No hay imagen disponible

Adictos a la deuda

México no ha podido resistirse a la tentación de la deuda, la cual ha crecido a pasos agigantados en los últimos años.

Un reporte de la consultora McKinsey & Company muestra que entre 2007 y 2014, la deuda total (pública y privada) de México creció casi 70 por ciento, con un incremento de 30 puntos porcentuales en la proporción que ocupa dentro del Producto Interno Bruto (PIB) del país.

60
por ciento del monto total de la deuda mexicana, es decir el equivalente aproximado a 44 por ciento del PIB, corresponde a las obligaciones del sector público

México no ha podido resistirse a la tentación de la deuda, la cual ha crecido a pasos agigantados en los últimos años.

Un reporte de la consultora McKinsey & Company muestra que entre 2007 y 2014, la deuda total (pública y privada) de México creció casi 70 por ciento, con un incremento de 30 puntos porcentuales en la proporción que ocupa dentro del Producto Interno Bruto (PIB) del país.

Más de la mitad de este incremento corresponde a un aumento en la deuda pública del país, seguido por la deuda corporativa (a excepción del sector financiero). En comparación, la deuda de los hogares mexicanos vio un pequeño incremento y la deuda de las instituciones financieras mexicanas se redujo marginalmente en proporción al PIB.

En esto cabe recordar que más de la mitad de la deuda total de México corresponde a las obligaciones del sector público, que representan el 44 por ciento del PIB del país.

Sin embargo, a un nivel total de 73 por ciento del PIB, México es el sexto país con el menor nivel de endeudamiento relativo a su economía dentro de los 47 países analizados por McKinsey. El endeudamiento mexicano también es menor que el promedio de las economías desarrolladas (280 por ciento del PIB) y emergentes (121 por ciento del PIB).

Sin embargo, esto no quiere decir que la situación no represente un riesgo para el país.

Un alto nivel de deuda históricamente es asociado con una reducción en el crecimiento económico de un país, ya que más dinero tiene que ser dedicado al pago de obligaciones en lugar de a la inversión o al consumo. Además, un mayor nivel de deuda aumenta el riesgo de que una crisis financiera será más profunda y resultará en una recesión.

México no está solo en su adicción, ya que el nivel de deuda creció en 41 de los 47 países analizados por McKinsey durante los últimos siete años. Es por esto que la deuda del mundo pasó de ocupar 246 por ciento del PIB global en el año 2000 a 286 por ciento hoy en día.

Preocupantemente, en los últimos siete años la tasa de crecimiento anual compuesto de la deuda global fue de 5.3 por ciento, más del doble de la tasa de crecimiento económico promedio que el mundo experimentó durante el mismo periodo.

Este comportamiento sorprende a los expertos, ya que se esperaba que posterior a una crisis financiera y económica que fue empeorada por el alto nivel de endeudamiento, la deuda total del mundo se reduciría.

En lugar de esto, entre 2007 y 2014 el mundo agregó 57 billones de dólares a su endeudamiento total, un incremento de 17 puntos porcentuales en su relación con el PIB global.

Tentación irresistible

Expertos como Robert Shiller, ganador del Premio Nobel en Economía en 2013, han señalado que los niveles de las tasas de interés que se han mantenido posteriores a la crisis del 2008, a bajos históricos en países como Estados Unidos y México, han vuelto extremadamente barato y atractivo el crédito.

La revista The Economist reporta que además de esta política monetaria extremadamente laxa, las políticas fiscales en muchos países (la mayoría economías desarrolladas, aunque también es el caso en México y otros emergentes) también incentivan el endeudamiento.

Esto se debe a que los pagos de intereses sobre los créditos hipotecarios son deducibles de impuestos para los hogares, mientras que los pagos de intereses son deducibles contra los ingresos gravables de las empresas.

Estas políticas no sólo reducen significativamente la recaudación fiscal en el mundo, sino que además incentivan situaciones indeseables. 

Un ejemplo de esto es el comportamiento de inversionistas que se endeudan para invertir en propiedades inmobiliarias, empujando sus precios hacia arriba y alimentando burbujas, en lugar de colocar su dinero en activos productivos. Otro más es el que quienes reciben la mayor parte de estos beneficios son los más ricos, lo cual empeora la desigualdad global.

Romper la adicción

Organismos como la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) y el Fondo Monetario Internacional (FMI) han advertido que economías como México deberían actuar ahora para reducir el riesgo que su mayor nivel de deuda representa.

The Economist también recomienda actuar ahora, cuando los beneficios de los subsidios fiscales a la deuda son menores debido a las bajas tasas de interés, para corregir las distorsiones económicas causadas por el endeudamiento.

El reporte de McKinsey indica que lo ideal sería remover estos subsidios gradualmente, tanto en el sector inmobiliario como en el empresarial, aplicando otras medidas como reducciones en las tasas de impuestos para volver este cambio neutral en la recaudación fiscal y en el crecimiento económico de los países que opten por este cambio.

 

Te puede interesar