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La nueva maquila mexicana

La administración de Barack Obama ha deportado a más de 2 millones de migrantes desde el 2008, según estimaciones del Gobierno de México.

Independientemente de las implicaciones sociales de esta coyuntura, la repatriación masiva de mexicanos representa una oportunidad para el desarrollo de la industria de los call centers en la frontera mexicana. 

La consultora Frost and Sullivan calcula que para finales del 2014, los call centers en México contarán con más de 85 mil estaciones de trabajo.

La administración de Barack Obama ha deportado a más de 2 millones de migrantes desde el 2008, según estimaciones del Gobierno de México.

Independientemente de las implicaciones sociales de esta coyuntura, la repatriación masiva de mexicanos representa una oportunidad para el desarrollo de la industria de los call centers en la frontera mexicana. 

La consultora Frost and Sullivan calcula que para finales del 2014, los call centers en México contarán con más de 85 mil estaciones de trabajo.

La cifra aún es relativamente baja frente a los 490 mil puestos ubicados en India, y a los 250 mil situados en Filipinas. 

Sin embargo, la contratación de deportados significa una ventaja competitiva sobre los tradicionales líderes globales de este mercado. 

Un número significativo de los deportados contratados por firmas de call centers hablan inglés a la perfección y están culturalmente contextualizados con el modo de vida de Estados Unidos, donde se ubican los principales clientes de estos centros. 

Incluso, la mayoría de los migrantes deportados no hablan español, ya que cruzaron la frontera ilegalmente hacia Estados Unidos desde su infancia temprana. 

La cercanía con Estados Unidos, las competencias de comprensión cultural de sus trabajadores y los bajos costos laborales y tecnológicos vuelven a los call centers mexicanos una opción muy atractiva dentro del mercado. 

Frost and Sullivan proyecta que México contará con más de 110 mil estaciones de trabajo en este rubro para el año 2020. 

Jorge Oros, gerente de un call center en Tijuana, le dijo a Associated Press que en la ciudad existen más de 35 centros de servicio, que emplean a más de 10 mil personas. El 45 por ciento de dichos empleados son migrantes que fueron deportados desde Estados Unidos.

Al estilo americano

Los call centers fronterizos procuran crear una atmósfera de cultura estadounidense con la cual sus empleados se sientan identificados.

El idioma oficial de las firmas es el inglés, e incluso otorgan el 4 de julio y el Día de Acción de Gracias como días festivos, mientras que los asuetos mexicanos son días de trabajo normal.

El trabajo en los call centers es visto como una segunda oportunidad para migrantes deportados que en México tienen que empezar de cero.  

Hay firmas cuya política de contratación hace caso omiso de los antecedentes penales de sus aplicantes. 

Los salarios van desde los 150 dólares hasta los 300 dólares semanales, el doble de lo que ganarían como ensambladores en una maquiladora.

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Luego de vivir seis años en California, Gabriel Silva, de apenas 13, se encontró un día buscando alguna escuela en Tijuana.

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