El alto costo del sobrepeso
Aunque nos avergüence aceptarlo, México es el país con mayor cantidad de personas con sobrepeso, y eso le pasa la factura a nuestra economía.
El sobrepeso y obesidad causan un alto gasto público en atención médica, pérdida de productividad y mortalidad prematura.
Los índices de sobrepeso y obesidad se han triplicado desde los registros de 1980, en donde hoy en día, de cada 10 mexicanos, siete tienen unos kilos de más, lo que significa un 39.5 por ciento de la población con sobrepeso y un 31.7 por ciento de la población con obesidad.
Carlos Gonzálezhttps://www.youtube.com/watch?v=zmFbxLk9znU
Aunque nos avergüence aceptarlo, México es el país con mayor cantidad de personas con sobrepeso, y eso le pasa la factura a nuestra economía.
El sobrepeso y obesidad causan un alto gasto público en atención médica, pérdida de productividad y mortalidad prematura.
Los índices de sobrepeso y obesidad se han triplicado desde los registros de 1980, en donde hoy en día, de cada 10 mexicanos, siete tienen unos kilos de más, lo que significa un 39.5 por ciento de la población con sobrepeso y un 31.7 por ciento de la población con obesidad.
Cabe recalcar que hay diferencias entre obesidad y sobrepeso. Se les considera con sobrepeso a aquellas personas que tengan alrededor de unos 5 kilos de más, lo que sería aproximadamente un índice de masa corporal de 25 hasta los 30, mientras que una persona es considerada obesa cuando su índice de masa corporal es mayor a los 30.
Por lo que no es lo mismo aquella persona un poco pasada de peso por algunos 6 kilos, a una persona obesa con 20 kilos arriba de su peso ideal.
Enfermos por inactivos
De acuerdo con la Encuesta Nacional de Salud de Estados Unidos, esto hace que ese país siga siendo el que tiene mayor cantidad de obesos en el mundo. Mientras que México es el país dentro de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE) con mayor cantidad de obesos y de personas con sobrepeso en conjunto.
El saber que México no es la nación con mayor índice de obesidad, no nos exenta de problemas. Nuestra mala alimentación es el factor principal que causa este tipo de consecuencias.
Actualmente somos el país con mayor consumo de refrescos en el mundo, con un promedio de 163 litros por persona al año.
También tenemos la mala costumbre de consumir alimentos con una gran concentración calórica, debido a los productos de cocina exprés, los alimentos procesados y los servicios de comida rápida. De la misma manera, la ociosidad es muy común en México, pues en su mayoría, la población no se ejercita.
Según la Organización Mundial de Salud (OMS), 6 de cada 10 personas no practican alguna actividad física; un 36 por ciento de los hombres no procuran el deporte, y en las mujeres hay un 38 por ciento de inactividad.
“Más de la mitad de los adultos observa una actividad insuficiente. En las grandes ciudades, la inactividad es un problema aún mayor. La urbanización ha creado factores ambientales que desalientan a cualquiera a dejar sus sillas de trabajo”, refiere la OMS en un reporte sobre el tema.
De la misma manera, tenemos como país el récord de mayor índice de obesidad infantil, en donde 1 de cada 4 infantes es un niño obeso.
Una persona severamente obesa es propensa a morir aproximadamente 8 años más pronto que una persona con el peso ideal respecto a su edad y estatura.
La obesidad contribuye a la posibilidad de padecer algún tipo de enfermedad. En México, 8 de cada 10 muertes son ocasionadas por una Enfermedad Crónica No Transmisible (ECNT); un 13 por ciento de estas enfermedades son por diabetes, y un 14 por ciento por algún tipo de cáncer, y ambas son consecuencia directa e indirecta de la obesidad.
Economía adolorida
El problema de la obesidad no es simplemente un factor de salud, ni mucho menos estético, es una problemática que afecta negativamente a la economía del país.
México ocupa actualmente el sexto lugar a nivel mundial en diabetes y todo indica que vamos escalando lugares conforme pasan los años. Cada par de horas, cinco personas fallecen por algún tipo de diabetes.
México gasta 7 mil millones de dólares anuales para tratar la diabetes, y se estima que esta cifra se duplicará para el 2020. Por cada 100 pesos utilizados en las instituciones de salud privadas y públicas, se dirigen 52 pesos directo a la diabetes.
Por mencionar algunas instituciones, para el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), el impacto específico que se dedica a tratar la diabetes es de 30 pesos por cada 100 utilizados, lo que significa un costo anual de alrededor de los 452 millones de dólares.
Mientras que el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE) estima un costo anual de 7 pesos a la diabetes por cada 100 de operación.
El verdadero problema económico no recae en los costos directos para tratar la diabetes, sino todo lo que repercute en las consideraciones sobre el costo indirecto.
En promedio, de la cantidad total que se utiliza, solo un 30 por ciento se destina a la atención médica, mientras que un 70 por ciento es destinado a la pérdida de productividad y mortalidad prematura.
Los empleados que son temporalmente discapacitados debido a problemas de diabetes, son un costo muy alto para la sociedad, pues no solo afecta lo que las instituciones gastan, sino que también retrasan la producción empresarial.
La Federación Internacional de Diabetes (IDF) muestra algunos datos preocupantes para la situación mexicana con respecto a la obesidad y sus consecuencias.
Más de 371 millones de personas en el mundo tienen diabetes, y se estima que para el 2030 esta cifra habrá crecido hasta los 552 millones.
No solamente el estimado de vida de una persona con diabetes disminuye, sino que su calidad de vida también lo hace, y la mitad de las personas con diabetes no están consientes de su condición hasta que es demasiado tarde.
Por otra parte, al año 78 mil niños desarrollan diabetes tipo 1; la mayoría de las personas con diabetes tiene entre 40 y 59 años de edad, y la mitad de las muertes por esta enfermedad ocurre en las personas menores a los 60 años.
El gobierno mexicano, a través de la Secretaría de Salud, tiene la responsabilidad de promover una estrategia para cambiar la alimentación de la población, pues en las sociedades más pobres no se consumen frutas y la presencia de verduras es casi nula, pero nunca falta la comida chatarra y un buen refresco para acompañar.