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Austeridad: llegó para quedarse

La Secretaría de Hacienda y Crédito Público está preparando el terreno para un escenario de bajos ingresos petroleros en 2016. 

En el marco de las reuniones de primavera del Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial en Washington D.C., Luis Videgaray, titular de la Secretaría de Hacienda, expresó  reiteradamente en sus intervenciones públicas que México cubrirá las exportaciones petroleras para hacer frente a los precios bajos del siguiente año.

"Los mexicanos tenemos que ajustarnos ante una nueva realidad (...)tenemos que reaccionar ante este fenómeno (...) con responsabilidad y entender que no estamos enfrentando una situación transitoria"
Luis VidegaraySecretario de Hacienda y Crédito Público

La Secretaría de Hacienda y Crédito Público está preparando el terreno para un escenario de bajos ingresos petroleros en 2016. 

En el marco de las reuniones de primavera del Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial en Washington D.C., Luis Videgaray, titular de la Secretaría de Hacienda, expresó  reiteradamente en sus intervenciones públicas que México cubrirá las exportaciones petroleras para hacer frente a los precios bajos del siguiente año.

Banco de México señala que la actividad petrolera representó en el 2014 el 10.8 por ciento de las exportaciones, el 4.7 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) y el 30.6 por ciento de los ingresos públicos.

Analistas concuerdan en que después de la aprobación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, la estructura económica de México se ha vuelto cada vez menos dependiente de su actividad petrolera. Esto se debe a la diversificación que ha dado paso al desarrollo de nuevas industrias como la automotriz. El diario Financial Times apunta que México sobrepasó a China en 2013 como el mayor receptor de inversión extranjera directa de la industria automotriz.

La apuesta gubernamental se sitúa en el mantenimiento de la estabilidad macroeconómica, en la implementación de las reformas estructurales y en un crecimiento basado en las exportaciones. La creciente recuperación de Estados Unidos es señalada por economistas como uno de los factores más relevantes que podrían impulsar la expansión de México, el país con más tratados de libre comercio en el mundo.

Sin embargo, el proyecto económico de México se ve amenazado por la fragilidad de sus finanzas públicas. El economista Ricardo Reyes Heroles argumentó en un artículo de la revista Nexos de 2013 que la reforma fiscal significó el viraje del país hacia un modelo donde el gobierno adquiere un papel preponderante en el impulso del crecimiento económico y la inclusión social.

La dramática caída de los precios del petróleo iniciada a mediados del año pasado motivaron un recorte al gasto público de 0.7 por ciento del PIB equivalente a 124 mil millones de pesos. La medida se tomó considerando que se aseguró un precio de 79 dólares por barril de las exportaciones petroleras a través de las coberturas.

Para 2016, la Secretaría de Hacienda también tiene previsto realizar un recorte de 135 mil millones de pesos. Pero los pre criterios de política económica de la dependencia estimulan un precio petrolero promedio de 55 dólares por barril. 

Luis Videgaray advirtió que es poco probable que los precios vuelvan a niveles cercanos a 100 dólares por barril. Durante su última intervención pública aseguró que el precio de la mezcla mexicana se ha estabilizado entre los 40 y los 50 dólares, donde espera que permanezca durante el resto del año.

Por si fuera poco, la producción petrolera mexicana ha decrecido fuertemente en la última década, lo que se traduce en un impacto adicional a las finanzas públicas. En el 2004, se produjeron 3.3 millones de barriles diarios promedio. La cifra del pronóstico oficial para el 2015 es de apenas 2.2 millones de barriles diarios promedio.

La prioridad de política económica de hacer del gobierno el impulsor principal del crecimiento ha desaparecido.  La coyuntura de altos niveles de volatilidad financiera y variación en el tipo de cambio han hecho de la estabilidad macroeconómica la máxima prioridad.

Durante su gira por Washington, Videgaray dijo que México cuenta con un mejor perfil que otros países emergentes para enfrentar la volatilidad. La diferenciación del país respecto a sus contrapartes emergentes ha sido reconocida en los foros internacionales.

Sin embargo, el costo yace en una menor flexibilidad de acción de política pública ya que Hacienda prometió reducir el déficit fiscal sin elevar impuestos.

Videgaray asegura que esta línea de política, aunada a la contratación de coberturas petroleras y al mantenimiento de una línea de crédito de 70 mil millones de dólares con el FMI  son elementos de protección y medidas prudenciales.

El funcionario declaró al diario The Wall Street Journal que la turbulencia cambiaría significa la preocupación más recurrente para la economía mexicana. Mientras que el gabinete económico dirige una defensa ante el complicado panorama global, el país continúa padeciendo tasas de bajo crecimiento.

Efecto retardado

El gran salvavidas económico mexicano todavía no se vislumbra en el horizonte. Videgaray también afirmó el fin de semana que el efecto de las reformas no es inmediato.

La administración del presidente Enrique Peña Nieto inició con un agresivo plan de reformas estructurales que fue aplaudido por la mayoría de los analistas. Sin embargo, su implementación ha pasado por más dificultades de las previstas y algunas incluso ocasionaron efectos opuestos a los esperados.

Ahora el discurso oficial pasó de tener tintes triunfalistas a ser más conservador. Las declaraciones de Videgaray el fin de semana no son las primeras de su tipo. En otras ocasiones el secretario a recalcado que se le debe tener paciencia a las reformas.

Las reformas son las bases para un mayor desempeño sostenido a largo plazo.

Pero para otros el problema no es de tiempo ni de confianza. Representantes de la inversión privada mexicana han expresado su descontento con la forma en la que se realizaron algunas reformas, sobre todo la fiscal.

De acuerdo con los empresarios, el aumento de impuestos frenó el consumo interno y provocó un frenón económico.

Y si bien la reforma energética es la que cuenta con las mayores expectativas para impulsar el crecimiento, que su aprobación haya coincidido con el desplome del precio del petróleo le ha restado fuerza y tendrá menos impacto.

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