trump declaró bajo juramento cuando fue acusado de fraude, la mayoría de los proyectos que realiza afuera de la ciudad de Nueva York son con licencias, es decir, mediante la venta de su nombre como marca. Es por esto que Donald Trump tiene un gran interés en mantener su reputación y que no se conozca, por ejemplo, las cuatro veces que se ha tenido que declararse en bancarrota.

Cuestión de sentimientos

Las evaluaciones que Trump realiza al valor de sus activos es uno de los temas más controversiales del magnate.

Ha llegado incluso a demandar a un periodista que se atrevió a decir que tenía menos de la mitad del dinero que proclamaba, pero nunca pudo probar la supuesta calumnia en el juicio.

Cuando la balanza se voltea y Trump es el que debe respaldar sus afirmaciones en un juicio, ha tenido que recurrir a argumentos vacíos. En alguna ocasión mencionó que la valuación de sus activos estaba ligada a cómo se sentía en el momento.

En otras palabras, en lugar de realizar estudios para determinar el valor de sus inmuebles, Donald Trump admite que recurre antes a sus sentimientos. Es así cómo se explican situaciones en las que un terreno de su propiedad pasó de valer 80 millones de dólares a 150 millones en tan sólo un año.

 

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