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El tango de Cristina

En cuestiones de política económica, la coreografía de Cristina Fernández de Kirchner, presidenta de Argentina, ha mostrado cambios significativos en los últimos meses.

En medio de un panorama económico que ha incluido una de las mayores tasas de inflación del mundo, menor crecimiento e inversión, y problemas fiscales, el gobierno de Fernández parece haber dado un giro hacia el otro lado de la pista de baile.

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Por ciento la tasa de crecimiento del Producto Interno Bruto de Argentina en 2013; en marzo el gobierno corrigió el dato que anteriormente había anunciado, que era de 4.9 por ciento
"Esta es solo una respuesta objetiva al hecho de que al gobierno se le acabó el dinero"
José Octavio BordónEmbajador de Argentina en Estados Unidos en el periodo 2003-2007
Entre los cambios recientes más notables en la política económica de Argentina están la devaluación de su moneda, la corrección de los indicadores oficiales y la reducción de los subsidios públicos
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En cuestiones de política económica, la coreografía de Cristina Fernández de Kirchner, presidenta de Argentina, ha mostrado cambios significativos en los últimos meses.

En medio de un panorama económico que ha incluido una de las mayores tasas de inflación del mundo, menor crecimiento e inversión, y problemas fiscales, el gobierno de Fernández parece haber dado un giro hacia el otro lado de la pista de baile.

Estos cambios han incluido una devaluación del peso argentino, alteraciones en el cálculo oficial de la inflación, acuerdos alcanzados en disputas con inversionistas, y recortes a subsidios importantes. 

Los mercados han recompensado estas decisiones, ya que se ha visto un alza en los precios de los bonos argentinos. 

Sin embargo, algunos expertos se preguntan qué ha motivado al gobierno argentino a implementar las reformas a las que tanto se ha resistido en el pasado.

El Financial Times reporta que José Octavio Bordón, embajador de Argentina en Estados Unidos durante la presidencia de Néstor Kirchner, no considera que ha habido un cambio ideológico genuino en el gobierno. 

“Esta es solo una respuesta objetiva al hecho de que al gobierno se le acabó el dinero”, indicó Bordón.

El fin de la bonanza en los precios de los commodities que se ha vivido durante la última década ha jugado un rol clave en los actuales problemas fiscales de Argentina. 

Mientras que los altos precios en estas mercancías llevaron a Argentina a una tasa de crecimiento económico promedio de 7.2 por ciento entre el 2003 y el 2011, el año pasado el crecimiento fue de tan solo 3 por ciento.

Pero además de esto, Bordón indica que Fernández puede tener motivaciones más individuales en mente, buscando evitar problemas económicos para asegurar su futuro político después de que su actual mandato concluya en el 2015. Actualmente, la tasa de aprobación popular de Fernández es de tan solo 30 por ciento.

Aunque Fernández no puede ser presidenta por tres periodos consecutivos, puede volver a participar en elecciones presidenciales después de un periodo intermedio. 

De esta forma, Fernández seguiría los pasos de Michelle Bachelet, quien volvió a la presidencia de Chile después de un intermedio de cuatro años.

Los cambios de Cristina

Entre los cambios recientes más notables en la política económica de Argentina están la devaluación de su moneda, la corrección de los indicadores oficiales y la reducción de los subsidios públicos.

Mientras que antes el banco central del país intervenía en el mercado, a través de la compra y venta de dólares, para mantener el tipo de cambio, en enero de este año se cambió de curso, dejando que el peso sufriera su peor devaluación en más de una década. De entonces a la fecha, el peso ha perdido casi el 15 por ciento de su valor frente al dólar.

Además, el gobierno ha alterado los indicadores oficiales de inflación y crecimiento para reflejar más fidedignamente la realidad reportada por el sector privado y organismos como el Fondo Monetario Internacional. 

En febrero, cuando el gobierno reportó que la inflación durante enero fue de 3.7 por ciento, los medios y los analistas tomaron esto como una admisión de que el gobierno había estado manipulando los datos anteriores, algo de lo que había sido acusado desde el 2007. 

El rediseño del índice de precios al consumidor fue elogiado incluso por figuras críticas del régimen de Fernández.

El gobierno también corrigió, en marzo, la tasa de crecimiento económico correspondiente al 2013. Aunque antes había dicho que fue de 4.9 por ciento, la redujo a 3 por ciento. 

Esto implicó, además, que el gobierno se ahorró 3.5 mil millones en el pago de bonos asociados al Producto Interno Bruto, que hubieran tenido que pagarse si el crecimiento rebasara el 3.2 por ciento.

A esto hay que agregar el anuncio, también en marzo, de un recorte de 20 por ciento en el subsidio público a los servicios de gas natural y agua. 

Con esto se ha reducido un estímulo que había sido uno de los pilares de la política económica argentina de la última década.

La ayuda de México

Otro de los cambios recientes en la política del gobierno argentino ha sido el buscar resolver las disputas que sostiene con algunos de sus acreedores. En esto, Argentina ha recibido el apoyo de otra economía latinoamericana: México.

En marzo de este año, México, Brasil, Francia y el ganador del Premio Nobel en Economía, Joseph Stiglitz, dieron su apoyo a Argentina en una disputa que se discute ante la Suprema Corte de Estados Unidos. 

El caso involucra una disputa con aquellos acreedores que no aceptan la reestructuración de la deuda Argentina, que resultó de su caída en el incumplimiento de pagos en el 2001. 

Estos acreedores demandan un pago completo de las obligaciones argentinas que poseen, que rebasan los 1.3 mil millones de dólares.

Argentina espera que la Suprema Corte revierta una decisión de una corte menor, que la obliga a pagar el monto de la deuda por completo. 

De lograrlo, el país avanzaría en su misión de restaurar sus relaciones financieras con la comunidad internacional y podría volver a atraer a la inversión extranjera.

 

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