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La ‘dulce’ guerra todavía no acaba

En medio de amenazas por parte del secretario de Economía, Ildefonso Guajardo, los gobiernos de México y Estados Unidos decidieron llegar a un acuerdo preliminar para poner fin al conflicto azucarero.

El problema comenzó a mediados de abril cuando la Coalición de Azúcar Americana presentó ante el Departamento de Comercio estadounidense una queja de dumping sobre las importaciones de azúcar mexicana.

En medio de amenazas por parte del secretario de Economía, Ildefonso Guajardo, los gobiernos de México y Estados Unidos decidieron llegar a un acuerdo preliminar para poner fin al conflicto azucarero.

El problema comenzó a mediados de abril cuando la Coalición de Azúcar Americana presentó ante el Departamento de Comercio estadounidense una queja de dumping sobre las importaciones de azúcar mexicana.

Estos productores afirman que el Gobierno de México subsidia la producción de azúcar, lo que abarata su precio y los deja en condiciones anticompetitivas cuando se importa a su país.

Por el otro lado, los ingenios azucareros nacionales niegan las acusaciones y argumentan que el problema es que los productores norteamericanos no están acostumbrados a la competencia.

La azúcar mexicana es la única que se encuentra fuera de la regulación especial norteamericana gracias a los beneficios incluidos en el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN).

Es por eso que incluso fabricantes de productos alimenticios estadounidenses, en particular golosinas, han mostrado su apoyo a México. 

Estas empresas, que utilizan el edulcorante como parte esencial de sus productos, afirman que el mercado estadounidense se encuentra en problemas por las medidas de control de oferta que ejerce el gobierno.

Drama nacional

Estados Unidos había determinado la existencia de dumping e impuso tarifas provisionales a las importaciones de azúcar mexicana.

En las últimas semanas se vivieron varias negociaciones para poner un fin a las medidas. En declaraciones a los medios, el secretario de Economía amenazó con que, si no se retiraban las sanciones, México entraría en una guerra arancelaria en la que ninguna de las dos partes ganaría.

El acuerdo anunciado el lunes deja sin efectos los nuevos gravámenes de Estados Unidos, pero necesita ser ratificado en el próximo mes para que quede en firme.

En otras palabras, la guerra entre los azucareros todavía no llega a su fin y probablemente no lo haga en el corto plazo. Destaca que peleas como estas se han vivido entre los dos países desde hace más de 20 años.

Por ejemplo, en 1997 la Cámara Nacional de las Industrias Azucarera y Alcoholera Mexicana inició el mismo tipo de investigación en contra de las importaciones de jarabe de maíz de alta fructosa proveniente de Estados Unidos.

En aquella ocasión no se tomaron medidas de represalia y los empresarios esperan que esta vez se repita la historia.

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